Estados Unidos y Colombia necesitan que en Venezuela se den elecciones libres y justas. De eso depende la estabilidad de la región, golpeada por la migración de venezolanos y el desequilibrio que genera un gobierno con cuestionamientos por la falta de democracia.
Ya es sabido que Bogotá y Washington le han ofrecido incentivos a Nicolás Maduro. Colombia, por ejemplo, ha lanzado ideas para que se realicen elecciones en condiciones democráticas óptimas. Estados Unidos le ha propuesto a Maduro salidas para que ceda el poder. Sin embargo, esto no ha conducido a nada y, en su lugar, ha provocado más incertidumbre.
El chavismo asegura que el 28 de julio habrá elecciones en Venezuela mientras que sectores de la oposición temen que sean suspendidas. Pero, ¿por qué ninguno de los incentivos ofrecidos a Maduro han sido suficientes?
La única manera de que Maduro acepte condiciones es en una “situación extrema, que sea irreversible, para lo cual, el gobierno debe estar en este momento calculando todas las opciones que tiene para no llegar justamente a ese escenario”, dice a EL TIEMPO Giulio Cellini, consultor y director de LOGConsultancy.
Un hombre pinta un mural con la imagen del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, el 24 de mayo de 2024, en Caracas (Venezuela). Foto: EFE
Esta semana, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de 2020 y jefe del oficialismo en los diálogos con la oposición, confirmó que Estados Unidos ha hecho ofrecimientos a Maduro y uno de ellos fue en México.
“A mi me lo dijeron en México en una reunión que los gringos pidieron. Maduro me dijo: ‘ve a ver qué quieren esos gringos’”, dijo Rodríguez durante una conferencia de prensa en Caracas.
Y esto ratifica la teoría de Cellini, quien considera como un hecho que el gobierno de Maduro “no estaría dispuesto a negociar absolutamente nada”.
María Corina Machado recorre pueblos remotos en Venezuela. Foto: Vente Venezuela
Los incentivos de Estados Unidos versus los de Colombia
Los incentivos de Estados Unidos al parecer son más exigentes que los de Colombia. Gustavo Petro, por el contrario, intentó vender una propuesta de realizar un plebiscito para que el día de las elecciones ambas partes se respetaran y reconocieran los resultados, pero esto tampoco llegó a buen término.
El canciller Luis Gilberto Murillo y el presidente venezolano, Nicolás Maduro. Foto: Cancillería / AFP
Sin embargo, parece que los incentivos aún no son suficientes para lograr una normalización democrática, que en conclusión era lo que buscaba la propuesta de Petro.
“Está claro que la jugada de Petro y de Lula es justamente intentar que Maduro entienda que debe hacer una elección competitiva y que pase lo que pase, el resultado debe respetarse porque ya a la izquierda no le es rentable seguir sosteniendo al régimen venezolano, porque esto le ha generado consecuencias políticas bien importantes en cada uno de sus países”, insistió Cellini.
Para Piero Trepiccione, consultor político, no es fácil que Maduro acepte condiciones de ningún actor después de más de dos décadas de polarización y de siembra de desconfianza entre los actores políticos internos.
Sin embargo, Venezuela es una ficha dentro de ese panorama geopolítico global y Nicolás Maduro representa a unos determinados actores en una alianza que se ha venido consolidando desde hace más de dos décadas, especialmente con China y la Federación Rusa. Y eso, de alguna manera, contrapone la posibilidad de ceder el poder “a pesar de los incentivos que se están otorgando esto va mucho más allá es mucho, es más profundo”, dice Trepiccione a este diario.
Gustavo Petro y Joe Biden en la Casa Blanca. Foto: Sergio Gómez Maseri – Corresponsal en Washington
¿Qué faltaría para que Maduro pueda ceder y aceptar una derrota de las elecciones?
Para Trepiccione, antes de hablar de que Maduro pierda las elecciones tienen que haber varios factores a considerar. Uno de ellos es la movilización. El 28 de julio tiene que estar marcado por una alta participación encausada en función del candidato adversario de Nicolás Maduro.
Es importante una vigilancia y organización desde las bases para garantizar efectivamente un ejercicio ciudadano masivo «que genere un efecto de avalancha y en paralelo, profundizar y avanzar en el tema de las negociaciones y en las garantías».
También son importantes las narrativas que se manejen en la campaña electoral para abrir espacios de confianza de credibilidad entre las partes y eso, efectivamente, facilitaría cualquier proceso de negociación en función de una eventual transición en Venezuela, insiste Trepiccione.
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