Los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez integran desde hace años los círculos de poder en Venezuela y son voces fundamentales del régimen de Nicolás Maduro. Ganan eco con la asunción de él como presidente del Parlamento, mientras ella se mantiene como número dos del Ejecutivo. Son ahora núcleo de poder.
Delcy y Jorge son los hijos de Jorge Antonio Rodríguez, un primigenio militante socialista que fue detenido por las autoridades y murió en un calabozo, según múltiples denuncias, como consecuencia de las torturas que padeció durante su arresto.
Eso les convierte en una suerte de aristocracia revolucionaria que hizo que, muy pronto, Hugo Chávez pusiera sus ojos sobre ellos y crecieran con una autoridad que no ha dejado de aumentar. Se han transformado en un sólido cimiento del poder venezolano.
Jorge, un rostro para negociar
Rodríguez no es solo una figura clave por el rol que ejercerá como jefe del Parlamento chavista, sino que también desempeñará un papel fundamental para dialogar con la oposición y, presumiblemente, con las delegaciones internacionales que aspiren a mediar entre las partes.
Este martes, en su primer discurso como presidente del Legislativo, lanzó su propuesta: «De esta Asamblea Nacional saldrá, en las próximas horas, una comisión para un gran diálogo nacional, un diálogo donde estemos todos».
Antes de lanzar el guante, Maduro había dado luz verde, a su manera, a estas negociaciones al advertir que el Parlamento iba «a tener un mecanismo de diálogo» y «la capacidad» para conversar «con todo el país».
Por ahora, nadie ha respondido a la propuesta lanzada por Rodríguez, que ha planteado una negociación abierta con actores sociales y políticos, incluidos aquellos que no acudieron a las elecciones del pasado 6 de diciembre, es decir, al sector que lidera Juan Guaidó.
Sin embargo, se le puede considerar casi como un veterano negociador con la oposición. Se ha sentado al otro lado de la mesa de conversaciones incluso cuando los puentes parecían rotos, tras el conato de levantamiento que lideró Guaidó el 30 de abril de 2019.
Entonces, encabezó una comisión que tuvo del otro lado a quien en ese momento era vicepresidente de la Asamblea Nacional, Stalin González, un hombre al que se consideraba como la mano derecha de Guaidó.
La actual designación de Rodríguez, un hombre que tuvo una cercanía extrema a Chávez augura que, desde el Parlamento chavista, habrá un intento por acercar posturas para terminar una crisis que parece perenne.
Delcy, el eco del régimen
Si de un lado, Jorge alzará su voz en el Legislativo, pocas dudas hay de que tendrá su eco en el régimen, en el que su hermana y vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, ha ido consolidando un rol cada vez más importante.
Bajo los gobiernos de Chávez, la menor de los Rodríguez no desempeñó cargos de importancia, pero con Nicolás Maduro en el poder ha sido ministra de Comunicaciones, de Relaciones Exteriores y, desde junio de 2018, vicepresidenta ejecutiva.
En junio de 2016, cuando ocupaba el cargo de canciller, se reunió con el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, durante una asamblea de la Organización de Estados Americanos.
Tras el encuentro, Kerry anunció que iba a comenzar un diálogo que fue bien recibido por Maduro. Todo quedó truncado y enconado cuando Donald Trump accedió a la Casa Blanca, que abandonará el próximo 20 de enero. Se sentará entonces en su puesto Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos en 2016.
La situación no es la misma, pero si Jorge en el Parlamento promueve un diálogo, su eco en el gobierno, Delcy, podría tratar de suavizar la relación con el país norteamericano, tal y como hizo en su época de canciller.
El eterno dilema de la sucesión
El eterno rumor que circula por los mentideros de Caracas se ubica en línea de sucesión, pues el reclamo constante de la oposición es la salida de Maduro del poder.
Hoy, más que nunca, esa posibilidad apunta a los Rodríguez, pues, según la Constitución, las faltas temporales del presidente deben ser suplidas por el vicepresidente ejecutivo hasta por 90 días, prorrogables por decisión de la Asamblea Nacional por 90 días más.
«Si una falta temporal se prolonga por más de 90 días consecutivos, la Asamblea Nacional decidirá por mayoría de sus integrantes si debe considerarse que hay falta absoluta«, recoge el artículo 234.
En caso de que haya faltas absolutas, es decir, si Maduro muere, renuncia, su destitución es decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, su incapacidad física o mental permanente es certificada por una junta médica y con aprobación de la Asamblea Nacional, se abre otra posibilidad.
Si eso sucede, y mientras se elige y toma posesión el nuevo mandatario, la Constitución explica que se debe encargar de la primera magistratura el líder de la Asamblea Nacional, es decir, Jorge Rodríguez.
Bajo la hipótesis de la apertura de un proceso de negociación, parece claro que la primera petición de la oposición y de muchos países que no reconocen la reelección de Maduro en las elecciones de 2018 será la renuncia del actual presidente.
Eso pone todavía más relieve en la figura de los hermanos Rodríguez, dos nombres clave en el régimen, la acción legislativa y, sin duda, en el presente y futuro de Venezuela.