Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, uno de los periódicos más emblemáticos de Venezuela, que está siendo acosado por el régimen con multas y presión judicial, conversó con el periodista Javier Villamor para Rebelión en la granja, de España.
Interesa la situación de los profesionales de la información, las relaciones del régimen chavista con narcotraficantes y con fuerzas políticas españolas como Podemos.
–¿Se siente heredero de una historia periodística que no debe terminar por el bien de Venezuela?
–Sí, eso es correcto. El Nacional es más que un periódico, es parte de la historia moderna venezolana y siempre ha sido reconocido como la referencia periodística del país. El medio de comunicación que dio las grandes batallas por los valores democráticos, la cultura y toda la modernidad. Hay que conservarlo a costa de lo que sea. De hecho el régimen trató de comprarnos –pagar por el periódico como hizo con otros– y nosotros, a pesar de que era un monto mucho mayor que el valor del periódico, no lo vendimos. Vamos hasta el final. Estoy seguro de que el titular “Venezuela regresa a la democracia” lo vamos a publicar nosotros.
–¿Qué futuro le espera a su periódico tras la multa de 13 millones de dólares?
–Es una expoliación (como le dicen ahora) que se hace a través de un juicio de difamación. Nosotros publicamos una nota que había salido en ABC de España, el día antes sobre una investigación que estaba haciendo un fiscal federal del estado de Nueva York a Diosdado Cabello por narcotráfico. Esa noticia salió por todas las agencias noticiosas porque era muy importante: Diosdado era presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela. La publicamos nosotros y otros 80 periódicos del mundo entero y Diosdado nos introdujo esta demanda de difamación. Pero lo más curioso de esto es que tres años después la DEA criminaliza a Cabello, tiene una orden de captura y además ofrece 10 millones de recompensa por el que ayude a atraparlo, lo que demuestra que no hubo ninguna difamación porque para llegar a eso tendría que estar investigando, obviamente.
–Dentro de ese sistema judicial venezolano, que evidentemente lo usa Cabello como le da la gana, se pasó a una demanda civil, de demanda civil nos penaliza a través del Tribunal Supremo con una indemnización de 13 millones de dólares para que recupere su imagen. Pero es que el juicio penal nunca se hizo, se quedó en mitad del camino. El juez civil y el Tribunal Supremo hacen una sentencia sin que haya una sentencia penal, o sea, nunca hubo pruebas, nunca hubo testigos, nunca se dijo nada en ningún tribunal y ellos, de todas maneras, determinaron esto.
–Esto es una expoliación y además a una persona. En Venezuela, que hay una larga historia contra los medios de comunicación en el régimen (primero Chávez y ahora Maduro), la primera gran expoliación que se hizo fue contra Radio Caracas Televisión –que era el gran canal venezolano– pero ellos les expropiaron los estudios, antenas, todo, y se lo asignaron a un canal del Estado que se creó para esa expropiación. En este caso es distinto porque nos quieren quitar todo y se lo entregan a título personal a Cabello. Eso es una novedad: una expoliación de esa manera para una persona.
–¿Qué quedará de los medios de comunicación de seguir así?
–La verdad es que esto es la culminación de todo un gran proceso de destrucción de los medios, de nosotros. Hace 10 años éramos 1.000 personas, ahora no llegamos a 100. Hemos ido cerrando el periodico gratuito, el popular, las revistas (hacíamos HOLA Venezuela), los libros… todo eso lo hemos ido cerrando y nos quedamos con el core business (negocio principal) que era el periódico, pero cuando nos impidieron importar papel ya ni siquiera pudimos hacer la edición impresa, sólo la edición digital. La edición digital, aunque nos expropien las instalaciones, podemos seguir haciéndola. De hecho, la vamos a seguir haciendo desde donde queramos porque es una cosa que podemos hacer en Singapur, en Filipinas… es algo globalizado. Eso no lo vamos a perder, no nos van a cerrar por lo que están haciendo. Solo podrán expropiar nuestras instalaciones.
–¿Quién es quién en la oposición venezolana?
–La oposición en Venezuela no es solamente la oposición institucional que son los partidos políticos tradicionales y que pareciera que están muy divididos a veces. Eso es parte de la oposición. Hay otra oposición que es la resistencia que no la mencionan los medios. El año pasado hubo 9.200 protestas civiles en Venezuela. Es una barbaridad, y eso no está bajo el mando de los partidos. Pero, además, hay otra oposición que está dentro de las Fuerzas Armadas. En Venezuela ha habido ocho rebeliones militares en los últimos dos años y medio con 200 oficiales presos en las cárceles políticas. ¿Cuántas rebeliones ha habido en Cuba o Nicaragua? Ninguna.
–La oposición no es realmente lo que vemos de la oposición política tradicional, hay muchas oposiciones. ¿Que andan cada una por su cuenta, que no hay un foco común? Eso es verdad, pero está ahí toda esa oposición y en algún momento eso cuajará para salir del régimen pero es que además es un régimen que tiene solo 10% de popularidad. El otro 90% no es que sea una oposición ligeramente contraria. No, es una población que quisiera ponerle una bomba al régimen. Es una oposición fuerte desde cierto punto de vista. No es un gobierno, un régimen que actúa cómodamente en Venezuela no tiene todo ese conglomerado de opositores en todas partes.
–¿Son ciertas las conexiones del régimen con narcotraficantes?
–Esto comienza en el gobierno de Chávez cuando establece alianzas geopolíticas con la guerrilla colombiana. Esa guerrilla no es la de los años 60, es una narcoguerrilla que vive del narcotráfico. Ya no vive del apoyo soviético ni de los secuestros, vive del narcotráfico. Son 120.000 hectáreas en Colombia que producen la hoja de coca, con eso hacen cocaína y lo exportan a través de Venezuela. Venezuela es el gran socio de estas narcoguerrillas. Fue Chávez quien inició una alianza geopolítica pero se ha convertido en un negocio para sectores del poder en Venezuela. El narcotráfico genera este tipo de conflictos. Lo que está pasando en el sur de Venezuela es que entraron en un conflicto de guerrillas, una contra otra, por el control de los espacios de la droga y el régimen de Maduro intervino en favor de uno de los grupos, como si fueran socios. Esto es lo que se ve como un conflicto entre mafias de narcotráfico.
–¿Colombia y la posible infiltración de agentes chavistas?
–Digamos que detrás de todo está Cuba. Cuba es un país exportador de su revolución desde los años 60. Desde aquella época, exportaban la revolución con lo que ellos llaman el “foquismo” que eran grupos guerrilleros que sembraban en países y esos grupos (focos) se suponía que iban a cautivar a la población pobre, campesina, etc. e iban a ir creciendo y tomando el poder para construir algo semejante a Cuba. Eso fracasó estrepitosamente. En ningún lugar al que fueron (Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú) funcionó. Fueron derrotados totalmente. Entonces, a través del Foro de Sao Paulo, que es una organización creada por los cubanos en Brasil, ellos generaron un nuevo esquema que es el que también comparte la gente de Podemos aquí en España: tomar por la vía democrática el poder y dinamitar la democracia con las reglas de la misma democracia, haciendo congresos para transformar las Constituciones, crear nuevos mecanismos y así dinamitar la democracia.
–Llegan al poder por elecciones y, dentro del poder, tratan de permanecer en el poder indefinidamente cambiando la Constitución y luego dinamitar los valores de la democracia. Ese es el esquema, que es el esquema de Chávez, el de López Obrador y, si ganan en Perú, lo van a aplicar, además lo dicen. Este es el esquema que quieren aplicar en Colombia, pero en este país –que tienen un candidato para eso que es Petro– utilizan todas las vías y una es desestabilizar el Gobierno con estas protestas violentas donde se han encontrado elementos cubanos armados dentro de las protestas, incluido expulsaron a un elemento de la embajada de Cuba. Se sigue el esquema del Foro de Sao Paulo para desestabilizar el país y para que, después, entre al gobierno por una elección que va a ser el año que viene una persona que siga los lineamientos ya probados de populismo autoritario.
–¿El Grupo de Puebla es el Foro de Sao Paulo 2.0?
–El Grupo de Puebla es, digamos, una versión light del Foro de Sao Paulo pero que funciona dentro del mismo concepto.
–¿Hay luz al final del túnel en Venezuela?
–Sí, claro que veo luz al final del túnel. Nosotros publicaremos el titular: “Venezuela regresa a la democracia”. Venezuela tiene una resistencia muy, muy importante, no es un país domesticado como es Cuba. A pesar de que se han ido del país más de cinco millones de personas –la migración trágica más importante es los últimos 100 años–, hay una resistencia que estoy seguro que podría llegar a desplazar el régimen.
–¿Existen semejanzas entre lo que ocurrió en Venezuela y el proceso en el que está inmerso España?
–No tengo que decirlo mucho pero la gente que trabajó el manejo de desmontar la democracia por la vía constitucional fueron formados aquí en España. La expresidente del Tribunal Supremo de Justicia, Gladys Gutiérrez, hizo su posgrado en la Universidad de Valencia y su doctorado lo supervisó Monedero. Ellos eran asesores de Chávez o trabajaron allá, tuvieron oficinas en la presidencia, ahí están las pruebas del financiamiento de Chávez en sus inicios. Hay una relación directa entre el chavismo y Podemos, hay relación también con Bolivia. Ahí está muy bien demostrada y documentada. Es la misma línea de tomar el poder electoralmente engañando a la gente y, dentro del poder, dinamitar la Constitución para cambiarla los elementos fundamentales de la democracia.
–¿Qué opina de las relaciones entre ambos países con Rodríguez Zapatero como intermediador?
–El Gobierno de Sánchez, el señor Borrell y Rodríguez Zapatero han cumplido un papel en este proceso y no puede decirse que no estén coordinados porque tienen el mismo alineamiento. Ellos quieren buscar una salida concertada, negociada, en Venezuela. Ha habido cinco o seis intentos de negociación que han fracasado porque, al final, es un régimen que no quiere negociar una salida porque están buscados por la DEA y amenazados por la Corte Penal Internacional. No son lo mismo que otros dictadores de otra época que podían instalarse en otro país sin que les pasara nada. Ahora son ellos los que tienen que vivir en un país donde no se les acose a nivel internacional por sus acciones.
–El Gobierno español ha estado muy intenso en los últimos tiempos en esa negociación y, en estos momentos, está buscando una salida para unas elecciones regionales que habrá a finales del año. Ha presionado para que el régimen cambie el Consejo Nacional Electoral, cosa que ha hecho pero no por completo porque 60% son miembros del partido del gobierno; se han reunido con sectores de la oposición para lograr esto e inclusive han estado hablando con el Ejecutivo para inversiones españolas. Sin embargo, no tienen claro quién tiene el poder en Venezuela. El país es un país fracturado, no hay control territorial, hay tribus, guerrillas. Parece que es un gobierno fuerte pero en la práctica todo está atomizado. Hay tres poderes: uno es Maduro que tiene la Asamblea porque Jorge Rodríguez es el presidente de la Asamblea y es quien coordina estas negociaciones, quien tiene relaciones con los traficantes, con las guerrillas… todo eso lo maneja Maduro y los ministerios.
–Pero hay dos poderes más. Uno es el ministro de la Defensa que anda por su cuenta, tiene el poder de las Fuerzas Armadas aunque son muy minimizadas porque ya se demostró que no pueden terminar con una guerrilla después de ver como son vencidos por estos en terreno abierto. Es un ejército bien deteriorado. Y el tercero es Cabello. ¿Qué controla Cabello? El partido de Gobierno, él es el que maneja el nombramiento de gobernadores, alcaldes, controla los ingresos públicos porque su hermano es el de los impuestos y las aduanas (el ingreso del Estado pasa por sus manos), controla los tribunales, la justicia –la prueba es el juicio que tenemos nosotros para expropiar El Nacional–, controla los aparatos represivos que están controlados a su vez por gente que ha puesto ahí. Entonces, ¿quién tiene el poder en Venezuela? Pareciera que el dueño del poder en Venezuela es Cabello. Ahora, cuando se va a negociar no se negocia con él, sino con Maduro y Jorge Rodríguez. ¿Puede uno creer que unos inversionistas extranjeros pueden llegar a Venezuela y les ofrezcan garantías cuando el que controla el poder está en otra parte? Es un poco complicado creer que eso sea posible. Hay un poco de ingenuidad al ir a negociar con gente que no tiene el poder.
–¿Cómo valora a personajes como Monedero o Iglesias?
–En la práctica son una creación de Chávez y entra dentro de todo este esquema del Foro de Sao Paulo que hoy en día es la sustitución de la Internacional Comunista que manejaba la URSS. Esta se derrumbó y este tipo de organizaciones sujetadas por los cubanos son la imagen de la que exportaban los comunistas. Hoy en día los que exportan el comunismo son los cubanos. Lo hacen, eso sí, en otras condiciones porque se alían con narcoguerrillas ya que no pueden demostrar un éxito económico ni de gestión en ninguna parte pero tienen una influencia por muchas razones: primero, el tema de la distribución del ingreso. América Latina es un ejército de pobres, entonces tienen caldo de cultivo ahí, de presidentes –muchos muy malos– que no resuelven ningún problema y que, además, la izquierda siempre utópica, vende ideas que nunca se cumplen pero que convencen a mucha gente mientras que la derecha le da temor defender su propias ideas. Más defiende la izquierda sus ideas que son inaplicables (o que nunca generan nada más que desastre), que la derecha que tiene complejo por defender sus propias ideas.
–¿Qué le diría a las personas que compran estas ideas pensando que son la solución a sus problemas?
–La ventaja que hay en España es que hay 300.000 venezolanos o más que vienen del horror. Es un boca a boca muy fuerte. Los españoles tienen que ver que las cosas no suceden aisladas del mundo. Nosotros creímos que estábamos aislados y nos pasó eso. Ese argumento funcionó en Ecuador, en Perú. Es un argumento que funciona como una catedral . Si ustedes compran ese sistema, lo que van a tener es el absoluto desastre y ahí están las pruebas. No hay ninguna prueba que sea un antiejemplo, todos los ejemplos son iguales. Es un desastre y los españoles tienen que culturizarse con lo que ocurre en el mundo. No es algo silenciado, sale en los medios, en mil publicaciones, mucha gente lo dice. Eso es no querer ver una realidad. Ir a ese esquema de sociedad es ir al desastre.