VENEZUELA

Mercedes López, esposa de Edmundo González: «Quiero la libertad para el país»

por Avatar GDA | El Tiempo | Colombia

Hace unos meses, si a Mercedes López de González le preguntaban si su esposo, Edmundo González, sería el candidato presidencial de la oposición para enfrentarse a Nicolás Maduro y a toda la maquinaria del chavismo, su respuesta sería un categórico: no. Sin embargo, ha sabido reconocer que el futuro del país es lo primero, poniendo a disposición hasta su casa de la que a diario entran y salen políticos, amigos, periodistas y todo aquel que quiera una cita con el candidato o con ella.

Además, de algo está segura. De ganar su esposo y la oposición a la que representa en las elecciones presidenciales de este 28 de julio en Venezuela, quiere asumir el rol de primera dama y no el de primera combatiente, denominación que usa la esposa de Nicolás Maduro, Cilia Flores.

Así se lo comentó Mercedes López a El Tiempo en una entrevista exclusiva que le concedió a este diario desde la sala de su casa en Caracas, ahora convertida en centro de campaña electoral.

–¿Cómo se conoció con Edmundo González?

–Nací en Venezuela, en Caracas. Soy hija de un padre oriental (región de Venezuela) y una madre española. Tengo cuatro hermanos, pero mi hermano varón falleció. Soy odontóloga como mi padre. Estudié en la Universidad Central de Venezuela y fue ahí donde conocí a Edmundo, que cursaba Estudios Internacionales. Luego, Edmundo empezó a vivir en el mismo edificio que yo. Y, mi mamá me dijo un día que ese muchacho iba para la universidad con mi hermana que yo me fuera junto a ellos. Y así lo conocí. Me gustó lo que le estudiaba, me gustó todo, pero yo sí le dije: en caso de que salieras al servicio exterior estoy dispuesta a acompañarte, pero mi carrera no la voy a poder llevar conmigo y, bajo ese acuerdo, empezamos a salir.

–¿Lo acompañó desde su primera misión diplomática en el exterior?

–Él se fue un año antes que yo, lo nombraron tercer secretario en la Embajada de Venezuela en Bélgica. Luego, lo acompañé y ahí empezó nuestra vida como diplomáticos. Estamos hablando que me casé en 1973 y nuestra primera hija nació en 1976.

–¿Qué recuerda de la Venezuela de entonces y cómo la compara con la de estos últimos años?

Esa era una Venezuela maravillosa donde cada quien tenía libertad para hacer, decir, ir y venir siempre respetando las leyes como es lógico. Conocí mucha gente, viajé mucho por el interior del país. Tuve una infancia muy linda, tuve muchos buenos amigos que son mismos amigos de hoy… y recuerdo una Venezuela donde la democracia se respetaba de un partido al otro, donde las elecciones eran la norma, cada quien aceptaba el triunfo o la derrota, es una Venezuela que yo quiero que regrese donde la gente podía salir a la calle libremente sin cadenas. Ahora, lo que quiero es la libertad para el país, especialmente para los jóvenes y para los niños.

–Una población especialmente vulnerable…

–Totalmente. Quiero una mejor alimentación para los niños. A las madres solteras hay que ayudarlas mucho, enseñarles que cuando decides ser madre, tienes que ser madre consciente y tener a sus hijos bien atendidos, porque para la maternidad siempre hay tiempo. Para los jóvenes, quiero una Venezuela mejor. Los jóvenes aquí no tienen no tienen prospecto de futuro, no tienen enseñanza, no tienen apoyo de nadie para desempeñarse como ciudadanos y quisiera ayudarlos con ir a la universidad, que tengan estudios, escuelas tecnológicas. Ese es el futuro de Venezuela, la juventud.

Mercedes López, esposa de Edmundo González | Foto: Ana Rodríguez/ EL TIEMPO

–¿Qué recuerda de las luchas estudiantiles y políticas de su época universitaria?

–Eran luchas mejor llevadas, la política era más humanizada, había más respeto, hoy en día no son luchas, son insultos, agresiones verbales y a veces hasta de golpes. La gente tiene que hacerse entender, tienen que dialogar, tú puedes pensar diferente a mí, pero si somos amigos y somos compañeros eso se dialoga. Mi marido es muy amante del diálogo y con él he aprendido eso. Siempre llegamos al mismo fin, pero yo soy mucho más directa que él, entonces me llama y me dice que las cosas no se pueden decir así, las cosas hay que decirlas de esta manera.

–Usted acompañando a su esposo en el servicio exterior, ¿qué puede rescatar de esa experiencia para ponerlo en práctica en esa nueva Venezuela que desea?

–Aprendí muchísimas cosas, de todos los países que visité, me encantaban los mercados municipales para conocer sus costumbres. Ahí conocí más al pueblo. Así como viví en Inglaterra y en Washington, también viví en Argelia, un lugar donde el mercado era una tienda de campaña, donde te pesaban las legumbres en una balanza con dos poncheras de plástico, donde el pollo te lo vendían degollado y sin plumas… Era entender esa cultura porque todos los países tienen cosas positivas. Nosotros traíamos lo positivo de cada país y nos abrió la mente para entender que lo que a veces era un problema para unos, no lo era para otros. En el caso de un país musulmán, las cosas son diferentes, pero también se aprende y en esos casos apoyamos mucho a esas mujeres de esos países que tienen una vida muy dura, pero que siguen para adelante y todo eso te deja una cultura muy amplia.

–Lo que usted narra da pie a lo que el gobierno llama las clases de “los apellidos”, las “élites”. ¿Se identifica así?

–Yo no soy de los apellidos. Mi papá y mi mamá fueron personas que trabajaron para sacarnos a nosotros adelante. Mi papá era odontólogo y mi mamá ama de casa, pero cuando lo que mi papá llevaba no alcanzaba, yo recuerdo que mi mamá tejía, bordaba, hacía cubrecamas. Mi mamá nos sacó adelante con el trabajo de ellos dos. Para mí, el venezolano siempre ha sido luchador, una gente a la que uno le puede decir con orgullo mi negro, mi catira. Yo no tengo una porción de tierra. Soy de las que baja y regala unos zapatos, trato de dar de lo que tengo y compartir con los demás.

Mercedes López conversa con EL TIEMPO Foto: Ana Rodríguez Brazón/EL TIEMPO

–¿Qué le cuesta de la política?

–El político es Edmundo. Tengo que empezar a aprender. Pero, lo que no me gusta de la política, quizás, sea la parte más fea que es que las personas tienen intereses y muchas veces no piensan en el pueblo o en el país.

–¿Recuerda el día en que se anunció que Edmundo sería el candidato de la oposición y el llamado a vencer a Nicolás Maduro?

–Bueno. Era 26 de marzo, Edmundo se fue y me dice: ya vengo, voy a ir a reuniones. Cuando regresó, me dijo: mira, ya no puedes hacer nada, estoy metido en un lío, soy la tapa y la tarjeta. Yo le dije: ¿qué me estás diciendo? Me dijo que era la tapa porque pertenece a la Mesa de la Unidad y no se conseguía candidato. Había que inscribir a alguien y de los que estaban ahí reunidos, pues todos decidieron que Edmundo era una persona, quizás por su carácter y por su manera de ver las cosas, a la que nadie se iba a oponer porque, de hecho, la mayoría no sabían quién era Edmundo González.

–¿Qué le respondió?

–Yo le dije: bueno, Edmundo, habrá que esperar, todavía quedan 18 días, hay mucha gente que puede ser escogida de esa lista. Yo jamás me imaginé el día en que llegó a la casa María Corina y me dijo: mira, Mercedes, ya no hay más solución. Edmundo tiene que ser el candidato, ¿tú qué dices? Y le respondí: bueno, si Edmundo te dijo que sí, yo siempre he estado con él en toda su vida y ahora no te voy a decir que no, vamos a echar para adelante. Espero que con el favor de Dios se logre una solución al problema del país. Y le terminé diciendo: quiero que mis hijos y mis nietos tengan la Venezuela que yo tuve y por eso aquí estamos.

Edmundo González ha recibido apoyo de primera mano de María Corina Machado

El candidato presidencial Edmundo González y la líder opositora María Corina Machado. Foto: AFP

–¿Cómo han sido estos meses de campaña?

–Agotadores. Como ves, todo ha sido en mi casa. Yo he conocido políticos que los veía por televisión, periodistas, amigos… hablo todos los días con mi hija que está en España, con mis nietos.

–Entonces, usted también es parte de esos venezolanos que han sufrido la migración. ¿Cuál es la promesa que le hace a los venezolanos que esperan el regreso de sus familias?

–Sí, tengo a mi hija afuera y dos nietas. La promesa es que primero vayan a votar, porque el voto es la llave que va a abrir los ‘candaditos’, y romper la cadena para que la gente regrese al país. Queremos de vuelta la Venezuela que teníamos antes, la Venezuela de celebrar las navidades, los cumpleaños, el día del padre, todo el mundo en familia… los necesitamos a todos. Este país no lo vamos a reconstruir solamente María Corina, Edmundo y yo, aquí tienen que venir todos a poner su granito de arena.

–¿Que rescataría usted de estos 25 años del chavismo?

–La verdad es que no sé.

–¿Ni siquiera las misiones sociales?

–Las misiones ayudaron mucho al principio al pueblo, pero el pueblo fue manipulado. Fue manipulado al principio con una bolsa decente y ya después las bolsas le ponen cualquier cosa. La gente está pasando mucha hambre, lo veo cada vez que salgo con mi marido, la gente delgada, los niños con una sandalia plástica, un niño que además creo que no se ha puesto una media en su pie, la gente está abandonada. Este no es el país que yo vi. Este país no lo vamos a reconstruir solamente María Corina, Edmundo y yo, aquí tienen que venir todos a poner su granito de arena.

–Soy partidaria de dejar la bolsa de comida, pero una bolsa de calidad.

–Una madre saca 40 arepas de un paquete de harina, eso no pasaba. El chavismo nos utilizó, hablaba mucho del pueblo, pero el pueblo no vio una buena educación. No puedo decir que todo ha sido malo, la gente creyó, porque también la gente vino de otros gobiernos que vieron cosas que no les gustaba entonces llegó el chavismo y estos últimos años peor.

Edmundo González se enfrenta a Nicolás Maduro

Archivo EL TIEMPO Foto: Archivo EL TIEMPO

–¿Qué le da esperanza de que después del 28 de julio pueda iniciarse el cambio?

–Bueno, me da esperanza la gente, ellos son la esperanza de nosotros y nosotros confiamos en que ellos van a votar. Hemos vivido muchos años de miedo, de amenazas de desaparecidos, de cosas horribles y entonces la gente siempre tiene siempre ese miedo.

–¿Usted siente miedo?

–No.Yo tengo mi corazón en Dios. Yo nunca he sido una persona mala, yo no le he hecho nada a nadie.

–¿Cómo sería la Venezuela ideal para usted?

–La gente que no piense que esto va a ser fácil, esto es una cosa que es lenta, todos se tienen que involucrar. Uno puede cambiar rápidamente el sistema de salud para que la gente no se siga muriendo en los hospitales. La bolsa de comida, si hay que seguirla dando, se dará, así como el vaso de leche para los niños en las escuelas…

–¿Se quedarán chavistas en el hipotético gobierno de su esposo?

–Si hay personas de la carrera diplomática, por ejemplo, que tengan formación chavista, pero son buenos en su trabajo, esas personas tienen que seguir trabajando. Hay algo que tenemos claro y es que tú no puedes borrar a la gente.


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