En Güiria, un pueblo costero del estado Sucre, los habitantes aseguran que la presunta participación de las autoridades en una red de trata de personas es un secreto a voces. Los que se atreven a gritarlo son víctimas de amenazas e incluso pueden encontrar la muerte. Muchos consideran que está maldito y sin ley.
Las más recientes sospechas surgieron luego de la desaparición del bote Ana María con 33 personas a bordo. La embarcación zarpó desde Güiria hacia Trinidad y Tobago el pasado 16 de mayo, hace cinco meses. Hasta los momentos no hay información sobre el paradero de los tripulantes, entre los que se encontraban dos niños y una mujer embarazada.
Aunque no hubo rastro alguno de naufragio, Alberto Abreu, capitán de la embarcación que se encuentra prófugo de la justicia, aseguró en un video clandestino que se voltearon luego de ser impactados por dos olas. También afirmó que intentó nadar hacia una costa cercana para pedir ayuda.
Las respuestas a todas las preguntas relacionadas con lo que sucedió las tiene Daniel Abreu, hermano mayor del capitán, según las declaraciones que ofreció a El Nacional un informante bajo la condición de anonimato: «Él lo sabe todo, él es la clave de todo y sabe lo que pasó».
«Tenía una deuda»
Detrás de la desaparición del Ana María está una deuda que habría contraído Daniel Abreu con un funcionario de migración de Trinidad y Tobago, que le prestó dinero para comprar la embarcación, declaró.
«Es un rastaman de los que están en el muelle. Él le prestó el dinero para que comprara esa embarcación y él lo que hizo fue robarlo. Se vino a Venezuela sin pagarle y por eso es que no podía ir más a Trinidad y Tobago. Su hermano era el que se encargaba de hacer los viajes», detalló.
Además, dijo que la familia Abreu también era propietaria de los motores del bote Jhonnalys José, que naufragó el 23 de abril con casi 30 personas a bordo, cerca de la pequeña Isla de Patos. Pescadores de la zona solo pudieron rescatar con vida a nueve pasajeros y recuperaron el cadáver de uno de ellos.
«El capitán entregó esa embarcación y a la tripulación para pagar la deuda que tenía su hermano y a él lo echaron al agua. El trinitario que les prestó el dinero puede tener a los familiares secuestrados», indicó.
Puntualizó que Daniel Abreu no participó en las labores de búsqueda y rescate de los desaparecidos, sino que, por el contrario, se desplazaba con tranquilidad por la zona.
«Siempre anda por ahí normal, tranquilo, así como anda ahorita estaba en esos días también. Él nunca se mojó los pies ni salió a ver qué pasó con esa tripulación, a pesar de que allí también viajaban familiares de él», manifestó.
En 20 minutos
El informante indicó que la desaparición de la embarcación Ana María pudo haber ocurrido en solo 20 minutos. Explicó que un capitán que también iba a salir ese día desde un muelle cercano en Güiria vio pasar el barco que tripulaba Alberto Abreu.
Este capitán salió después y no encontró vestigios de un posible naufragio. Llegó a Trinidad y Tobago, desembarcó y se devolvió porque no contaba con permiso de zarpe, pero tampoco avistó irregularidades.
En ese corto periodo de tiempo era posible encontrarlo en altamar, pero no ocurrió así. «Él dice que a la embarcación Ana María la tuvieron que haber desviado. Indica que es la misma ruta, los mismos lugares y de haber naufragado los hubiese encontrado», añadió.
Explicó que en la costa hay cuevas que están tomadas por hombres fuertemente armados que se encargan de mantener ocultos en esos lugares a los botes y pasajeros hasta que terminan las labores de búsqueda. También intimidan y hacen que quieren rastrean las zonas se devuelvan sin respuestas.
Autoridades al tanto de todo
Tanto Alberto Abreu como Daniel Abreu han estado presos por delitos relacionados con la trata de personas, pero luego las autoridades locales los dejan libertad por presuntamente recibir sobornos en dólares, señaló el informante.
«Alberto tiene antecedentes penales. Él estuvo preso hace meses pero lo soltaron porque dijeron que fue un expediente maquillado y que lo acusaron injustamente. Pero se sabe que es verdad, que él está metido en esos delitos», agregó.
Según la fuente, el capitán solía tener a varias mujeres escondidas en la casa de su madre para luego traficarlas. «Aquí todos lo saben, incluso hasta ha llevado a trinitarios. La mamá lo sabe y el bote Ana María está a nombre de la mamá. Esa gente por dólares vende a cualquiera», enfatizó.
Varios de los que abordaron la embarcación también tenían conocimiento de estos casos, pero la inocencia y el desespero por la crisis venezolana los llevó tomar la decisión de migrar a otra nación para conseguir una estabilidad económica que les permitiera ayudar a sus familiares en la golpeada Venezuela socialista.
La operación de las redes de trata de personas en Güiria no es un asunto nuevo. Los habitantes de la localidad costera aprendieron a convivir con esta realidad. Además, hay afirmaciones de que también se convirtió en una zona estratégica para el contrabando de combustible y de drogas.
Silencio y presunta corrupción
El informante destacó la corrupción de las autoridades locales: dijo que guardan silencio y participan en el secuestro de las personas, también reciben dinero a cambio de permitir el zarpe de las embarcaciones, que salen con sobrepeso y sin las condiciones óptimas.
«Todos están vendidos porque ellos cobran sus beneficios. A esos tú les das 10 dólares y se venden», manifestó.
Exigió a los altos funcionarios del régimen de Nicolás Maduro que respondan por la situación y los instó a aplicar la ley en Güiria porque, según señaló, tanto la policía científica, como los guardacostas, militares y demás uniformados están amañados.
También criticó la inacción de Ander Charles, alcalde de Güiria, miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela. «En los días de búsqueda lo único que hizo fue tomarse fotos, en vez de prestarle apoyo a los familiares. Él nunca hizo nada. O tiene las manos metidas en la mafia o lo tienen amenazado», señaló.
El informante manifestó que las personas que viajaban en la embarcación salieron de Venezuela a trabajar y a buscar mejores formas para sacar a sus familias hacia adelante.
«Ahora están desaparecidos. Esos días fueron de desesperación, los familiares se quedaron sentados en el muelle toda la noche esperando respuestas que no consiguieron. Que se desaparezcan 33 personas es para que se paralice todo un país porque no fueron perros los que se perdieron. Son los familiares quienes sufren porque al gobierno no le pesa, ellos no saben la desesperación, por eso es que no hacen nada. Tenemos las esperanzas de que van a aparecer», finalizó.
@Luisdejesus_
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