La reciente muerte de Deisy Chirinos, bajo custodia del Instituto Nacional de Orientación Femenina, puso en evidencia las condiciones extremas y precarias que enfrentan las reclusas en las cárceles de Venezuela. Así lo señala la Red de Mujeres Constructoras de Paz, una alianza entre líderes comunitarias, activistas y periodistas del país.
Chirinos, quien llevaba siete años detenida, falleció debido a un avanzado estado de desnutrición tras semanas solicitando atención médica sin obtener respuesta de las autoridades penitenciarias.
La reclusa, que no contaba con familiares que pudieran asistirla económicamente, fue víctima de un sistema en el que el acceso a servicios de salud depende del pago de médicos privados, según la red.
Citando un informe de El Pitazo, indicó que el personal del INOF solo suministra medicamentos básicos como ibuprofeno y acetaminofén, mientras que la atención especializada requiere que los familiares cubran los honorarios de los especialistas.
Al no recibir la atención médica necesaria, la condición de Chirinos empeoró hasta su muerte.
La muerte de Deisy Chirinos «es inaceptable»
«Es inaceptable que se le negara atención médica a pesar de su estado de desnutrición y de sus súplicas para que la trasladaran a un centro de salud para recibir tratamiento», dijo Justicia, Encuentro y Perdón. La organización señaló que el Estado tiene la responsabilidad de resguardar la vida y respetar los derechos humanos de las personas bajo custodia.
El Observatorio Venezolano de Prisiones también reaccionó ante el caso: «Las internas del INOF enfrentan condiciones precarias y falta de acceso a servicios básicos, incluyendo atención médica adecuada y traslado inmediato a un centro de salud, en caso de ser necesario».
Ratificó que es responsabilidad del Estado garantizar que las mujeres que están bajo su custodia, tanto del INOF como en anexos femeninos, reciban la ayuda humanitaria que necesitan para cuidar de su salud y bienestar.