Cuando la mayoría de los tripulantes iraníes y venezolanos del avión investigado por supuestos vínculos con el terrorismo estaban preparando las valijas para irse de Argentina, debieron abortar sus planes. Esto es así porque la fiscal Cecilia Incardona apeló la decisión del juez federal Federico Villena de permitir la salida de 12 de los tripulantes.
El juez Villena concedió la apelación y ahora será la Cámara Federal de La Plata la que decida si los tripulantes, que llevan dos meses en la Argentina, pueden irse o si deben quedarse allá, con sus pasaportes retenidos, mientras se determina si estaban realizando tareas preparatorias de actividades terroristas.
Los iraníes y venezolanos están alojados en el hotel Plaza Central Canning, en Ezeiza, y la mayoría pensaba dejar sus habitaciones este viernes.
El juez Villena había dispuesto además que de los 19 pasajeros, quedaran en el país siete (cuatro iraníes, incluido el piloto Gholamreza Ghasemi, y tres venezolanos). Pero el abogado defensor de los extranjeros apeló esa decisión para conseguir que les devolvieran sus pasaportes y los dejaran irse. Esa apelación también fue concedida y será la Cámara Federal de La Plata la que deberá decidir sobre sus situaciones.
No están detenidos, sino que sigue en vigor la medida cautelar mediante la cual se les retienen sus pasaportes y se les prohíbe salir del país. Deberán esperar a que arribe a la Argentina información de los exhortos internacionales enviados por la Justicia y restan pruebas por producir.
Todas estas decisiones se toman en momentos en que Nicolás Maduro reclamó a Argentina que le devuelvan el avión y a los tripulantes que, dijo, están “secuestrados” en Buenos Aires.
El juez resolvió mantener la prohibición de salida del país y retener los documentos de Ghasemi, Abdolbaset Mohammadi, Mario Arraga Urdaneta, Víctor Pérez Gómez y José García Contreras. Asimismo, dispuso que siguiera en pie la prohibición de salida del país de Mohammad Khosraviaragh y Saeid Vaki Zadeh y retener sus documentos hasta tanto se termine de analizar el contenido de sus comunicaciones telefónicas.
En tanto, la fiscalía apeló la decisión de permitir la salida de Mahdi Mouseli, Victoria Valdiviezo Marval, Cornelio Trujillo Candor, Vicente Raga Tenias, José Ramírez Martínez, Zeus Rojas Velásquez, Jesús Landaeta Oraa, Armando Marcano Estreso, Ricardo Rendon Oropeza, Albert Gines Pérez, Angel Marín Ovalles y Nelson Coello.
El juez dijo en su fallo que los sospechosos están imputados pero que, hasta el momento, no hay mérito suficiente para convocarlos a prestar declaración indagatoria.
Villena aclaró que se investiga si ciudadanos de distintas nacionalidades, bajo apariencia de realizar una actividad lícita, están financiando operaciones de terrorismo (concretamente con Hezbollah) o son parte de un plan vinculado con esa organización terrorista.
Al referirse a lo que se encontró en los teléfonos de cada uno de los sospechosos, el juez indicó que en el caso de Ghasemi se destacan diversas capturas de pantallas, videos e imágenes en las que se pueden observar contextos bélicos, armas, ejércitos, dirigentes y el logo del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, así como también de las Fuerzas Armadas Quds y de Hezbollah, y personas a quienes se les habría quitado la vida, entre otras imágenes. Incluía la de un sospechoso del ataque a la AMIA, Mohsen Rezai, excomandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Por otro lado, el FBI envió datos sobre Ghasemi y su relación con grupos terroristas como la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC-QF) y Hezbollah.
Las fuerzas Quds y el IRGC no son consideradas organizaciones terroristas en la Argentina. No obstante, la organización Hezbollah sí es considerada terrorista aquí. El juez quiere ahondar esa línea de investigación.
En cuanto al copiloto, Abdolbaset, en su teléfono se obtuvo una credencial vigente hasta el 20 de diciembre de 2023, a su nombre, como tripulación de Mahan Air. También se halló un plan de vuelo de la empresa Mahan Air del 21 y 22 de mayo con ruta de Caracas-Irán. En ese viaje él formó parte de la tripulación junto con Ghasemi en este mismo avión.
Abdolbaset también voló en la ruta Teherán-Damasco con la aerolínea Fars Queshm Air, entre el 27 de mayo del 2020 al 26 de abril del 2022. Al menos siete de esos vuelos los habría realizado en compañía de Ghasemi. En algunos de esos viajes la tripulación estaba compuesta por tan solo tres miembros.
Asimismo, al juez le resultaron sospechosas charlas de WhatsApp y Telegram en las que Abdolbaset le pide al resto de los integrantes del grupo de WhatsApp datos personales. Uno de ellos sostuvo “ser un mártir”. Por otro lado, entre la documentación secuestrada en su habitación del hotel, se han encontrado credenciales de Mahan Air.
En cuanto a Pérez Gómez, el juez destacó que se desempeña en Emtrasur como gerente general de Operaciones y habría pertenecido a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Entre sus papeles hay una nota dirigida a Samir Maklad, ofreciendo sus servicios. Maklad “se trataría de una persona que podría estar vinculada a Hezbollah y, según fuentes abiertas, la familia Maklad podría ser dueña del Aeropuerto Santiago Mariño de Nueva Esparta, ubicado en la República Bolivariana de Venezuela”, dijo el juez.
En cuanto a Arraga Urdaneta, gerente de Administración de Emtrasur, quien tendría a su cargo los pagos inherentes a los vuelos, el juez destaca que perteneció a la Fuerza Armada Bolivariana como mayor y que está en “reserva activa”. Villena quiere indagar en los motivos por los cuales acompañó a la tripulación, averiguar más sobre las cuentas bancarias radicadas en Panamá y Singapur que menciona en documentos que le fueron secuestrados y sobre las empresas constituidas como “espejo” a las que se refiere en sus anotaciones.
En cuanto a García Contreras, el juez quiere investigar más porque encontró que escribió en un chat, tras la revisión del avión: “Gracias a Dios no encontraron nada”, a lo que su interlocutora le contestó: “Gracias a Dios. Yo estaba temblando con eso, pero no quería preguntar porque sé que están vigilados”.
En cuanto a Khosraviaragh y a Saeid Vali Zadeh, está pendiente de traducción el contenido de los documentos hallados en sus dispositivos electrónicos en farsí.
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