En Venezuela se registraron 418 ataques e incidentes de seguridad contra defensores de derechos humanos en el primer trimestre de 2024, 85% más con respecto al mismo período de 2023, cuando se documentaron 226 casos, informó este lunes la ONG Centro para los Defensores y la Justicia (CDJ).
«Durante el primer trimestre de 2024 se profundizó el cierre del espacio cívico y democrático, en el marco de un contexto preelectoral, que afectó las acciones de personas y organizaciones de la sociedad civil», indicó la ONG en su más reciente informe, que precisa que en enero se documentaron 97 casos, en febrero 230 y en marzo 91.
Del total de casos, 301 fueron de estigmatización, 62 de intimidación y hostigamiento, 45 de amenazas, tres ataques digitales, dos allanamientos, dos casos de judicialización y una detención arbitraria.
«Durante el trimestre, el CDJ documentó discursos y campañas de estigmatización, señalando sistemáticamente a las organizaciones no gubernamentales de ser terroristas, agentes desestabilizadores y traidores, siendo el principal patrón de ataque, como una forma de amedrentar», agregó.
«Proteger, garantizar y respetar los derechos»
El CDJ sostuvo que 62% de las víctimas fueron las organizaciones de derechos humanos y 38% personas que trabajan en la defensa de estas garantías.
Los principales victimarios, prosigue el informe, fueron plataformas comunicacionales del Estado (37%), seguidos de funcionarios, principalmente diputados y miembros del Ejecutivo nacional (32%), agrupaciones afectas a los intereses del Estado (25%), organismos de seguridad del Estado (4%) e instituciones públicas o entes gubernamentales (2%).
«En la medida en la que el Estado continúe adoptando medidas tendientes al cierre del espacio cívico, seguirán aumentando los riesgos para la sociedad civil. Reiteramos que las actividades de defensa, exigencia y promoción de los derechos humanos no es delito y se deben tomar las medidas necesarias para garantizar su ejercicio seguro y sin temor a represalias», apuntó.
El CDJ instó al Estado a proteger, garantizar y respetar derechos y cesar de forma inmediata la criminalización de personas defensoras y frenar los avances legislativos que persiguen controlar, limitar y criminalizar a la sociedad civil en Venezuela.