El Líder opositor venezolano Leopoldo López, considera que luchar por la libertad, por los derechos humanos y por la democracia es «una decisión de vida», de la que nunca se ha arrepentido, pese a las consecuencias personales y familiares que ha sufrido.
«Para mí es mi razón de vida, es mi propósito», afirma en una entrevista con la Agencia EFE, con motivo de la publicación en España de la novela «Nos quieren muertos», del escritor español Javier Moro, que narra la experiencia de lucha y de cárcel de López por enfrentarse al gobierno de Nicolás Maduro.
El opositor venezolano reconoce que nunca quiso salir de su país, por eso se presentó ante la Justicia en 2014, se sometió a un juicio por el que fue condenado a casi 14 años y vivió la dureza de la cárcel, hasta que en 2020, después de pasarse meses en la embajada de España en Caracas, salió de manera clandestina de su país y llegó a Madrid, donde vive su familia.
Hora de aglutinar esfuerzos
López reconoce que la lucha por la libertad y la democracia en Venezuela no vive los momentos de movilización y entusiasmo de años pasados. «Ahora nos toca volver a remontar (…) para ver si ya, finalmente, abrimos la puerta hacia una transición de la democracia», dice.
Insiste en que no se puede evaluar a Venezuela «como si fuese un país normal», «con dos partes en conflicto y equiparar a esas partes». «La realidad es que en Venezuela hay un opresor y un pueblo oprimido».
Como ejemplo, expone los ocho millones de venezolanos que han tenido que salir del país, 25% de la población. «Creo que es el mejor síntoma de lo que ocurre en Venezuela», concluye.
Respecto a las elecciones presidenciales previstas para 2024, considera que no hay «condiciones electorales», con «una persecución permanente» a la disidencia.
De cara a esos comicios, ya se abrió la carrera para las primarias, pero el pasado día 17 la opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD) denunció que el gobierno ejecuta un «perverso plan» para impedir las primarias del 22 de octubre, en las que la oposición definirá a su abanderado para 2024.
No obstante, López se muestra esperanzado, porque, en su opinión, en Venezuela se está abriendo un nuevo ciclo «que presenta una oportunidad para organizar, para movilizar a los venezolanos que estamos dentro y fuera de nuestro país”. «Lo peor que podemos hacer es dejar de luchar», concluye.
Pero insiste en que su papel en estos momentos no es estar «en primera línea».
«Al salir al exilio asumí con claridad, y así se lo he planteado a mi organización política (Voluntad Popular), que la primera responsabilidad la tienen quienes están en la primera trinchera de la lucha que son quienes están en Venezuela», explica.
Y considera que «el gran desafío es cómo articular de manera constructiva el aporte que podamos hacer quienes estamos afuera con quienes están adentro».
«Nos toca aglutinar de la manera más eficaz posible», afirma, e incluye «a todos los que puedan contribuir a la lucha (…), independientemente si hayan estado en algún momento dado en la fila de la dictadura, son necesarios».
Una lucha global
Leopoldo López atribuye la permanencia de Maduro en el poder, que ostenta desde el fallecimiento de Hugo Chávez en marzo de 2013, al «apoyo decidido» que recibe «de sus socios y de sus padrinos autocráticos» como Rusia, China o Irán, que «es muy superior al que recibe la causa por la democracia».
Por eso, el opositor venezolano trabaja desde el exilio, junto a otras personas en su misma situación en todas partes del mundo, a través de la organización World Liberty Congress, creada al ser conscientes de que «las autocracias están trabajando en red y nosotros estábamos totalmente dispersos».
«Creo que hay que hacer un gran esfuerzo, y por eso nuestra iniciativa, para entender que esto es una lucha global, no es de derecha-izquierda», «sino de autocracias, que no tienen ideologías (…), enfrentados a quienes quieren y promueven la libertad y el respeto a los derechos humanos».