Se marchó por el que no pudo y por el que no se atrevió. Por una hermana, un hermano, un hijo o una hija. Por el matrimonio igualitario, la adopción homoparental o el cambio de nombre. Cientos de personas lesbianas, gais, bisexuales, trans, intersexuales y queer (LGBTIQ+) se movilizaron este domingo 2 de julio en Caracas en reclamo de sus derechos.
La multitud comenzó a concentrarse en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda a las 8:00 am, aunque otro grupo importante se ubicó en los espacios de Parque Cristal. El momento reunió a personas de todas las generaciones con un único objetivo: lograr que se garantice el acceso a una vida digna y que se cumplan las garantías que establece la Constitución.
En las escaleras del icónico edificio azul estaba Marilith Cañizalez sosteniendo un cartel con un mensaje entrañable, hecho con letras de los colores del arcoíris: “Abrazos de mamá”. Asistió a la convocatoria en apoyo a las personas LGBTIQ+, pero especialmente para demostrárselo, aún más, a su hija, que se declaró lesbiana.
“Si amas a tu hijo, apóyalo”
Recordó que cuando su hija le contó sobre su sexualidad en ningún momento manifestó rechazo, discriminación o crítica. Y, basada en su experiencia, aconsejó a los padres: “Sepan escuchar, esto no tiene nada de malo. Es algo que debe ser entendible, forma parte de la vida. Y hay algo muy importante: mientras critiques a tu hijo, mientras lo rechaces por su preferencia sexual, agravarás su situación psicológica y (tu hijo/a) no se sentirá bien. Si amas a tu hijo, apóyalo”.
La movilización se inició pasadas las 12:00 pm, cuando ya se registraba un gran número de personas y las organizaciones estaban listas para avanzar. Los asistentes —algunos de ellos procedentes de los estados Lara, Carabobo, Portuguesa, Aragua, Zulia y Bolívar— caminaron por el tramo hacia el oeste de la avenida Francisco de Miranda, y bajo un sol que se intensificó pese a que en las primeras horas de la mañana el tiempo estuvo nublado.
Una multitud sexodiversa
Al menos una docena de vehículos, algunos de ellos con plataformas y adornados con globos y banderas multicolor, iban lentamente con la multitud. Allí se trasladaron drag queens —con maquillajes y extravagantes trajes que deslumbraban desde lo alto— que bailaban y saludaban a todo el mundo, deejays que ponían música para alegrar a los caminantes y activistas que, a través de enormes cornetas, animaban el recorrido y hablaban de la importancia del reconocimiento de los derechos humanos.
“Es importante que hagamos este tipo de actividades que demuestran interés en la defensa de nuestros derechos. Y también es una manera muy pacifista y proactiva de conocer más personas, de sentirnos más seguros en la sociedad porque no es un secreto que existe un tabú con este tema”, declaró Jade Batista, de 23 años de edad, a este medio.
“Siempre fui libre”
Era la segunda vez que Jade, quien llevaba un top hecho con una pañoleta multicolor y quien tenía el arcoíris sobresaliendo de sus párpados, asistía al pride en Caracas. Aseguró que está consciente de que Venezuela es un país que está muy retrasado en materia de derechos humanos. Y reconoció que este es un proceso que debe darse paso por paso y que deberán seguir alzando sus voces hasta que tengan el reconocimiento que por años han exigido.
“He tenido el privilegio de nunca tener que ocultarme en el clóset, nunca salí del clóset, yo siempre fui libre, siempre fue ‘esta soy yo, si te gusta bien y si no, por la puerta de atrás y por la sombrita’. Me considero lo suficientemente fuerte para no dejarme llevar por el qué dirán. Y jamás me ha importado la opinión de otra persona”, manifestó la joven, que se identificó como bisexual.
La gente disfrutaba, a pesar del largo trayecto, de esta convocatoria que se ha vuelto imprescindible para visibilizar las vulnerabilidades de la población LGBTIQ+.
El punto de llegada era Zona Rental, donde se dispuso una tarima para los shows y las presentaciones programadas, porque la celebración continuaría hasta horas de la noche. Al llegar la marcha a Plaza Venezuela, ya pasadas las 3:00 pm, hubo una parada necesaria frente a la sede del Consejo Nacional Electoral, que se prolongó por más de media hora.
Exigen al CNE cumplir la ley
Los activistas esperaron durante todo ese tiempo que Carlos Manrique, representante de ese organismo, los atendiera a las afueras del edificio. Le entregaron un documento en el que pidieron que se les respeten sus derechos, con especial énfasis en el reclamo del cumplimiento de la Ley de Registro Civil, que contempla el cambio de nombre.
En el próximo mes de septiembre se cumplirán 14 años desde que el artículo 146 de esa norma es aplicable para las personas trans. Las instituciones, sin embargo, no la cumplen.
“¡Ni más, ni menos, iguales derechos!”, decía en consigna la multitud mientras Manrique recibía y firmaba la misiva y se comprometía a entregarlo a sus superiores. Algunos, en el sitio, manifestaron su disconformidad por las deudas políticas.
Un Estado “transfóbico”
“Hemos perdido compañeras, compañeros y compañeres que se han suicidado, que los han asesinado y que se han ido de Venezuela. Si en 2009, cuando se modificó el artículo 146, hubiésemos actuado, habríamos sido el primer país en Latinoamérica, antes que Argentina, en lograr el cambio de nombre. La transfobia del Estado ha imposibilitado la identidad de las personas trans”, dijo a la prensa el activista trans Paul Martucci, presidente y fundador de la organización Trascendiendo fronteras.
“Venimos a ratificar que ese avance que hemos tenido no se puede paralizar, que debe concretarse en un decreto, en una gaceta, para hacer cumplir el cambio de nombre de quien lo necesite, para todo aquel que lo quiera”, añadió la activista Ismary Matute, comisionada nacional de la juventud sexodiversa del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Aclaró que el documento no solo trata del cambio de nombre de las personas trans, sino del reconocimiento de las familias conformadas en diversidad, de mujeres lesbianas, de hombres homosexuales, de parejas trans. Actualmente, enfatizó, hay muchas familias en Venezuela que merecen respeto, protección y todas las garantías, sin discriminación.
“Celebrarse es una forma de resistencia”
Yendri Velásquez, del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ, manifestó que exigen sus derechos como cualquier otra persona. Pero que también se celebran porque hacerlo, en un contexto de violencia y de discriminación, es una forma de resistencia.
Estas actividades, afirmó el activista a El Nacional, acercan a las personas LGBTIQ+ a sus objetivos de la lucha contra la segregación y ayudan a desmontar los prejuicios que existen en la sociedad venezolana. Aseguró que también sirven para presionar a las instituciones para que asuman su responsabilidad de garantizar los derechos.
“No habrá avances reales y efectivos hasta que los gobiernos y las instituciones generen políticas y reformas en las leyes orientadas a la no discriminación y con una perspectiva real de derechos humanos”, expresó Velásquez.
Discurso de odio hoy, asesinatos de mañana
“Y debemos recordar que los discursos de odio de hoy son los asesinatos por prejuicios del mañana. Las reivindicaciones en las marchas del orgullo, la visibilidad, siempre son una forma de acercarnos a lo que queremos: una sociedad libre de discriminación”, dijo.
Frente a la tarima en Zona Rental, los asistentes se aglomeraron. Bailaban y cantaban felices las canciones que ponían los deejays. Era casi imposible caminar entre ellos. Olía a sudor y el cansancio era perceptible, pero también se sentía la alegría de haber logrado, por un año más, que Venezuela recuerde que hay miles de personas que merecen ser escuchadas, reconocidas y respetadas. Por las autoridades y por todos.
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