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Miguel Henrique Otero a la revista Proceso: “El régimen de Maduro es una organización criminal”

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Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, el diario independiente más importante de Venezuela, habló con Proceso acerca del régimen de Nicolás Maduro, las semejanzas entre Hugo Chávez y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el periplo que ha vivido al frente del diario reconocido como el periódico político por excelencia en el país, la demolición de los medios de comunicación y el derrumbe de la democracia venezolana.

Otero recordó que, al principio, Hugo Chávez respetaba la libertad de expresión, “pero llega un momento en el que se convierte en el que habla así como AMLO, el que habla todos los días en todas las cadenas, y desde ahí empieza a fustigar, a atacar a los medios de comunicación que no publican lo que quiere que publiquen”.

“Y de ahí se pasa a una narrativa más autoritaria; viene el tema de las expropiaciones, viene el tema de la guerra ya más fuerte contra los medios, los descalifica y los va derribando uno a uno, va derribando el periodismo independiente, pero también va derribando las instituciones”, señaló.

Miguel Henrique Otero: No solo es AMLO

Indicó que en América Latina no sólo es AMLO, es también en Honduras, en Perú, en Argentina: “Son mandatarios cortados con la misma tijera; el objetivo de ellos es controlar (lo que equivale a) la Asamblea General Constituyente y con eso le ponen la mano al Tribunal Supremo de Justicia”.

El objetivo, recalcó Otero, es apropiarse del Tribunal Supremo de Justicia, “que en manos de estos populistas desmonta todos los valores de la democracia, la separación de poderes, el sistema electoral, la libertad de expresión, todo lo que son los valores de la democracia lo desmonta”.

“Todos estos regímenes lo primero que proponen es cambiar la Constitución. Así como AMLO ha propuesto cambiarla, todos lo proponen, la cuestión es que puedan”, señaló.

Respecto al referendo revocatorio indicó que “Chávez, como AMLO, son individuos que piensan que ellos encarnan al pueblo, que ellos son el pueblo; pero ¿qué pasó con Chávez?, que cuando hizo el referendo revocatorio lo estaba perdiendo y tuvo que hacer trampa para no perder; entonces el referendo revocatorio lo pueden utilizar para reforzar su gobierno, su presencia. A Chávez casi le sale el tiro por la culata, tuvo que hacer trampa”.

Las patas de la mesa

Sobre el régimen venezolano remarcó que no es un tipo de dictadura como las de Augusto Pinochet, Stalin o Anastasio Somoza: “Ahora Venezuela no es tan así. Yo considero que es una mesa con tres patas”.

Y explica que una de esas patas es Maduro con el gabinete, que maneja todas las alianzas con las FARC, ELN, con Cuba, La segunda es Cabello, “que es el dueño del partido y de la justicia, porque es el gran reformador del sistema de justicia que le reporta a él, y su hermano es el encargado del presupuesto; y la recaudación también la hace Diosdado, en esto que es una corporación criminal”.

Y la tercera “es el ministro de Defensa, que es otro gran poder, no sólo porque es el encargado de defensa, sino además porque las fuerzas armadas en Venezuela están en un nivel de corrupción en donde los oficiales ganan sueldos muy altos, tienen negocios, empresas estatizadas, las aduanas, la explotación del oro… entonces no es solamente un ejército, es además una corporación”.

“Entre esas tres patas forman una corporación criminal involucrada en el narcotráfico; nada es legal allá, y así tienen un equilibrio inestable entre ellos, una cosa totalmente mafiosa”, dijo.

“El régimen de Maduro es una organización criminal que opera como una dictadura pura y dura”, recalcó.

“Durante demasiado tiempo los venezolanos mirábamos a otros países y decíamos: ‘Venezuela no es Cuba, lo que les pasó a ellos no nos puede pasar a nosotros’, pero sucedió. Quizás pienses lo mismo ahora. Escuchas mi historia y dices que lo que le pasó a Venezuela nunca les pasará a ustedes. Pero te digo que se puede. En este momento varios países latinoamericanos están cortejando a políticos como Chávez, en México, Brasil, Colombia, Perú, Argentina, Honduras. No des por sentada la libertad”, advirtió.

Un país silenciado

“Venezuela es un país totalmente silenciado”, afirmó Otero, quien viajó a Ginebra con motivo de la Cumbre de Derechos Humanos y Democracia que reunió a disidentes de regímenes autoritarios de todo el mundo.

“Es un país apagado –recalcó Otero–, solamente una pequeña élite tiene acceso a medios informativos y redes sociales, pero la mayoría no. 75% de la población vive por debajo del nivel de pobreza crítica, no tiene computadora ni teléfono inteligente, no tiene acceso a Internet, su única fuente de información es el canal de televisión del Estado”, afirmó.

Nada tradicional

Otero, exiliado desde 2015, narra cómo a lo largo de 20 años Chávez y Maduro, en complicidad con Cabello, fueron consolidando “una dictadura que no es nada tradicional”.

Relata que cuando Chávez se postuló por primera vez a la presidencia, en 1998, lo apoyó porque representaba un posible cambio para bien: “Ganó limpiamente las elecciones. Me reuní con él en numerosas ocasiones, y al principio no parecía estar terriblemente mal. Era carismático, un gran comunicador. Defendió, al menos retóricamente, nuestro derecho a la libertad de expresión y prometió un programa democrático liberal en la línea del capitalismo humanista de Tony Blair”

Pero recordó que en 2001 Chávez “mostró sus verdaderos colores”. Estaba obsesionado con mantenerse en el poder y arremetía contra cualquiera que lo desafiara. Usó su programa de televisión dominical Aló, presidente para atacar a los medios y periodistas, incluyendo a Otero.

Al terminar el primer año de gobierno de Chávez colocaron en el plan de la patria el concepto “hegemonía comunicacional”, basado en el modelo cubano. Después “poco a poco se inició el proceso de ir imponiendo el autoritarismo en los medios; aprobaron una ley con la que obtuvieron la posibilidad de actuar discresionalmente contra los medios y crearon un organismo regulador que se convirtió en un organismo punitivo”.

Sancionaron discresionalmente a medios de radio y televisión, no renovaron concesiones, es lo que hicieron con Radio Caracas Televisión, la más grande del país: “Le quitaron la concesión, la apagaron, la tomó el gobierno y crearon el canal oficial”.

Con los medios impresos lo primero que hicieron fue obstaculizar la compra de papel prensa; después, con el paso a los medios digitales, las telefónicas, incluso multinacionales como Telefónica, bloquean las páginas web: “Una llamada del gobierno para bloquear una página y ellos obedecen”, señaló Otero

Demanda por 13 millones

Y en algún momento el gobierno decidió comprar con dinero público los medios impresos más grandes, como El Universal y Últimas Noticias. “En el caso de El Nacional hemos luchado hasta el final: cuando vinieron con nosotros les dije que yo no vendía”, explicó Otero.

El momento de quiebre con el régimen de Maduro fue cuando El Nacional publicó una nota del diario español ABC que reveló que Cabello, quien era presidente de la Asamblea Nacional, estaba siendo investigado por un fiscal de Nueva York por narcotráfico vinculado a las FARC, nota que fue replicada en los diarios más icónicos del mundo.

“Cabello, indignado, abrió un juicio por difamación contra tres medios venezolanos: El Nacional, La Patilla y Tal Cual”, dijo.

El juicio no ha avanzado en cinco años, pero pusieron medidas cautelares a los directivos de esos medios: “El uso de las medidas cautelares es el procedimiento que utiliza el régimen para criminalizar a la disidencia. Abren un juicio y ponen las medidas inmediatamente; el juicio puede no avanzar nunca, pueden pasar 10 años”.

Indicó que de los 400 presos políticos que hay en Venezuela, unos 40 tienen sentencia, los otros están con medidas cautelares. Es un mecanismo para decir que es alguien que cometió un delito y está siendo juzgado, pero en realidad no hay juicio.

“No hay separación de poderes, los jueces no pasan por concurso, son militantes del partido del gobierno y obedecen las órdenes del Ejecutivo”, manifestó.

La demanda contra Otero primero fue por un millón de dólares; ese dinero se tenía que poner en bolívares y con el tiempo que transcurrió por la hiperinflación la cifra quedó en 12.000 dólares. Cabello montó en cólera, abrió otro juicio “y la demanda llegó de manera inexplicable a 13 millones de dólares”.

Otero contó que hace un año, una vez que el Tribunal Supremo de Justicia ratificó el monto, ese día “el ejército tomó el edificio de El Nacional, sacaron con armas largas a la gente y se apropiaron del edificio. Después llegó una jueza, hermana del procurador, que determinó que ese edificio, propiedad de El Nacional, tenía un valor de 10 millones de dólares, se la entregaron a Cabello y todavía quedamos debiéndole tres millones de dólares.

“El edificio del periódico pasó a manos de Cabello y además nos bloquearon la página web”, deploró.

A pesar de todo, Otero sigue dirigiendo El Nacional digital desde el extranjero: “No nos pueden bloquear la página afuera, pero la mayoría de la gente en Venezuela no la puede ver, solamente los que tienen acceso al VPN”.

Otero sobre el futuro de El Nacional

Sobre el futuro de El Nacional lamenta que se ha ido reduciendo. Hace 15 años tenía 1.100 personas con varias publicaciones “y nos hemos ido reduciendo hasta tener solamente la página web, que vive de la publicidad de Google y se nos van cayendo las cosas”.

“Vamos a resistir hasta el final, seguiremos con nuestra página web, la marca de El Nacional es tan importante en Venezuela que no podemos perderla”, puntualizó.

“Nuestro país está al borde del colapso. Podría explotar en cualquier momento. Pero creo que, cuando lo haga, la democracia prevalecerá. Y luego estaré en el primer vuelo de regreso a mi país, de regreso a mis hijos y de regreso a mi gente”, afirmó.

Ese día los titulares de El Nacional dirán “Venezuela vuelve a la democracia”, finalizó Otero.

Por Gabriela Sotomayor

Reportaje publicado el 10 de abril en la edición 2.371 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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