La doctora Rosalía Perazzo, médico gastroenterólogo del hospital Miguel Pérez Carreño de Caracas, alertó sobre el incremento de hepatitis C en Venezuela, lo que a su juicio se ha convertido en “un problema de salud pública”.
“Pese a que existen tratamientos en el mundo para la hepatitis C, en Venezuela no contamos con ellos a nivel público”, señaló.
“Nuestra realidad es bastante triste, porque estamos más bien aumentando los casos y no contamos con tratamiento y pruebas diagnósticas de fácil acceso para todos”, agregó.
En Venezuela, el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) no cubre el tratamiento para la hepatitis C, por lo que se debe buscar de manera particular.
Según estadísticas de algunos bancos de sangre aproximadamente 1,2% de la población venezolana presenta el virus C (HVC), y de este porcentaje solo 0,07% ha sido tratado.
Perazzo es docente del posgrado de Gastroenterología y directora del curso de ampliación en Hepatología del hospital Miguel Pérez Carreño. Participó en una conferencia organizada por la sección de Hepatología de la Sociedad Venezolana de Gastroenterología, que fue transmitida por Youtube el lunes 29 de mayo, en la que se disertó sobre el estado actual de la hepatitis C en Venezuela. Allí indicó que en las unidades de diálisis a escala nacional, todas perteneciente al IVSS, se han presentado brotes de hepatitis C.
En el hospital Miguel Pérez Carreño, dijo, se evaluaron 37 pacientes de la unidad de diálisis de Acarigua; otros 6 pacientes de la unidad de diálisis de Trujillo fueron evaluados en el hospital de Boconó, y 5 de esa misma entidad están esperando para enviar sus muestras al Insituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
“En Caracas hemos recibido en el hospital 36 pacientes que presentan el virus C (HVC positivos) y han sido tratados con medicamentos donados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología”, puntualizó.
“La incidencia total de todos esos casos que están siendo referidos de las unidades de diálisis no las conocemos, pero ha sido de verdad una avalancha. Casi todas las unidades y casi todos los hospitales en su servicio de gastroenterología han recibido estos pacientes de estos brotes que se están produciendo”, advirtió.
“En el banco de sangre del hospital Pérez Carreño, de enero de 2022 a enero de 2023, se presentaron 5.736 donantes, de los cuales resultaron 51 HVC positivo, con una incidencia de 0,88%”, señaló Perazzo.
“Lo lamentable de estos casos es que ninguno fue referido a la unidad; y cuando converso con la gente del banco de sangre, pues la mayoría no va a retirar su exámenes después que donan y tampoco son llamados. Entonces son casos de verdad que están perdidos, y me imagino que en muchos bancos de sangre ocurre lo mismo”, agregó.
Dijo que en la consulta de hepatología en el hospital Miguel Pérez Carreño en el mismo lapso se recibieron 60 pacientes HVC positivos con PCR positiva. De estos, 26 pacientes fueron referidos de diferentes unidades de diálisis de Caracas, con una incidencia de 43%.
“Vemos como este brote de hepatitis C nos aleja cada vez más de la meta de cero hepatitis para el 2030, sobre todo porque no tenemos tratamiento”, recalcó.
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La hepatitis C en Venezuela
La Organización Mundial de la Salud señala que la mayoría de la población carece de acceso a prueba de detección de hepatitis C y a tratamientos; que apenas se han diagnosticado 20% de los infectados; y solamente 7% de los afectados ha empezado tratamiento curativo, lo cual es bastante poco, explicó Perazzo.
La OMS propuso que se erradique la hepatitis C para 2030.
En 2016, a través de la asociación Hepatitis C Venezuela, se recibió en el país un donativo de sofosbuvir y daclatasvir por parte del futbolista Dani Alves en su campaña “Un mundo libre de hepatitis”, del cual se beneficiaron 350 pacientes venezolanos y desde esa asociación se continúa en la búsqueda de tratamiento para llegar a la meta de erradicar la hepatitis C.
Desde 2021 se inició el proyecto de investigación “Despistaje precoz diagnóstico y tratamiento oportuno de la hepatitis C en Venezuela”, trabajo que se está haciendo entre el IVIC, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y hospitales de todo el país, informó Perazzo. Como parte del proyecto se recibe tratamiento para los pacientes positivos por el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
El 29 de junio del 2022 se formó un grupo multidisciplinario para la elaboración de un Plan nacional de abordaje de la hepatitis C como problema de salud, conformado por el Ministerio de Salud, el IVIC, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el IVSS, el Instituto Nacional de Higiene y otros entes. “Sin embargo, aún siguen las discusiones sobre el tema y no se ha llegado a ninguna conclusión”, detalló Perazzo.
¿Qué es el virus de la hepatitis C?
El virus de la hepatitis C es una infección de transmisión sanguínea exclusivamente. Generalmente pasa desapercibido en la fase aguda y 20 o 30 años después se puede evidenciar como una hepatopatía crónica, como una cirrosis o como una hepatocarcinoma, dijo Perazzo.
La respuesta inmunológica efectiva logra curar 30% de los pacientes y 70% pasa a la cronicidad. Aproximadamente existen 58 millones de infectados a escala mundial y cada año ocurren alrededor de 1,5 millones de nuevas infecciones, señaló.
Perazzo indicó asimismo que se ha observado que 3,2 millones de niños y adolescentes son portadores del virus de hepatitis. La prevalencia es muy variable, va de entre 0,5% y 1,5% a escala mundial, viendo que la mayor parte está en el Mediterráneo Oriental, con 2,3%, seguido de Europa, con 1,5% de su población. Y la Pacífico Oriental, África y América, con 1% de su población.
En Venezuela, indicó, no hay un censo porque prácticamente no hay notificación de enfermedades a las autoridades, y algunos bancos de sangre reportan 1,2% de la población. Se ha observado prevalencia mayor en poblaciones específicas como encarcelados o pacientes institucionalizados, como los de las unidades de diálisis.
Transfusión de sangre, la causa más habitual
“El virus de la hepatitis C es un virus hepatotrópico de la familia de los flavirus que se transmite por exposición percutánea a la sangre”, afirmó.
“Las causas más habituales son la falta de seguridad en las prácticas inyectables durante el tratamiento médico, actualmente es la más común en el mundo; transfusión de sangre y hemoderivados sin analizar; consumo de drogas inyectables compartiendo el material de inyección; y las causas menos comunes, de una madre infectada a su bebé; prácticas sexuales en las que hay exposición a sangre (puede ocurrirles a la persona que tienen varias parejas sexuales y a los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres)”, señaló.
Recalcó, de igual forma, que no se transmite a través de la leche materna, alimentos o bebidas, ni por el contacto físico, como abrazos. Alrededor de 10% de los pacientes no tienen factores de riesgo conocidos.
La hepatitis C puede presentarse -continuó Perazzo- de una forma aguda y una forma crónica: “Solamente 30% de los pacientes presenta síntomas y cuando hay síntoma en la fase aguda, como cualquier hepatitis en su fase aguda puede haber fatiga, artralgias, ictericia, ascenso transitorio de las transaminasas sobre todo de la ALT y es muy raro que se presente con una falla hepática fulminante”.
En su presentación crónica es porque ocurre persistencia del ARN en sangre durante al menos seis meses, señaló: “Generalmente es asintomática, pasan muchos años en la que puede estar sin síntomas pero va produciendo el daño. Se puede presentar como una cirrosis descompensada o como un hepatocarcinoma”.
Explicó que como es un virus capaz de despertar un proceso inmunológico bastante importante, puede atacar otros órganos y tiene manifestaciones extrahepáticas, tales como diabetes, vitiligo, vasculiti, porfiria, complicaciones renales, alteraciones inmunológicas, difusiones glandulares, salivales, por ejemplo, y lagrimales, líquido en plano, y se ha asociado bastante a la fibromialgia.
Diagnóstico y tratamiento
Perazzo explicó que el diagnóstico de la hepatitis C se hace en dos etapas: primero, la detección de anticuerpos anti VHC con una prueba serológica revela que hay una infección o que ha habido un contacto por lo menos; y, segundo, si la prueba es positiva para anticuerpos anti VHC se necesita una prueba de ácido nucleico para el ácido ribonucleico (ARN) del VHC con el fin de confirmar la infección crónica y la necesidad de tratamiento.
Señaló que “en la infección aguda no hay un tratamiento específico y se puede esperar seis meses a ver si se produce la depuración espontánea del mismo”, y que en la infección crónica la recomendación de la guía de la American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD) es que todos los pacientes sean tratados: “Los estudios demuestran que el tratamiento en etapa temprana de la enfermedad se asocia con mejores resultados en comparación con la espera a que se desarrolle la enfermedad”.
Indicó que inicialmente la hepatitis C se trató con interferón convencional, que dio una respuesta viral sostenida entre 9% y 11%. Surge después el interferón pegilado, asociado a la ribarina, con una curación de 50%: “El problema de esto era que para tú poder colocar alguno de estos tratamientos deberías hacer una biopsia hepática, y si el paciente tenía fibrosis grado 3 o fibrosis grado 4 es cuando iba este tratamiento, un tratamiento que tenía una adherencia muy mala, aproximadamente 29%, y además de eso una alta tasa de recaída”.
Luego surgió la terapia triple (boceprevir y telaprevir con un interferón pegilado) que daba una respuesta de 88%, pero con serios efectos colaterales.
Finalmente, surgió sofosbuvir, la molécula que cura la hepatitis, con alta tasa de efectividad, entre 97% y 100%. “Una molécula de excelente tolerancia con menos de 10% de efectos adversos, pero de alto costo”, dijo Perazzo.
Hay otros tratamientos en investigación, como son agentes citoprotectores no específicos, útiles para bloquear la lesión celular causada por la infección del virus; y el silenciamiento de genes, cuya investigación en curso está evaluando los enfoques moleculares para tratar la infección por hepatitis C como pequeñas partículas de ARN interferentes.
El objetivo del tratamiento es eliminar el virus de la sangre, estabilizar o incluso mejorar la histología hepática y la evolución clínica, prevenir la cirrosis y el hepatocarcinoma, y por supuesto lograr una respuesta viral sostenida, la cual es alta con los antivirales de acción directa.
Perazzo señaló que una vez que el paciente es positivo al virus de la hepatitis C se recomienda abstinencia de alcohol, mantener el peso ideal, hacer profilaxis de hepatitis A y B, vacunas, y sexo seguro para evitar la coinfección con VIH.
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