Hoy los venezolanos están convocados a votar para elegir a sus representantes regionales y locales. La mayoría de la oposición al gobierno de Nicolás Maduro pasó de una postura abstencionista a una de defensa del voto con la que esperan recuperar espacios.
Sin embargo, los mismos adversarios no lograron ponerse de acuerdo en su totalidad, dándole ventaja al chavismo y sirviendo la mesa para que se repita el escenario de 2017: de las 23 gobernaciones, 18 quedaron en manos del oficialismo o, lo que se diría en el país, pasaron a ser rojas rojitas, haciendo alusión al color utilizado por el partido de gobierno.
Ese mismo año, de las 335 alcaldías, 305 quedaron en manos del oficialismo, 25 fueron para la oposición, y el resto, para factores que se denominan independientes.
Para estos comicios, los liderazgos locales también sufren la falta de consenso opositor, cuyos resultados se verán reflejados cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) divulgue los nombres de los ganadores la noche de este domingo. Con el sistema automatizado, se espera que se conozcan los escrutinios antes de la medianoche, o al menos así lo han hecho saber los rectores del ente.
Poca coherencia de la oposición
La oposición se ha mostrado con poca coherencia. Fue difícil la unidad, las aspiraciones políticas personales se impusieron en muchos casos. Por otro lado, el chavismo, aun siendo minoría según estudios de opinión, no dejó atrás la organización que lo caracteriza junto con su narrativa enfocada. “Eso les va a permitir tener un mayor número de gobernaciones y alcaldías”, le dice a El Tiempo el politólogo Piero Trepiccione.
Además de la desorganización opositora, los líderes principales también están divididos en cuanto a la intención del voto. Por un lado, está Henrique Capriles pidiendo ejercer el derecho en las urnas y, por otro, un Juan Guaidó, que dijo a finales de esta semana que “no existe el juego limpio” en los comicios.
Además de eso hay que precisar que la abstención también juega en contra. De los 21.159.846 electores, al menos 4.000.000 migraron, y el resto no está seguro de votar. La normativa venezolana impide a los votantes en el extranjero ejercer el voto en elecciones locales, solo lo hacen para presidenciales.
Según el último estudio de la firma consultora ORC, solo 44% del padrón electoral participaría, es decir, unos 9.000.000, y aunque la población en su mayoría se define opositora, menos de 50% quiere asistir a la jornada, mientras que más del 70% de los chavistas sí lo harán.
Según la última encuesta digital de la consultora Datanalisis, 30,4% de los venezolanos creen que el oficialismo gana estas elecciones con un margen pequeño, mientras que el 30,2% asegura que será la oposición. Su director, Luis Vicente León, además cree que podría haber sorpresa en algunos estados, con triunfos opositores, pero que “aún en un escenario optimista para la oposición, el mapa general se verá rojo”.
También, en otro lugar, los resultados que arrojen los votos serán por una triple división conformada por el gobierno interino, que se decanta por lo ilegítimo del proceso; la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y lo que se conoce como la Alianza, que agrupa a otros sectores de oposición y que exigirán reconocimiento.
Proyecciones
Hasta ahora, la proyección para la oposición es la siguiente: en un escenario malo solo se quedaría con dos estados, que serían Zulia y Lara. Un escenario regular daría seis gobernaciones –Zulia, Táchira, Anzoátegui, Lara, Mérida y Nueva Esparta–, y en un caso favorable, el número podría subir a ocho o nueve, detalla el consultor Oswaldo Ramírez, director de la firma ORC.
Independientemente de quién se lleve más gobernaciones, hay un factor también a considerar y es que luego de los comicios habrá una recomposición de fuerzas políticas que tendrán que trabajar sobre nuevos temas: el referendo revocatorio para Nicolás Maduro, las presidenciales y los nuevos liderazgos.
Nicmer Evans, analista político, cree que “las elecciones no van a favorecer de manera proporcional a la oposición, pero va a permitir que nuevas fuerzas políticas comiencen a tener protagonismo y el G4 (Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo) puede perder la incidencia”.
Esta afirmación, además, la dibuja con el panorama actual: el oficialismo mostró un cambio de imagen, suavizó el color rojo y lo sustituyó por el azul, verde y morado para la campaña, esto para demostrar “un lobo disfrazado de cordero”. Por otro lado, una oposición sin conducción política.
El revocatorio
Para Evans, centrarse en el referendo revocatorio, el cual está contemplado en la Constitución y se solicita a mitad del mandato presidencial, deberá forzar la unidad de la oposición, que hasta ahora solo provocó un impacto “terrible” al anunciar la participación en las elecciones a última hora y desconociendo actores políticos que ya habían decidido medirse en estas regionales.
Para esta elección están en el país unos 300 observadores internacionales, de organismos como el Centro Carter, Naciones Unidas y la Unión Europea (UE). Solo de este último hay 100 integrantes de la misión, confirmado así por la jefa del equipo, la eurodiputada Isabel Santos.
El 23 de noviembre, la UE, que tenía 15 años sin participar en un proceso electoral en Venezuela, emitirá su primer informe, y luego en enero, el documento definitivo con las recomendaciones a los distintos actores. Santos, quien sostuvo encuentros con una amplia representación de organizaciones y líderes de todas las tendencias políticas, ha sido enfática en que la tarea de la misión no es opinar sino acompañar. “Vamos a tener acceso a todos los momentos electorales”, dijo el jueves por la mañana en Caracas.
Con los ojos puestos en el país, en una elección que aún no cuenta con el aval de Estados Unidos, que sigue reconociendo a Juan Guaidó como presidente interino, se abre la puerta no solo para que el chavismo se afiance en el poder sino para una tarea pendiente que es el reinicio del diálogo abandonado en México.
El rector del CNE, Enrique Márquez, dijo en entrevista con El Tiempo que la participación de todos los factores abría las puertas al diálogo y que era de esperarse que se retomara más temprano que tarde.
En esto coincide el dirigente opositor Jesús Yánez, quien cree que, dependiendo de los resultados de este domingo, el Gobierno podría incluso pedir sentarse con la oposición en diciembre. “Habrá que evaluar también la reacción de la comunidad internacional, así evalúan si retomar el diálogo inmediatamente”.
Justo antes de finalizar la campaña el jueves por la noche, Nicolás Maduro a través del canal del Estado dijo que no le era indiferente lo que dijera el alto representante de la política exterior de la UE, Josep Borrell, porque a él como mandatario solo le “importa lo que pasa en Venezuela”, pero además añadió que luego de las elecciones convocaría a los gobernadores y alcaldes para planificar los próximos cuatro años del país.
Maduro insistió en que esta elección, que será la número 29 desde la llegada del chavismo en 1998, obtendrá “la más grande victoria electoral”, y repitió que solo votando se podrían mejorar los servicios públicos.
Aprovechó su intervención para calificar de “insolentes y racistas con visión colonialistas” a aquellos países que opinen sobre Venezuela. “Hemos ido 29 veces a elecciones, qué extraña dictadura, ¡insolente imperio estadounidense!”. Luego de estas palabras, el mandatario dijo que los observadores internacionales eran bienvenidos en el país y que sostendría reuniones con los mismos.
Justo sobre el panorama internacional se abre una posibilidad expuesta por León y es que los resultados podrían permitir un cambio de la posición de EE. UU. “frente al reconocimiento de liderazgos opositores, la relación con el gobierno interino, y la política de sanciones luce baja”.
Entre tantos análisis y proyecciones, solo se sabrá el final de esta carrera política la noche del domingo, cuando se conozcan los nombres de los 3.082 cargos divididos en 23 gobernadores, 335 alcaldes, 253 diputados regionales y 2.471 concejales. Una semana después se realizan las elecciones de los diputados indígenas.
ANA RODRÍGUEZ BRAZÓN
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
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