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La mujer venezolana es esencial en el trabajo y la economía 

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En Venezuela, 90% de trabajadoras en sectores de baja productividad no está afiliada al sistema de pensiones, indica un reciente estudio de la Cepal y ONU. El análisis sobre afiliación realizado en nueve países de la región indica que, junto con Colombia, ocupa el cuarto lugar con mayor porcentaje de mujeres sin el beneficio de protección social. Y también refleja la creciente brecha de género en la economía, que empeora con la pandemia del covid-19.

Este fue uno de los datos expuestos en el foro Influencia de la participación de la mujer en la economía del país, que organizó el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro (IEPFT), y en el cual participaron cuatro especialistas nacionales e internacionales: Alesia Rodríguez, experta en inclusión laboral económica y financiera; el economista mexicano Fernando Solís Soberón; Adicea Castillo, profesora universitaria vinculada a investigaciones de género; y la senadora chilena Carolina Goic, excandidata presidencial y experta en temas de participación femenina.

En términos generales, coincidieron en que urgen políticas públicas para detener la creciente brecha de género en la región y particularmente en Venezuela, que se agrava por la pandemia del covid-19. También sugirieron  la incorporación de mayor cantidad de mujeres en los espacios laborales para favorecer un cambio de visión.

El foro fue presentado por Ramón José Medina, vicepresidente del IEPFT, que, según nota de prensa, destacó la relevancia de la presencia de la mujer que “se ha ido ganando pulso a pulso su lugar en cada una de las áreas que le ha correspondido actuar. Contó también con la diputada de la Asamblea Nacional de 2015, Liz Carolina Jaramillo, que condujo el evento realizado con la colaboración de la UCAB, la fundación Conrad Adenauer y el apoyo de la fundación Universitas.

Mujeres, desigualdad

Rodríguez destacó durante su exposición las marcadas diferencias de género en el mundo, en el acceso al mercado: 55% de mujeres frente a 78% de hombres. En cuanto a las condiciones laborales, varían: la brecha de participación económica y oportunidad es de 42% y en Venezuela es de 32%.  “Estamos bien en el tema de la educación pero es muy baja la participación laboral y política de las mujeres”, precisó.

La brecha salarial y de ingresos, esto es, los salarios sumados a todos los otros montos que percibe en su vida laboral, son unas de las más altas: 40% y 50%, respectivamente, lo cual tiene un fuerte impacto en la economía.

Indicó que para entender los efectos de la desigualdad deben considerarse los factores determinantes, como son la educación, la fecundidad, los cambios demográficos, la composición de hogares,  y lo rural-urbano, entre otros. “Entender estos determinantes es necesario para poder diseñar políticas públicas a través de un diálogo social entre el Estado, el empresariado y el trabajador, y  desentrabar esas barreras que tenemos”, señaló.

Entre los resultados de varios estudios empíricos, Rodríguez mencionó que durante el auge económico de América Latina a partir de 2000, se observó una disminución en la participación laboral de la mujer. Y cuando la economía entró en recesión, la participación laboral femenina aumentó.  Muchos aspectos inciden, dijo.

También se halló que las brechas entre mujeres aumentaron, al igual que con los hombres. “Cada vez se están agudizando más las desigualdades entre las mujeres, particularmente por los niveles socioeconómicos”, afirmó.

Desigualdad en las afiliaciones de pensión

A Solís Soberón, especialista en seguridad social, pensiones y finanzas internacionales, correspondió abordar la desigualdad de género en el área de las pensiones. Citó datos prepandémicos según los cuales solo 67,6% de la población de América Latina tenía acceso a alguna cobertura de algún beneficio de protección social. Frente a esto, la protección social contributiva de la población ocupada era de 46,5% para 2019. “La percepción es que la pandemia va a empeorar esto”, dijo.

Explicó que los sistemas de pensiones se catalogan como sistemas de beneficios definidos o sistemas de contribución definidas o mixtos. “Donde se percibe una mayor brecha de género es con las pensiones definidas en edad avanzada o vejez”.

Pero en ambos casos la brecha de género tiene importantes implicaciones, señaló. En caso de mujeres hay grandes vacíos en la cotización por maternidad u otros factores, a pesar de que las empresas o gobiernos aportan ayudas.  Una circunstancia que puede afectar aún más, debido a su mayor expectativa de vida que la del hombre. ”Requerirá más recursos a través de retiro y debe tener recursos para poder financiar eso”, señaló.

Debilitamiento del área laboral en el sector público

Castillo, directora de postgrado de Faces de la UCV e investigadora de los temas de género y desarrollo, llamó la atención sobre la segregación laboral frente a los hombres, marcada por el covid-19.  “Este es un proceso que viene de largo, ha seguido de largo y pareciera que va a seguir de largo”, señaló.

Luego de hacer un recuento histórico de la creciente participación femenina en el mundo, destacó la importante contribución de las mujeres en la familia, la economía y los saberes, en el país, a partir de su formación universitaria desde la década de los 30. Mencionó como ejemplo a la primera médico venezolana Lía Ímber de Coronil y su significativo aporte a la salud de los niños con el Hospital J.M. de los Ríos, “hoy sumido en la mayor tragedia venezolana”.

Sin embargo, en la actualidad observó que lejos de fortalecerse las políticas públicas en materia de género, “es absoluto” el debilitamiento del área laboral en el sector público, al menos en el caso venezolano. “Muchos de los programas iniciados desaparecieron y lamentablemente toda la infraestructura que se había montado en materia de género es cada vez más incapaz de dar resultados de avance para los problemas que las mujeres atraviesan en Venezuela”, afirmó.

Urgió reforzar las conquistas en otros  campos como el de la seguridad social, debido a que la mujer trabaja en sectores más desprotegidos. “Para no hablar del sector universitario que es realmente una vergüenza pública en materia de salarios y pensión”, destacó.

Más políticas públicas sin mujeres malabaristas

Carolina Goic, de larga trayectoria en el trabajo parlamentario y en materia de género, centró su presentación en motivar reflexiones sobre la participación de las mujeres en el campo laboral. Y lo hizo a partir de la experiencia chilena envuelta en la pandemia de covid-19 que “ha demostrado la fragilidad de la materia de género y ha ocasionado retrocesos en los avances que nos costó tanto construir”.

“La gran pregunta es si estamos dispuestos a seguir con recursos el mismo camino o si vamos a obtener aprendizajes y hacer de la pandemia una oportunidad para hacer cosas distintas”, dijo.

Consideró que la clave es cómo hacer cosas distintas desde la legislación. “Pero no basta con que lo diga una ley para generar cambios y aprovechar el potencial de nuestras mujeres”, afirmó.

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