La Venezuela que dejó Hugo Chávez cuando falleció el 5 de marzo en 2013, luego de 14 años en el poder, no tenía un éxodo masivo ni sanciones económicas y la pobreza extrema era poca, al igual que las críticas a la legitimidad del gobierno. Ocho años después, el país se ubica en las antípodas de aquel momento.
Nicolás Maduro, autodefinido como el «hijo» de Chávez, heredó el mando de la llamada revolución bolivariana y, pese a que intentó imitar el estilo de su antecesor, con el tiempo terminó por configurar una nueva forma de gobernar que los chavistas desmarcados del actual mandatario y los disidentes consideran una traición política.
Aunque la lista comparativa entre la Venezuela de entonces y la de ahora podría ser más larga, existen ocho aspectos que se destacan:
1.- Migración
En el primer trimestre de 2013, Venezuela aún recibía a unos pocos colombianos, peruanos o ecuatorianos que apostaban por la riqueza del país que tiene además una ingente cantidad de petróleo. Hoy el flujo migratorio es al revés y esas naciones albergan a cientos de miles de emigrantes venezolanos.
Casi 5,5 millones de venezolanos, lo que representa cerca de 20% de la población del país, han emigrado principalmente a través de las fronteras terrestres, convertidas en el último quinquenio en lugares de abundante movimiento.
2.- Inseguridad
El año en que murió Chávez, el país registró casi 25.000 homicidios, según estimaciones del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). Era precisamente la criminalidad el principal motivo de emigración del país, si bien esta nunca generó una diáspora.
El mismo OVV indica que en 2020 las muertes violentas fueron 11.891, mientras que el régimen habla de un número menor a los 8.000 asesinatos. Aunque el líder fundador de la revolución implementó una decena de planes para disminuir los homicidios, fue durante la administración de Maduro cuando estos números cayeron.
3.- Pobreza
En los primeros 13 años de la revolución, Venezuela pasó de tener a la mitad de su población en la pobreza a menos de un tercio, un indicador que fue reconocido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). A la vez, el gobierno decía luchar para erradicar la pobreza extrema, siempre estimada debajo de 10%.
Hoy, según estimaciones no oficiales, 96% de los venezolanos es pobre y 80% vive en la miseria, sin capacidad de cubrir necesidades básicas como la alimentación.
4.- Legitimidad
Aunque el fallecido presidente fue señalado de autoritario, la legitimidad incuestionable de su Ejecutivo le permitió hacer negocios con todo el mundo y liderar escenarios políticos y económicos. Chávez murió en la Venezuela polarizada que él mismo, con su encendido discurso, atizó.
Maduro, en cambio, es señalado de «dictador y violador de derechos humanos» por la oposición y por diversas organizaciones nacionales e internacionales. Con un presidente reelegido en unas votaciones cuestionadas, la política exterior es defensiva y el margen de maniobra financiero del país se ha diezmado.
5.- Control de cambio
El Estado fundado por Chávez controlaba cada dólar o moneda extranjera, pues así lo dispuso el presidente hasta su muerte. Justo cuando Venezuela manejó la mayor riqueza que haya tenido jamás, todo el mercado de divisas estuvo bajo un férreo control cambiario.
Ahora, los venezolanos manejan más dólares que bolívares en medio de una dolarización de facto que se impuso a la fuerza debido a la escasez del papel moneda nacional y a la constante devaluación de estos billetes. Mientras el chavismo corea que el bolívar es la moneda, los dólares circulan rampantes por doquier.
6.- Sanciones
La animadversión de Chávez con el «imperio» norteamericano lo llevó a calificar al presidente George W. Bush de «diablo» y expulsar al embajador estadounidense en 2010.
Esta enemistad no escaló más hasta que Maduro se hizo con el poder y, desde entonces, Estados Unidos ha emitido más de 400 sanciones económicas, una política a la que se han sumado otros países americanos y europeos, lo que se ha traducido en un bloqueo comercial.
7.- La oposición
Las fuerzas políticas que se oponen a la revolución estaban, al menos en apariencia, más unidas que nunca cuando Chávez falleció. Ese hecho, en las primeras de cambio, las reanimó en sus propósitos de poner fin al poder chavista.
Luego de derrotas electorales, reveses políticos y apuestas fallidas, la oposición venezolana está desmembrada, sin fuerza y sin propuesta, justo cuando la popularidad del régimen está en el suelo.
8.- La ayuda
La Venezuela de Chávez ayudó con millones de dólares en el desarrollo de países desfavorecidos. La inagotable chequera de la industria petrolera disparó la popularidad del fallecido presidente conforme aumentaba la cooperación internacional.
La Venezuela de Maduro requiere ayuda humanitaria urgente pues millones de ciudadanos tienen necesidades básicas insatisfechas. El país pasó de hacer donaciones millonarias a recibir la asistencia de Naciones Unidas para intentar saciar el hambre de una sociedad que vive su más acuciante crisis.