¿Qué hacer con Venezuela? La pregunta gravita en un ambiente siempre tenso a nivel de jefes de Estado. Tanto Iván Duque, el presidente de Colombia, como Nicolás Maduro se muestran cada vez más ásperos mutuamente. En ese escenario, sin embargo, se escuchan voces que invitan a buscar otras alternativas. No son opiniones marginales, sino de quienes aspiran a ganar las elecciones en Colombia en 2022.
Así, por ejemplo, en entrevista con María Isabel Rueda, este lunes el exministro Juan Carlos Echeverry aseguró en El Tiempo que se debe hablar con Venezuela, con el que tenemos muchas diferencias y animosidades. “Deberíamos asumir una actitud de diálogo diplomático”, argumentó.
Desde otras orillas políticas hay coincidencias. En su correría por Cúcuta, los miembros de la Coalición de la Esperanza –de centroizquierda– dijeron que buscarían restablecer la comunicación con el país vecino, con el que compartimos más de 2.000 kilómetros de frontera.
Comunicación entre Venezuela y Colombia
“Nos comprometemos a renunciar a la diplomacia de micrófono y restablecer los canales de comunicación entre Bogotá y Caracas, en especial para atender asuntos binacionales urgentes como la pandemia, la migración y la seguridad”, afirmaron.
Hace unos meses, Gustavo Petro, senador de la Colombia Humana y quien encabeza las encuestas de intención de voto, dijo que en caso de ser elegido presidente, restablecería inmediatamente las relaciones con Maduro.
Son mensajes que van en contravía de la política exterior del presidente Duque. Él sigue enfocado, como lo ha hecho desde el comienzo de su gobierno, en tratar de minar el poder de Maduro.
Empezó con lo que llamó “el cerco diplomático” hasta llegar a la semana pasada, cuando le pidió a Estados Unidos que declare a Venezuela país promotor del terrorismo, pues asegura que protege a las guerrillas del ELN y a disidencias de las FARC que perpetraron atentados contra una brigada militar en Cúcuta –en donde había varios militares estadounidenses– y contra su helicóptero, con la clara intención de matarlo.
Con ese panorama, ¿llegó la hora de un diálogo diplomático entre Colombia y Venezuela? Los expertos coinciden en que la estrategia de aislamiento de los Estados que viven en regímenes dictatoriales, como Venezuela, no es una buena idea, por lo que acercarse más y buscar consensos en algunos mínimos es necesario.
“Abrir canales diplomáticos para tener conversaciones y que Venezuela se reinserte en los procesos democráticos de la región será útil”, advierte el analista internacional Carlos Arévalo. Sin embargo, esto no implica desconocer la obligación que el país tiene de evidenciar las violaciones de derechos humanos, infracciones contra el Estado de derecho y atentado contra las instituciones que se perpetran en Venezuela.
“Hay que buscar unos puntos de acercamiento y poner unos mínimos básicos donde ni en Venezuela se permita la planeación de actividades contra la democracia colombiana y nosotros garantizar que ningún actor pretenda buscar la resolución de la dictadura venezolana a partir de la fuerza de una acción organizada desde Colombia”, agrega Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.
Pero ¿qué tan viable es esto? Dada la postura que ha mantenido el actual gobierno, al que solo le resta un año para culminar su período, es improbable que haya un cambio en la política exterior.
Además, está la evidente presencia de grupos armados ilegales en Venezuela que traza una línea roja difícil de cruzar para el gobierno de Duque. Este punto, asimismo, ha intensificado la desconfianza entre ambos países y les ha servido de pretexto para acusarse mutuamente de “conspirar” en su contra y hacen más difícil la situación.
“A todas luces, este no sería el momento para negociar, aquí ningún modelo de enfoque cabría para establecer algún tipo de agenda común. No existiría ni la más mínima posibilidad”, dijo el catedrático en ciencia política Luis Felipe Vega.
Los analistas llaman la atención por otra dificultad que hay en el camino: desde la llegada de Joe Biden a la presidencia, Estados Unidos no ha hecho, al menos de cara al público, cambios en su relación con Venezuela. Tampoco la Unión Europea. Lo que muestra que a pesar del drama para millones que viven en la frontera, Colombia en solitario no puede iniciar un vuelco tan drástico con el régimen.
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REDACCIÓN POLÍTICA
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