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Los “secretos arqueológicos” de Walid Makled

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Encerrado desde el 2011 en una prisión de dos por dos metros en el complejo carcelario de El Helicoide, en el suroeste de Caracas, condenado a 14 años por narcotráfico, Walid Makled se las ha ingeniado para ocuparse en una nueva tarea sin precedentes, muy distinta a lo que solía hacer antes de que fuera encarcelado: participar a distancia en operaciones arqueológicas en las milenarias tierras que cubren las fronteras de Siria –de donde es originaria su familia–, con Irak, Jordania e Israel.

De acuerdo una serie de videos y fotografías de fecha muy reciente que se acompañan con el nombre de Walid Makled, y que me fueron enviadas por una fuente que me pidió mantenerse en el anonimato, el grupo del cual Makled forma parte ha logrado extraer o reunir una variada gama de piezas que podrían alcanzar varias centurias de antigüedad y que representarían, de ser confirmada su historicidad, un tesoro cultural y religioso con valor incalculable.

Las piezas incluyen numerosos objetos con inscripciones en hebreo y simbología judía, pergaminos y libros litúrgicos, placas y monedas de oro y plata atribuidas a los imperios romano y bizantino,  piezas con lenguaje y simbología islámica y hasta una supuesta tumba con los restos de un hombre con vestiduras y joyas que, según la fuente, corresponden a un antiguo rey de Mesopotamia.

Según la fuente, el cuerpo del rey está sumergido en un sarcófago en lo que llamó un “agua de vida”, que presuntamente ha permitido que el cuerpo se mantenga “incorrupto” por centurias.

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Lo más relevante de este descubrimiento es que según la fuente, junto al cuerpo del Rey se encontraron sustanciales tesoros como “dote” para el más allá: 15.000 monedas de oro, otras 15.000 de plata y otra cifra similar de bronce, además de joyas y artificios funerarios.

Aunque las piezas tienen apariencia de antigüedad y podría considerarse auténticas, la fuente no presentó ningún documento ni estudio autoritativo para respaldar su antigüedad.

Particularmente no pudo confirmarme si el tesoro ha sido sometido alguna vez a estudios para determinar su antigüedad usando métodos como el Carbono 14, que calcula la edad a través de isótopos radiactivos de carbón.

El método permite medir la edad aproximada de una pieza con un margen de error de más o menos 80 años, una variación aceptable si se trata de piezas manufacturadas hace varias centurias e incluso milenios atrás.

“Estos artículos raros y preciosos fueron encontrados a través de excavaciones en algunas zonas donde existieron iglesias antiguas, sinagogas, edificios judíos y cementerios y otros lugares. Al rastrear algunos mapas antiguos, aprendimos el paradero de estos pergaminos y documentos secretos en las regiones orientales de Siria, en las fronteras del río Éufrates y cerca de Irak y parte en donde existió la antigua ciudad de Babilonia”, indicó la fuente en uno de sus mensajes por vía electrónica.

Cuando le consulté a un rabino judío sobre la autenticidad y posible antigüedad milenaria de las piezas con inscripciones judías, me explicó que aunque parecen reales, resulta imposible determinar la autenticidad sin un examen autorizado.

Muchas de las piezas judías de esta colección aparentan estar relacionadas con el antiguo reino de Judá, una de las tribus judías que se establecieron en el norte de Israel, cerca de la frontera con Siria, separadas de la ortodoxia judía me explicó el rabino basado en Washington, Mark Miller.

Un libro con inscripciones judías hechas en cuero

Miller identificó entre las piezas que podrían ser originales una lámina de plata con los diez mandamientos de Moisés en hebreo. Sin embargo, aclaró que si los rollos o libros tuviesen una antigüedad de miles de años, la consistencia de los pergaminos simplemente se desintegrarían sin un trato apropiado.

El equipo arqueológico, que no está afiliado a ninguna universidad o centro de investigación reconocido, ha llevado a cabo las excavaciones en una zona fronteriza de Siria con Jordania e Israel que no está bajo control del régimen sirio de Bashar Al Assad, y en otras áreas fuera de Siria.

Específicamente, las zonas exploradas incluyen una sección de la frontera del norte de Siria con Jordania y el Líbano, la zona que cubre las montañas de Ugarit y Shamra, cerca de la costa mediterránea de Siria, y la parte norte de los territorios palestinos.

Cuando le pregunté sobre cómo se financió la operación, la fuente no ofreció una respuesta. No confirmó si fue financiada por el propio Makled o si se usaron fondos al margen de la ley.

La fuente, sin embargo, me dijo que no hay interés en ofrecer las piezas en venta.

“Las piezas son un tesoro de la humanidad y no nos interesa sacar dinero de esto. El interés es la curiosidad y el respeto por esas culturas antiguas”, indicó.

Resulta difícil establecer el precio de las piezas sin el estudio científico que confirme su antigüedad. Sin embargo, cuando busqué en internet el valor de piezas similares, el precio podía variar de algunas decenas de dólares, hasta varios miles de dólares.

Por ejemplo, una de las piezas identificadas como el Rollo del manuscrito de Esther, con un estuche de filigrana de plata, tuvo un valor estimado de entre 500 y 1.000 euros, según este portal de antigüedades. Pero la pieza ofrecida en el portal tiene apenas poco menos de 100 años de haber sido fabricado.

Otra de las piezas, una moneda de oro con la efigie del emperador bizantino Heraclio, cuya antigüedad data de entre 610 y 612 de la era cristiana, se valoró en 8.718 dólares en esta página de Ebay.

Otra moneda de oro incluida en la colección de Makled, que representa un dinar de oro emitido durante el califato Abbasid, con inscripciones islámicas, que data de entre 786 y 809 de la era Cristiana, alcanzó una cotización de apenas 839,55 dólares, según esta página de Etsy, y de 950 dólares en esta otra página de Ebay.

Una de las monedas de oro de la colección tiene una de las caras muy similar a una moneda de oro encontrada durante excavaciones en la ciudad israelí de Ramat Hasharon. Según este reporte, a la moneda se le calculó una antigüedad de 1.500 años.

No pude encontrar referencias de muchas de las piezas, entre ellas una Torah (libro sagrado de los Judíos) con un estuche con piedras preciosas incrustadas, que parece fabricado con láminas de bronce.

La zona fronteriza entre Siria e Iraq incluye varios lugares considerados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y ha sido descrita por el Departamento de Estado norteamericano como un área de intensa actividad de saqueo arqueológico en años recientes. En 2017, por ejemplo, se identificaron un total de 2,641 sitios donde tenían lugar excavaciones arqueológicas por grupos locales, organizaciones en conflicto como ISIL (Estado Islámico de Iraq y el Levante, en inglés) y hasta los ejércitos de Siria y Turquía.

La intensidad de las excavaciones en las zonas fronterizas de Siria ha generado un muy activo mercado negro de antigüedades, que algunas organizaciones armadas en la zona han utilizado para financiar sus actividades bélicas, según un estudio realizado por la Universidad George Mason para el Buró de Contraterrorismo del Departamento de Estado en 2018.

Cuando le pregunté a la fuente sobre cómo comenzó la operación, me dijo que los trabajos llevan varios años y que los tesoros encontrados están bajo resguardo en varios lugares no identificados de Siria.

La extensa zona conocida geográficamente como El Levante, fue el lugar de importantes regiones y reinos antiguas, como Mesopotamia y Persia, y los reinos de Damasco, Israel y Judá, y los imperios romanos y bizantino, entre otros, que durante siglos dejaron tesoros de valor incalculable enterrados por el tiempo.

Hoy, sin embargo, es una zona signada por la anarquía y los conflictos bélicos entre múltiples actores estatales y no estatales, como los grupos islámicos radicales ISIS y Hezbolá, y el ejército de Siria, que opera en la zona con autonomía propia.

Sweida, la zona de donde proviene la familia de Makled, por ejemplo, es una región separatista que no está completamente controlada por el régimen de Bashar al-Assad. La ciudad es uno de los enclaves de la cultura y la religión druza. Es conocida también como Sweida-zuela, por la alta presencia de sirios-venezolanos que han migrado desde Venezuela en las últimas décadas.

Por Casto Ocando | @cocando

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