VENEZUELA

Redes sociales: el espacio en el que denunciar tiene eco, pero no hace justicia

por Avatar Isaac González Mendoza (@IsaacGMendoza)

El movimiento comenzó en Instagram con la ola de testimonios de adolescentes y jóvenes abusadas y acosadas por el cantante Alejandro Sojo y su amigo Murachi Palomo.

Era apenas el primer paso del MeToo venezolano, identificado aquí como #YoTeCreoVzla como una muestra de apoyo a víctimas ignoradas por años.

Luego llegaron más denuncias, además de Instagram, en Twitter y en Facebook, de manera anónima o con nombre y apellido, escritos o con videos, hasta convertirse en una voz indetenible, que hablaba alto, muy alto.

En un país caracterizado por la impunidad, las redes sociales se convirtieron en el único espacio para visibilizar las agresiones sexuales, lo que ha devenido en la creación de iniciativas para garantizar el apoyo a las víctimas.

Uno de estos movimientos es el propio #YoTeCreoVzla, conformado por iniciativa de la trompetista y productora musical Linda Briceño, que se ha trazado tres objetivos: visibilizar los testimonios, conectar a las víctimas con organizaciones que les ofrezcan acompañamiento psicológico, psiquiátrico y legal e impulsar campañas de prevención y formación.

A la fecha #YoTeCreoVzla ha recibido casi 600 denuncias de algún tipo de agresión sexual.

Ariana González, una de las voceras del movimiento, considera que el papel de las redes sociales ha sido fundamental porque generan ruido. Por ejemplo, recuerda, en el caso de Alejandro Sojo, vocalista de la banda Los Colores, había denuncias desde 2018, pero no trascendieron como ahora, pues esta vez son varios los testimonios y queda claro que hay un patrón de conducta gracias a los registros de chats publicados en la cuenta de Instagram @AlejandroSojoEstupro.

“Las redes sociales juegan un papel importante. Sin ellas hubiese sido difícil de visibilizar esta situación, y yo rescato la valentía de todas las víctimas que decidieron dar un paso porque sé que no es fácil”, dice la activista por los derechos de las mujeres.

“Al final generalmente las víctimas, al denunciar, lo que buscan es evitar que el agresor siga haciendo lo que hace, siga afectando a otras personas”, subraya González, aunque reconoce que un aspecto negativo de las redes sociales es que las afectadas se exponen a la revictimización ante cuentas bots que insultan o intentan deslegitimar la protesta, pero de todos modos, insiste, las víctimas denuncian para que los delitos no se sigan cometiendo.

Sobre las falsas acusaciones, González advierte que solo entre 2% y 5% de los señalamientos suelen ser infundados: “Tienes un universo de más de 90% de casos reales. Sin embargo, en el movimiento tenemos claro que no somos jueces ni parte ni instancias de justicia. A nosotras no nos corresponde determinar si se está diciendo o no la verdad, nosotras simplemente visibilizamos las denuncias, pero no nos corresponde emitir juicios de valor”.

Uno de los debates de los últimos días es si las redes sociales son un espacio idóneo para denunciar. El director de Acceso a la Justicia, Alí Daniels, considera que sí porque cuando hay denuncias formales en la mayoría de los casos la Fiscalía no actúa con celeridad. “El hecho de que denuncies en las redes en algunas ocasiones hace que la Fiscalía actúe. Entonces, en ese sentido sí tiene alguna eficacia jurídica en la medida en que incita a que esta actúe”, explica.

Y hay otro elemento importante que menciona el abogado: permite que otras víctimas puedan ver que no son las únicas y eso genera una ola que permitirá a otras unirse a la denuncia.

“Generalmente los abusadores sexuales no se contentan con una sola víctima. Entonces, que los demás sepan que esto ocurrió con otras personas les dará fuerza para poder decir que no fueron los únicos. De esa manera se puede armar un caso más sólido: nunca será lo mismo una persona contra otra que cuando tienes varias”, precisa Daniels.

Pone como ejemplo los casos de abuso sexual en la Iglesia católica. La mayoría se construyeron gracias a los testimonios y no sobre la base de estudios forenses o biológicos. “El abusador actúa bajo impunidad, lo hace por primera vez y se da cuenta de que no ocurre nada y entonces continúa. Fue lo que pasó con los sacerdotes de la Iglesia, por eso hubo tanto niños afectados”.

Pero, aunque se haga la denuncia por redes sociales, el abogado señala que las víctimas deben formalizarla ante el Ministerio Público para que se abra un procedimiento. “Si no consta en expediente el abuso debidamente identificado no se puede hacer nada”.

En la misma línea opina Ariana González: “Nosotras siempre promovemos que la víctima haga una denuncia formal ante los organismos competentes. Entendemos que en Venezuela la justicia falló, eso es evidente, sin embargo sugerimos que se haga la denuncia formalmente porque en algún momento habrá personas en esos cargos a las que sí les importarán los casos y tomarán en cuenta las denuncias”.

También es importante, apunta Daniels, que las víctimas reciban apoyo jurídico y psicológico de organizaciones como Avesa, Cepaz o Psicólogos Sin Fronteras: “Porque lo peor que puede ocurrir en este tipo de situaciones es que haya una revictimización, que es otro tema. La gente dice, ‘bueno, vayan al Ministerio Público’, pero yo puedo decir que una persona cercana a Acceso a la Justicia tuvo una hija que fue abusada y cuando acudió con su hija a poner la denuncia el policía le preguntó si ella había provocado el abuso. Eso ocurre, por eso es importante el apoyo”.

También advierte que en situaciones como esta el régimen aprovecha para “pescar en río revuelto”, como ocurrió con José Rafael Briceño, a quien el Ministerio Público abrió una investigación por “instigar a drogar y violar mujeres” luego de viralizarse un video en el que el comediante hizo un “chiste” misógino.

Alí Daniels reconoce que lo dicho por Briceño en el video es detestable, pero nadie lo acusó de abuso: “En este tipo de situación se puede decir que hubo un exceso por parte de las autoridades. Es un discurso que no es el adecuado pero tampoco puedes decir que constituye un delito. No se trató de algo particular contra una persona”.

Caso contrario es el del escritor Willy Mckey, que se suicidó en Buenos Aires el 29 de abril tras confesar que había sostenido relaciones sexuales con una menor de edad: “Él confesó, es un elemento incontrovertible, y además de la muchacha que lo denunció hubo otras personas que dijeron ‘conmigo también cometió abuso”.

“Ahí se cumple el patrón de que esta gente no actúa contra todo el mundo: ellos son depredadores en el sentido literal del término. Es decir, escogen a sus presas, saben a quién atacar, cómo hacerlo, tienen todo un patrón de conducta para reforzar su acción y no culpabilizarse sino verlo como algo natural, como que la mujer es quien lo está provocando”, agregó.

Pero de todos modos, subraya Daniels, el régimen actúa por conveniencia política. Las acciones contra Briceño y Mckey fueron rápidas porque ambos son figuras abiertamente de oposición, pero en el caso del actor Perucho Conde, señalado de abuso sexual por Grecia Augusta Rodríguez, hija de Gustavo Rodríguez, no hubo tal eficacia porque tiene una foto con Hugo Chávez que le ha dado la vuelta al mundo.

“Otro caso, de hace tres años, es el del magistrado Edgar Gavidia Rodríguez, quien le pegó un tiro a la mujer, lo acusaron, nadie desmintió la noticia. Organizaciones de derechos humanos pedimos investigación y hasta el sol de hoy nadie ha dicho nada. Y también está el caso de Nelson Merentes (señalado de presunta pedofilia). Al final es un tema donde los intereses políticos siempre han prevalecido, igual que el doble discurso”, expresó el abogado.

Aliadas de los derechos humanos

Las redes sociales siempre han sido aliadas de los derechos humanos, recuerda la estratega digital y empresaria Verónica Ruiz del Vizo. Cuando ha habido abusos, subraya, contra el periodismo, la libertad de expresión o actos violentos en marchas las plataformas digitales han servido como espacio de denuncia.

“Así como pasa con los abusos sexuales pasa con la desnutrición infantil. En Venezuela, si no fuera por las redes sociales, Fe y Alegría o las fundaciones no podrían hacer sus denuncias. Las redes sociales son un gran aliado de los derechos humanos porque hay mucha visibilidad”, explica la estratega.

Ruiz del Vizo considera que actualmente hay un nivel de conciencia mayor en las mujeres, que “a través de los avances logrados como género a lo largo del tiempo se ha evolucionado en búsqueda de un mundo de mayor equidad e igualdad de derechos humanos, y ese despertar de conciencia se ha acelerado con la conectividad global que existe cuando ves que también ocurre, por ejemplo, en Argentina”.

Otro de los temas sobre los que se ha debatido en las últimas semanas es el linchamiento digital o la cultura de cancelación.

Para la estratega, esto dependerá de la percepción y el cristal con el que se mire. Por ejemplo, si en contra de Nicolás Maduro hay una serie de comentarios los maduristas dirán que es linchamiento, pero el resto del país dirá lo contrario. “Todo proceso de crisis, de contrapartes, implica que hay un lado con una propuesta y otro con una contrapropuesta. Lo grave de las redes sociales es que a veces no se miden cosas básicas como la difamación o que alguien puede estar manipulando el discurso”.

También, explica, habría que ver las fuentes porque, por ejemplo, en el ámbito político puede pasar que se manipule un video y se publique en las redes y la gente lo asuma como real y se le puede acabar la carrera a una persona por manipulación de información.

“Ahí el llamado es a tratar de no emular en las redes sociales el comportamiento que no se tendría en la calle porque habría consecuencias. Si a una persona la escupes o le pegas, o le pegas a una mujer, o la llamas de una mala manera, esa persona te podría denunciar en la policía por agresión. En redes sociales olvidan el respeto básico a los derechos del otro”, expone Ruiz del Vizo.

“Cada vez que entremos en una rabia convocada por una cuenta que no sabemos quién es, tenemos que hacernos preguntas: ¿actuarías así si esa persona estuviese frente a ti, fuera del mundo digital? ¿Le darías un golpe, le escupirías la cara? Lo más seguro es que no, que no actuaríamos de esa manera irresponsable”, reflexiona.

El debido proceso

El psicólogo social Leoncio Barrios, estudioso del tema de abuso sexual, ha celebrado el movimiento #YoTeCreoVzla en redes sociales, pero le preocupa que el debate se haya enturbiado, pues considera que a pesar de la denuncia pública debe haber una notificación ante las instancias judiciales.

“Lo que ocurre es que con estas denuncias no se cumplió con el debido proceso. Algunas mujeres denunciaron a sus presuntos agresores con nombres y apellidos en forma pública y algunas desde el anonimato, por lo tanto un hecho violatorio fue denunciado con otro hecho violatorio.  Eso distorsionó el objetivo de la denuncia”, expresó.

“Toda persona acusada debe ser denunciada ante las autoridades, quienes se lo notificarán y tiene derecho a su defensa. En el #YoTeCreoVzla no fue así.  Comenzando porque toda denunciante tiene que hacerlo con nombre, apellido real y, por supuesto, con un documento de identidad que compruebe que ella es quien es”, agregó.

Sin embargo, subraya, el movimiento es necesario y aplaude que haya grupos organizados de mujeres con experiencia que están trabajando en encauzar las “aguas desbordadas. Es importante que se haya destapado la olla sobre el abuso sexual en Venezuela, ahora hay que ver cómo se cuecen las habas”.

“Las redes son espacios muy peligrosos, son terrenos de nadie.  Mi recomendación es que quien quiera hacer una denuncia de cualquier tipo de agresión, incluida, por supuesto, la sexual, lo haga ante las autoridades competentes”, subrayó.