VENEZUELA

Murió el padre Alejandro Moreno, gran defensor de la familia popular venezolana

por Avatar Ana María Matute

Desde que llegó a Venezuela hace más de 60 años, el sacerdote Alejandro Moreno nunca dejó de trabajar por la familia popular venezolana. Hoy, los habitantes de las barriadas populares de Petare lamentan su partida, así como todos los venezolanos de bien que consiguieron en sus palabras una explicación para entender sus raíces y costumbres.

Salesiano de formación, se graduó además Summa Cum Laude de la escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés bello en 1967. Se especializó en psicología educativa en la Complutense de Madrid. Y a pesar de que nació en España (1934) , todo su ejercicio profesional lo desarrolló en Venezuela, donde se nacionalizó.

Como residente de una de las zonas más populosas del área metropolitana de Caracas, Petare, se involucró de lleno no solo al estudio de las costumbres y las características que definen a la familia popular venezolana, sino a aliviar sus carencias y ayudar a los más necesitados.

Siempre fue defensor de la madres, y constantemente hacía hincapié en lo necesario que es la formación de los niños para convertirlos en padres responsables, porque fue testigo de excepción de lo que hace la mujer en el país para criar sola a sus hijos.

Como columnista del diario El Nacional, publicó artículos que llamaban la atención sobre los diversos problemas de la sociedad venezolana; en especial, sobre la violencia que, de acuerdo con sus estudios, está muy ligada al hogar y a la infancia de las zonas populares.

Fue profesor de la Universidad de Carabobo, de la UCAB, en donde ejerció varios cargos, pero también en la Universidad del Sur Argentino.

Fundó hace más de 25 años el Centro de Investigaciones Populares, cuyo objetivo era la comprensión y el conocimiento global del mundo popular venezolano.

Publicó muchos libros como resultado de estos estudios, pero uno de los más trascendentales es Y salimos a matar gente, en donde hace un retrato crudo del delincuente venezolano de las zonas populares que lleva la violencia en la sangre.

Los petareños están hoy de luto por la muerte de uno de sus más grandes benefactores, pero también de uno más de su comunidad. Y toda Venezuela debe rendir homenaje a quien la conoció desde adentro y sin tapujos.