Aunque las proyecciones para los comicios regionales y locales del 21 de noviembre en Venezuela son desfavorables para la oposición, el evento electoral puede significar, según analistas, una puerta para renovar liderazgos, validar algunos actuales o terminar de debilitarlos.
Pero los expertos sostienen que al mismo tiempo son preocupantes -especialmente para la ciudadanía que desea un cambio político- las divisiones en el bloque opositor debido a que juegan en contra de la búsqueda del objetivo de darse oxígeno y enfrentarse al oficialismo que, aun con sus peleas internas, se muestra unido cara al público, para participar en procesos electorales.
Según indicó a Efe el presidente de la firma Datanálisis, Luis Vicente León, la oposición venezolana, específicamente quienes hasta ahora están al frente de los liderazgos más representativos agrupados en la denominada Plataforma Unitaria, están buscando «la oportunidad de validar nuevos líderes (…) nuevos o viejos».
Destacó que este es el objetivo de la oposición, a pesar de las «condiciones desventajosas» que van más allá de las garantías que ofrece el Consejo Nacional Electoral (CNE), renovado este año.
La oposición se enfrenta -aseguró León- a un gobierno que controla medios, dinero, y apresa o inhabilita a políticos, entre otros elementos.
La división de la oposición
Pero a ello se suman también los problemas internos que como oposición enfrentan y que son cada vez más marcados, empezando por la división. Precisamente esto último es lo que más complica, en opinión de León, que el antichavismo pueda obtener la mayoría de las 335 alcaldías o de las 23 gobernaciones.
El analista señala que esta misma condición puede incluso afectar esa búsqueda de oxigenación en el liderazgo, y en ese sentido complicarse aún más el escenario para quienes ya están en un período de caducidad.
«¿Y eso mata a la oposición? No. Ocho de cada diez venezolanos quieren cambio; la oposición está ahí más allá de sus liderazgos, de sus partidos y sus instituciones. Es la oposición a Nicolás Maduro, a la revolución, y esa no se va a morir a corto plazo, y va a seguir buscando y luchando, pero sí es verdad que un fracaso importante en las regionales debilita el trabajo opositor», indicó.
La oposición venezolana ha enfrentado múltiples divisiones desde hace más de 20 años y en los últimos 6 ha logrado dos momentos de unión como bloque: cuando ganó las elecciones parlamentarias de 2015 y en 2019 cuando se aglutinó alrededor del establecimiento de un gobierno interino para desconocer la reelección de Maduro en unos cuestionados comicios.
Un fallido gobierno interino
Este último, fracasado y sin verdadero poder de gobierno, una estrategia que hoy dentro del mismo sector se percibe como fallida debido a que el gobierno chavista continúa al frente de la dirección del país, lo que dio paso a las divisiones.
Para el politólogo Ricardo Sucre, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la oposición, en vez de haber planteado un gobierno interino, debió concentrarse en buscar condiciones electorales «menos desiguales», porque a la fecha el apoyo internacional se debilitó y las sanciones y presiones no lograron la salida de Maduro.
En opinión de Sucre la oposición «debió haberse construido» más como un «actor político» que como un gobierno interino, y en función de eso articular a todos los sectores en la búsqueda de elecciones.
«Abandonaron sus espacios internos», resaltó al señalar que se ha entrado tarde a la pugna electoral para «tratar de recuperarla».
Una probabilidad infinita de ganar
Con un escenario así, la probabilidad de que la oposición obtenga la mayoría de las alcaldías y gobernaciones es «infinitesimal», según Datanálisis.
En cerca de nueve estados hay divisiones sobre las candidaturas opuestas al gobierno de Maduro, pues se han lanzado líderes regionales, independientes y pertenecientes a distintos grupos opositores.
Los casos más emblemáticos, por considerarse gobernaciones importantes y que han estado en manos de opositores son Lara, Táchira y Miranda, entidades que tienen líderes naturales establecidos con un claro respaldo popular, pero que deberán competir con contrincantes también opuestos al gobierno y que, en previsiones de los analistas, dividirán el voto opositor.
Por otro lado, hay casos concretos, como Aragua, donde el opositor Richard Mardo se perfilaba como claro vencedor, según las encuestas, pero no pudo presentarse debido a la persistencia de la inhabilitación política.
En varias entidades se presentaron situaciones similares a las de Mardo, incluida Caracas, pero las inhabilitaciones las levantaron en las últimas semanas.
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