La oleada de protestas en Venezuela no ha parado. Cada día un gremio se suma a las manifestaciones. En esta oportunidad fueron los trabajadores de la Ciudad Hospitalaria Doctor Enrique Tejera, quienes abandonaron sus puestos de trabajo y se colocaron en la entrada del Hospital Central de Valencia con una enorme bandera y sus pancartas.
Así como los maestros, el gremio de la salud exige sueldos dignos para cubrir sus necesidades básicas. Enfermeras, camareras y camilleros no ganan lo suficiente como para hacer un mercado que cubra más allá de dos semanas.
La protesta inició a las 10:00 am de este jueves y, por algunos momentos, cerraron la avenida Lisandro Alvarado, con la intención de mostrar su descontento.
- “El régimen de Maduro va a caer por los nexos que tiene con el crimen organizado”
- Empresas Polar advirtió venta de margarina marca Primor sin registro sanitario
- Tardará dos semanas la transferencia de petróleo desde el Nabarima
En el Hospital Central de Valencia todo es caótico
Mariela Pérez afirmó que dentro del Hospital Central de Valencia «todo es caótico». Indicó que no hay medicinas ni insumos médicos para atender a los pacientes que ahí se dirigen, por lo que los familiares tienen que comprar todo.
«Aquí no hay medicinas para nosotros. No nos dan ni mascarillas, nada. Este sueldo, de paso, no da ni para comer», afirmó.
En la quincena Pérez percibe 400.000 bolívares, una cantidad por debajo de un dólar al cambio, lo cual no rinde ni para el transporte público. Un traslado dentro del municipio es de 30.000 bolívares.
Mariela Pérez vive en El Socorro, una zona humilde al sur de la ciudad y aunque afirma que le queda cerca del Hospital Central de Valencia, las fallas del transporte público la obligan a tomar tres unidades, y en muchas oportunidades camina hasta la pasarela que atraviesa la Autopista del Sur.
No hay camas en la emergencia
Para Antonieta González es terrible ver como en el área de emergencia no hay camas para atender a los pacientes: «Me tocó ver a tres pacientes en el piso. No hay donde atenderlo. Una señora accidentada, otra con un ataque al corazón y un señor con un ACV. Yo lo vi»,
A ella le ha tocado comprar insumos porque el Hospital Central de Valencia, el centro de salud más importante de la región central, no cuenta con los materiales necesarios para sus pacientes.
Puntualizó que la labor de los galenos y las enfermeras es muy grande para lo poco que ganan. «Aquí lo que hace falta es que el gobierno y el ministro de Salud le ponga amor y venga», manifestó.
González está desde la mañana buscando una ambulancia para Güigue en el municipio Carlos Arvelo y no ha tenido suerte. De hecho, el servicio lo cobran en dólares: «Para bajar un paciente de medicina interna a la parte en donde te hacen un TAC hay que pagar una ambulancia externa. ¿Cómo haces?».
No tienen protección
Ileana Sánchez va vestida con su uniforme de enfermera, un gorro con motivos de tigre y su tapaboca desechable. Esa es la única medida de protección que le ofrece el hospital, uno de los más de 40 centros centinelas designados por Nicolás Maduro para atender la pandemia por covid-19. La primera quincena percibe 900.000 bolívares, y para final de mes 1.200.000 bolívares. «¿Qué podemos hacer con esto?», se preguntó la trabajadora. «¿Cómo es posible que una harina de maíz sea más cara que el sueldo?», agregó.
“No sé qué pasa con el gobierno que no solventa el problema de salario. El sistema de salud está deteriorado. No nos dan visores, ni guante, ni batas. No hay bioseguridad. Sigo trabajando porque me gusta lo que hago”, explicó.
La situación del covid-19 es delicada en el Hospital Central, de hecho Carabobo en las últimas dos semanas ha sido cuatro veces el estado con mayor cantidad de casos en todo el país.
Yadira Brizuela denuncia que ni siquiera hay materiales de limpieza para garantizar la higiene del lugar. “Nos dan dos deditos de cloro para limpiar y muchas veces tenemos que traernos trapos y más indumentarias para trabajar. Se nos han muerto compañeras por el covid-19. ¡Hasta cuándo vamos a seguir con esto!”.
A diferencia de muchas personas, Brizuela no siente miedo al covid porque ya lo tuvo. “Eché para adelante por mi familia y mi hijo de 13 años de edad. No me hice ninguna prueba. Todo fue por un diagnóstico médico”, subrayó.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional