VENEZUELA

Las lecciones de un museo y el Café Versalles

por Avatar Jesús Seguías

1. El pasado 12 de abril tomé la decisión de hacer una pausa en mis análisis acerca del caso Venezuela. Creo que ya he dicho lo suficiente. Es poco lo que tengo que añadir acerca del desempeño político del país. Lo que corresponde ahora a todos los venezolanos es tomar decisiones firmes.

2. Pensé inicialmente realizar un repliegue silencioso parecido al que hice en 2019, luego que Juan Guaidó se autoproclamara presidente interino de la República, y dijera que “a Maduro le quedan pocas horas para que se vaya”. Se retomaba el “Maduro vete ya”, trajinado con terquedad desde 2014 en medio de continuos fracasos (salvo la victoria de la ruta electoral de 2015).

3. Pero, tal como lo comenté ayer, una colega periodista muy apreciada y respetada por mí me obligó a no hacer esta pausa de manera silenciosa. Ella me emplazó a definir “qué es lo que le pasa a Jesús Seguías”, sugiriendo que no debería estar opinando como opino y ser más imparcial por mi condición de investigador de la opinión pública (¿?). Ayer, 17 de abril, ya hice un comentario al respecto.

4. En 2019, cuando hice la pausa momentánea, tuve serias dudas acerca de las estrategias opositoras desplegadas a partir del 23 de enero de 2019. Pero guardé silencio durante varios meses para evitar que me llamasen “aguafiestas”, o “colaboracionista” (el epíteto de moda) en medio de tanto alborozo a favor del mantra insurreccional encabezado por el “cese a la usurpación”.

5. Durante el receso observaba con estupor todos los errores que se venían cometiendo, uno tras otro, sin que mediara en el liderazgo opositor una mínima reflexión y rectificación. Había muy pocas voces disidentes (¿o sí las había, pero no se atrevían a hablar por temor a la extorsión?). El costo final fue muy elevado para la oposición y para el país.

6. En el análisis de ayer recalqué que “nadie, absolutamente nadie (ni Nicolás Maduro siquiera) duda que el gobierno tiene la mayor responsabilidad de la mega crisis que padecemos todos los venezolanos, pero eso no exime a la oposición de responder con coraje por sus propios errores, porque tras esos errores lo que ha venido a continuación es la consolidación de un gobierno desastroso. De manera que no son precisamente mis opiniones las que trabajan a favor del gobierno.”

7. En los dos años anteriores, la arrogancia dominaba el escenario. Había cero espacio para escuchar a los disidentes. “Con Trump tenemos suficiente para poner fin a la dictadura en pocos días… y el poder estará en nuestras manos”, nos decían con vehemente convicción.

8. Fueron errores generados a veces por la ingenuidad, a veces por la terquedad y la arrogancia, a veces por la falta de coraje para rectificar a tiempo, a veces por la inmadurez política, a veces por malas influencias externas, y a veces por intereses personales de dudosa legitimidad política.

9. Contemplar aquel desastre estratégico sin decir nada, viendo tantos daños dejados en el camino, generaba una inevitable sensación de culpa que me forzó a volver a opinar. Así lo hice hasta ayer…

10. ¿Por qué decido hoy hacer una pausa nuevamente? Pues porque todos mis análisis anteriores ya han sido superados por los hechos. Las tercas realidades terminaron imponiéndose. Durante más de dos años me dediqué a advertir que el “cese a la usurpación” era inviable y tiempo perdido, y que el caso venezolano iba a terminar en una mesa de negociación entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro. Dicho y hecho.

11. Por supuesto, las negociaciones no serían para definir a cuál país se iría Maduro exiliado (“cese a la usurpación”) sino para generar un desenlace electoral lo más confiable posible, y donde las realidades y los poderes de cada quien serán los que definirán los alcances y límites de esa negociación. Justo se está en eso ahora, creando condiciones mínimas para intentar comerse al elefante en rodajas (electorales).

12. Pues bien, siendo mi único propósito colaborar (en mi legítimo rol de ciudadano activo) a corregir errores y tomar la ruta correcta, y sabiendo que casi todos los factores políticos del país por fin lograron entenderlo (eso supongo), pues entonces ya no tiene sentido seguir opinando con la frecuencia que lo vengo haciendo. Además, como elemento secundario, los proyectos internacionales de Datincorp reclaman mi presencia y enfoque.

El museo y el Café Versalles

13. Nunca olvidaré el impacto que recibí en Coral Gables (Miami)  cuando vi el Museo de la Diáspora Cubana, habiendo transcurridos más de 60 años desde que se implantó la dictadura de los Castro, una dictadura que nadie quiere pero con la cual conviven todos los países de manera casi que normal. Ese museo es un homenaje a la heroica (pero fallida) resistencia cubana.

14. A 40 cuadras de ese museo está Café Versalles donde a veces se reúnen algunos opositores cubanos (son más comentaristas que políticos) tratando de descubrir qué hicieron mal. En todo caso, lo único que tienen claro es que después de 60 años de dictadura socialista, cualquier cambio en Cuba debe pasar por el Partido Comunista, más no contra el Partido Comunista, tal como ocurrió en la URSS y ocurrirá en todos los países dominados por ese tipo de régimen.

15. Sé que algunos de los opositores venezolanos comprenden en profundidad lo que quiero significar contándoles lo del museo de la diáspora cubana y Café Versalles. Otros quizás no lo entiendan, pues están imbuidos en el “modo ira y odio”, y eso les impide ver en perspectiva las cosas y generar razonamientos saludables.

16.Es justo decir que no tengo nada personal contra Juan Guaidó (no pierdo tiempo en ese tipo de conflictos, y evado las emociones destructivas). Tanto él como otros jóvenes políticos aún tienen mucho que dar por el país. Lo único que pido como ciudadano es una actitud más responsable y madura, pues el margen para las equivocaciones se agotó. Ya hay demasiado sufrimiento en la calle.

17. Por cierto, ojalá muchos dirigentes actuaran con el aplomo, la seriedad, el enfoque y la eficiencia con que lo hace Miguel Pizarro y tantos otros líderes de las nuevas generaciones. Ellos tienen mucho que aportar en los próximos tiempos.

18. Ahora sí, este ciudadano pasa a su repliegue temporal respecto a los micro análisis referidos al tema político venezolano. Quedo confiado en que los políticos de oficio se enfocarán en hacer lo correcto a partir de ahora, sin desviarse más nunca del único norte estratégico factible que queda por delante: bajarse del ring, diálogo, negociaciones, unidad nacional para enfrentar la mega crisis, y elecciones.

19. Estos son tiempos de mucha reflexión y rectificación, de mucha sabiduría, de enterrar la alharaca, de reducir al máximo la camorra inútil, de mucho diálogo entre los venezolanos, de mucha unidad, de silencios inteligentes y de acciones certeras. Yo pondré de mi parte como ciudadano. Y ese es el verdadero motivo de mi decisión.

20. Para la oposición en particular, ahora todo está más fácil: ya no hay una gama de opciones ante las cuales entablar discusiones y forjar divisiones, pues en mi opinión todo quedó reducido a una sola opción. Buscarle la quinta pata al gato en este momento (y seguir dividiendo a los opositores entre “los puros y las impuros”) no es una necedad, es un crimen.

@JesusSeguias

18 de abril de 2021