El eurodiputado Leopoldo López Gil, del Grupo Partido Popular, enfatizó que el Parlamento Europeo no reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela ni a la Asamblea Nacional electa en 2020. La aclaratoria la hizo luego de que esa institución europea tomara la decisión de enviar en los próximos días a un equipo de eurodiputados para que observen las elecciones de alcaldes y gobernadores del 21 de noviembre.
Ese despliegue no significa que se vaya a reconocer el gobierno de Maduro, afirmó López Gil a El Nacional, ni que se esté interfiriendo, subrayó. Resaltó que el propósito de las misiones de observación es presentar recomendaciones para que los países perfeccionen sus procesos, que sean más democráticos, verificables y transparentes posibles.
Misión del Parlamento Europeo
El Grupo del Partido Popular Europeo se excluyó, por coherencia política, de la misión que designó el Parlamento. Reiteraron su oposición al despliegue de la Misión de Observación Electoral, que aprobó Josep Borrell, alto representante de la diplomacia europea.
“El único responsable del deterioro de la imagen de la Unión Europea, de lo que pueda ocurrir y de la convalidación del comportamiento del régimen, será el señor Borrell, pero con los grupos políticos del Parlamento Europeo que se integrarán en la Misión de Observación Electoral como cooperadores necesarios”, advirtió el Partido Popular Europeo.
López Gil aseguró que la Misión de Observación Electoral estará centrada en los aspectos técnicos y que la del Parlamento Europeo en los asuntos políticos. En esto, aseguró, se centra la importancia de que se lograra el envío de europarlamentarios.
“Un evento lleno de falacias”
—¿Cómo le parece que ha avanzado el proceso electoral en Venezuela?
—El proceso electoral es un evento lleno de falacias, empezando porque no hubo una revisión exhaustiva del padrón electoral, del registro de electores; no se abrió la excepción de nuevos electores, en un país donde todo el mundo sabe que ha habido un fenómeno migratorio de 6 millones de personas. Si suponíamos que había una población inicial de 30 millones, de la cual se fue una porción importantísima de la población, eso debe tener un efecto en el electorado. Esto, lamentablemente, no se ha registrado. Por lo tanto, se está partiendo de un proceso hecho con remiendos. Además, creo que el punto de partida más grave, en Venezuela desde que llegó el socialismo del siglo XXI el sistema electoral pasó a ser electrónico que está lleno de dudas, de posibilidades de fraude, pero poco sabemos y poco le han dejado saber a los técnicos del proceso. Desde luego que yo desconfío totalmente. Esto para mí no es una elección que vale la pena llamar transparente ni verificable, es una elección que va a permitir cierta farsa electoral.
—Pero, pese a ese remiendo que menciona, hay observadores europeos y en los próximos días llegarán otros. ¿No da esto ciertas garantías de que las elecciones pueden ser, como han considerado otros europarlamentarios, una oportunidad?
—Los observadores internacionales, incluyendo los del Parlamento Europeo, tienen una gran responsabilidad cuando vayan a emitir su opinión. Cuando leí lo que se va a observar es difícil que tú deduzcas que de esa observación llegues a conclusiones verdaderamente fundamentales sobre el proceso. Y lo voy a referir rápidamente: en Venezuela no hay libertad de medios de comunicación, hay dudas de que haya libertad de prensa, solo hay que preguntárselo a los periodistas que están perseguidos o presos, hay asociaciones que han tomado los controles de los medios que están próximos al gobierno, pero aquellos que no se doblegaron han tenido pérdidas. No hay libertad de presentación de candidatos. Habría que preguntarle a las 300 personas que están todavía presas, muchas de ellas sin ser llevadas a juicio, a ver si ellos opinan que podrían presentarse libremente como candidatos. No hay libertad de movimiento de los partidos ni uso de sus atribuciones. Habría también que preguntárselo a las personas que han visto cómo les han arrebatado la representación de sus partidos, el uso de sus símbolos. Eso es solo una ilustración. Por eso yo insistí en que se debían enviar los observadores del Parlamento Europeo, además de los técnicos de la Misión de Observación Electoral, porque los técnicos, ¿qué hacen? ¿Hay alteraciones en las listas? No van a encontrar eso. ¿Hay forcejeo en las filas electorales? No van a encontrar eso. ¿Va a haber alteraciones en las máquinas electorales? ¡Hombre!, si no las han encontrado con todas las dificultades que hemos tenido en el pasado, dudo que las encuentren ahora. En fin, creo que una cosa es llamar a una observación técnica y otra cosa es llamar a estas elecciones libres y democráticas.
“Convertir la retirada en ofensiva”
—Voluntad Popular tiene una gran cantidad de candidatos postulados. Sin embargo, su hijo aseguró que no votaría el 21 de noviembre si estuviese en Venezuela. ¿Este tipo de declaraciones no genera más confusión?
—Si yo fuese un dirigente político local estaría planteándome una nueva operación ante lo que viene en un par de semanas, y yo la llamaría la Operación Vuelvan Caras, tal como hizo el general Páez: desconcertar al enemigo. Cuando la gente piense que están retirados, darse la vuelta y convertir la retirada en ofensiva. Creo que esto es lo que corresponde hacer en este momento, cuando todo el aparato oficial piensa que la oposición va en una especie de retirada, de reconocimiento de los procesos, y que la gente no está animada a votar, llamar entonces al elector y decirle «vamos a sorprender, vamos a darle la vuelta al tema, vamos realmente a escoger y, por lo menos, tener la posibilidad de demostrar que nos están robando los votos».
—¿Cuál es su opinión sobre la decisión del PP de no participar en el envío de la misión del Parlamento Europeo para las elecciones en Venezuela?
—Es una cosa única, nunca había pasado que el PP por voluntad propia se excluyera de una misión. Es muy complejo y, por supuesto, había dudas de si me aceptaban o no como miembro de la misión, si la acreditación nacional iba a darse o no, y si no se daba no se podía aceptar. En fin, mucha especulación y yo me quedo con mal sabor en la boca porque, desde luego, lo que nos dicen es que no hay claridad y que no hay transparencia; y lamentablemente estas elecciones no dejan de ser una incógnita sobre su validez.
Parlamento Europeo: visión más política
—¿Cómo explica ese acompañamiento de europarlamentarios?
—Ellos deberían de tener la libertad para poder hacer sus observaciones, conversaciones y tener una visión más política que técnica del proceso; y normalmente el resultado de su observación se traduce en el acompañamiento a la misión técnica y así se tiene una mejor idea ante el Parlamento —no ante el Servicio Exterior, que envió la Misión de Observación Electoral— donde se puede informar la posición parlamentaria que resulte de las elecciones.
—La invitación a la Misión de Observación Electoral, ¿también comprende el envío de un grupo de parlamentarios? Es decir, ¿sabía el gobierno de Venezuela que el Parlamento Europeo desplegaría una misión paralela? Me comenta que tendrán una posición política, pero el oficialismo habla mucho sobre el injerencismo.
—Yo supongo que está sobreentendido que cuando se invita a una observación de la Unión Europea se está invitando con todas las posibilidades de que incluya a la misión parlamentaria. No creo que puedan excluirla. Sería un absurdo que se excluya la misión política de la misión técnica. El Parlamento Europeo no lo aceptaría.
—Pero entonces la posición que pueda asumir el Parlamento Europeo podría marcar más las diferencias que existen con el chavismo.
—Estoy seguro que va a generar diferencias, por supuesto, acuérdate de que el Parlamento Europeo no reconoce al gobierno de Nicolás Maduro (mayo de 2018), tampoco reconoce la elección de la Asamblea Nacional (diciembre de 2020). Esa es una realidad, que se está yendo a un sitio donde no son reconocidos y que, por lo tanto, habrá dificultades. Ahora, eso no es ser injerencistas, lo que estamos es observando, y habrá que resaltar una y otra que una observación es por invitación. En este sentido, quiero resaltar que el propósito de todas estas misiones son las recomendaciones que están en el informe final y el propósito es, precisamente, ir perfeccionando los procesos para que sean lo más democráticos, lo más verificables y lo más transparentes posibles. Si esto lo vamos a llamar injerencia, creo que no hay buena voluntad de parte del régimen.
¿Un paso hacia adelante?
—Hay críticos que aseguran que legitimarían las elecciones y, por lo tanto, reconocerían al gobierno de Venezuela.
—Ninguna misión ni legítima ni deslegitima. Lo único que puede hacer es observar y opinar si el evento se desarrolló o no cumpliendo los estándares aceptados como para decir que fue libre, transparente y democrático. Hay situaciones que nos hacen pensar que no hay esas condiciones porque reconocemos que hay presos políticos, hay una incautación a la dirección legítima de ciertos partidos, hay una traición por parte de algunos miembros de esos partidos que han usurpado la representación legítima y los símbolos. Existe una serie de circunstancias que hace pensar que las condiciones son dudosas. Sin embargo, hay quienes, dentro de ese ambiente, dicen que esto es un paso que hay que dar para avanzar hacia lo que realmente importa, que es un calendario para celebrar unas elecciones presidenciales, que puedan permitir un verdadero cambio de régimen. No estas regionales y municipales que no van a causar ningún cambio en el régimen.
—Veníamos de la abstención y realmente falta poco para las elecciones. Todavía pareciera que los venezolanos no están totalmente convencidos.
—No debería ser así porque, si los venezolanos recuerdan, la última vez que votaron por un Congreso nacional legítimo, ganaron las elecciones los opositores. Acto seguido, vino una serie de actuaciones por parte del régimen que motivaron el desconocimiento. Es decir, se desconoció la presidencia de Nicolás Maduro y se desconoció la Asamblea Nacional presidida por Jorge Rodríguez. Pero los venezolanos de oposición tienen que recordar que, si asisten de forma verdaderamente contundente, todas las estadísticas señalan que habrá un triunfo por parte de la fuerza no oficialista.
—¿Cómo seguirá Venezuela después de las elecciones?
—Sí yo tuviese una bolita de cristal, tal vez podría decirlo, pero no me atrevo. Lo único que pido es al Señor, al ser superior, que ilumine las mentes, tanto de los líderes democráticos venezolanos como a toda la población, para que escojan el mejor camino para lograr una transición hacia la democracia y una recuperación de la paz, de la libertad, de la justicia y, sobre todo, del futuro para Venezuela. Porque lo que se está quedando en evidencia es que Venezuela no cuenta con futuro. Estamos viendo un desprecio total hacia el país. Están saqueando las empresas que antes fueron un orgullo nacional, las están convirtiendo en chatarra.
—No podemos pensar que todo esto está sucediendo y que no haya ninguna intención por parte de los gobernantes de recuperar el bienestar para su país. Y eso además del abandono de los hospitales, de las clínicas, de los profesionales de la salud y, más aún, según documentan las publicaciones de instituciones investigadoras bien calificadas en Venezuela como la Encovi, el abandono de los estudiantes a las escuelas. Lamentablemente vamos a tener una Venezuela, no después del 22 de noviembre, sino dentro de 5 años, llena de personas que nunca asistieron a la escuela, que no recibieron buena alimentación ni atención. Tampoco vacunadas porque ahora se habla del covid-19, pero pregunte cuál fue la última campaña de vacunación en Venezuela contra la polio, el sarampión o cualquier otra enfermedad. Campañas que tanto se hacían en la democracia. Todo eso está abandonado y esta es la pregunta que hay que hacer: ¿le van a ofrecer en un futuro a Venezuela o se van a hundir en esta situación tan triste que se vive hoy?
— Y ante eso, ¿qué le dice a la dirigencia política de Venezuela?
—A la dirigencia de oposición venezolana, pero a la verdadera, que se sacrifica, que tiene a sus dirigentes en el exilio o presos, mis palabras de admiración y solicitud de que continúen en la lucha. Le pido a la dirigencia opositora que pudiese ser un poco más coherente sobre qué hacer en este caso, que podría ser una gran oportunidad para Venezuela, y así lo espero. Y al régimen, simplemente que, por favor, sea más sincero y haga un examen de conciencia, que reconozca el gran fracaso en el que han sumido el país, en un engaño no sabemos motivado a qué. Porque ni siquiera ideológicamente se podría justificar. Y a la población en general le pediría que pensar muy bien, pero muy bien, lo que va a hacer el día de las elecciones, que no se deje llevar por premisas o por cantos de sirenas, sino que piensen muy bien.
Investigación en la CPI es importante
—¿Qué observación tiene sobre el avance en el caso de Venezuela en la Corte Penal Internacional?
—Es importantísimo el hecho de que ya formalmente se haya abierto una investigación con el propósito de demostrar que los crímenes que todos conocemos, y sabemos, y que están bien documentados y cuantificados, tienen una característica muy particular: obedecen de forma sistemática a un propósito, por lo que se pudo haber incurrido en una definición de política de Estado, como el uso de la violencia y el abuso de los derechos humanos. Y establecer claramente la cadena de mando. Como bien se sabe, en Venezuela el responsable último de las Fuerzas Armadas es el comandante general. Bueno, si el comandante general está en conocimiento de lo que están haciendo sus subalternos tiene una responsabilidad directa. Creo que esto es lo más importante de haber abierto formalmente el proceso. Nos da un respiro en cuanto a creer o no en la justicia internacional, y hay que destacar también que es el primer proceso de este tipo en esta parte del mundo.
—¿Podría eso incidir en la credibilidad que puede tener el gobierno dentro de los sectores del chavismo, incluso influir en el resultado de las elecciones?
—La historia nos ha dicho que al chavismo, cuando recibía un revés en una acción internacional, le daba por desconocerla. Tenemos el caso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuando el caso de Leopoldo López Mendoza fue llevado en contra del Estado venezolano y al haber ganado el juicio al final, por un lado, la Contraloría General de la República dijo que era inaplicable y, por otro lado, el entonces presidente Hugo Chávez decidió que era preferible abandonar el circuito de la CIDH en lugar de cumplir con la obligación de ejecutar la decisión. ¿Qué estoy ilustrando con esto? Que no me extrañaría que después de que salga alguna decisión incómoda el régimen de Venezuela diga que la Corte Penal Internacional está dominada por los intereses de Washington, o de quien sea, y entonces la desconozcan y no hagan nada.
—¿Cómo se ha mantenido el seguimiento del Parlamento Europeo a la violación de los derechos humanos en Venezuela?
—El Parlamento Europeo ha producido varias resoluciones en las que condena, precisamente, la violación continua y sistemática por parte del régimen venezolano de los derechos humanos. No solamente por la constatación de prisioneros por razones políticas, sino también últimamente por la violación a la independencia del Poder Judicial y creo que el Parlamento Europeo en esto no ha cambiado su opinión. Lo seguiremos condenado al igual que las Naciones Unidas, que cualquier organismo e incluso la Misión Independiente para la Determinación de los Hechos. Lamentablemente en Venezuela se tiene como una política de estado la violación de los derechos humanos.
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