En 1891 se fundó la Universidad del Zulia, una institución ubicada en Maracaibo (Venezuela) que rápidamente pasó a ser una de las más reconocidas y dotadas del continente latinoamericano.
Sin embargo, hoy en día y según lo revela Dossier Venezuela, el panorama es otro: murciélagos en las aulas, estructuras en deterioro, paredes con la pintura caída y espacios abandonados. Para los líderes estudiantiles esta situación se debe al déficit de presupuesto que evidencian desde hace 15 años.
Según Edwin Yamarte, empleado y egresado -grupo de personas que de hecho colaboran económicamente para sostener su alma máter- opina que “quizás un 15% de la planta física de la universidad está medianamente apta para impartir docencia”.
No obstante, a estos docentes tampoco se les paga bien. Según supo el Dossier Venezuela, reciben sueldos de menos de 30 dólares.
¿Cuál sería la solución?
Hasta las señales están deterioradas. Foto: EL TIEMPO
Está claro que de la noche a la mañana no va a existir una solución a la crisis de la Universidad del Zulia, pero sí hay una alternativa sobre la mesa: el programa Venezuela bella, para el que se dispuso de 1.000 millones de euros.
Se trata de una iniciativa del gobierno de Nicolás Maduro para invertir en distintos sectores, incluidas las universidades: “El 30 de enero llueva, truene o relampaguee, arranca la Misión Venezuela Bella en estas 60 ciudades seleccionadas para transformarlas, mejorarlas y ponerlas bellas”, expresó el dirigente oficialista en la primera plenaria del Consejo Federal de Gobierno.
Pero ni a la comunidad estudiantil ni a la planta docente le cayó bien esta noticia, tampoco al sindicato de trabajadores, que en cabeza de su líder Nerio Melean declaró: “Ojalá no tiren dos brochazos de pintura y digan que el dinero se acabó”.
La solución para Diana Romero Laroche, decana de la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas es abrir más posgrados que sostengan los existentes.
Un panorama desolador
Entretanto, el periodista de Dossier Venezuela recorrió los pasillos de la universidad siendo guiado por Yeissel Pérez, quien está próxima a graduarse de Ciencias Políticas -carrera en la que antes ingresaban 45 estudiantes y ahora solo 8-, por el comedor; lugar que en otra época fue el centro de muchos recuerdos alegres.
La joven es líder estudiantil. Foto: EL TIEMPO
La joven no puede evitar llorar al caminar por allí. El comedor dejó de funcionar y hoy en día está lleno de escombros y muebles arrumados. “Si hubiese un presupuesto justo la universidad no estuviese así”, asegura.
Asimismo, señala que este es el resultado de una maniobra orquestada por el régimen para desmovilizar a un colectivo.
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