Yaxury Solórzano Ortega, con un vestido rosa claro, tapabocas y una mascarilla como medida de protección del covid-19, quizá nerviosa, aguardaba de pie en el presbítero de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria. El cardenal Baltazar Porras, administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas, muy cerca de ella, oficiaba la misa a propósito de la exhumación de los restos del doctor José Gregorio Hernández.
Yaxury es la razón por la que José Gregorio está cerca de recibir la beatificación. El 15 de marzo de 2017, la menor recibió un tiro en la cabeza durante un asalto a su padre. Los doctores les aseguraron a los familiares que iba a morir y fue entonces cuando Carmen Ortega, su madre, le oró a José Gregorio Hernández. Milagrosamente, se salvó.
El acto comenzó a las 10:00 am de este lunes y decenas de creyentes estaban en los alrededores de la iglesia. Debido a la pandemia, solo pudo ingresar al recinto un número reducido de ciudadanos, entre los que estaban los médicos patólogos, especialistas, fiscales jurídicos de la Iglesia y autoridades políticas y eclesiásticas.
Jorge Urosa Savino, arzobispo emérito de Caracas, y Aldo Giordano, representante diplomático del Vaticano en el país, estuvieron presentes en el proceso de exhumación, el último de los pasos que exige la Santa Sede para proceder a la beatificación.
Los medios digitales y las redes sociales, en esta histórica ocasión, sirvieron para que los devotos acompañaran el proceso desde sus hogares: el emotivo momento comenzó a a las 11:00 am, cuando un equipo de profesionales se dirigió a la capilla de José Gregorio Hernández y sacó del sepulcro, con ayuda de un arnés, el moisés de cemento que contiene sus restos.
El momento estuvo acompañado de un repertorio musical venezolano. Los asistentes escucharon tres piezas: «Concierto en la llanura«, del maestro Juan Vicente Torrealba; «Décimas en honor al doctor José Gregorio Hernández», del compositor y poeta Orlando Hurtado; y el aguinaldo «El ángel tuvo razón«, de Manuel Alfredo Rodríguez y el maestro Lauro.
Al frente, a muy pocos metros, se ubicaron Yaxury y el cardenal Baltazar, mientras se cumplía el proceso de exhumación, que requirió de rigurosas medidas de seguridad y sanitarias. Los demás asistentes también presenciaron el momento, justo cuando se cumplen 156 años del nacimiento del futuro beato.
Todos los asistentes tenían tapabocas, pero mantener el distanciamiento físico resultó difícil en algunos casos. Hubo calor y rostros nostálgicos. El moisés fue ubicado en andas de madera, que tenía cuatro velas encendidas, una en cada esquina, y estaba adornado en cada lado con rosas blancas y amarillas.
Miembros de las cofradías más antiguas de la Arquidiócesis de Caracas lo trasladaron en suave procesión desde la capilla, con sumo cuidado y por la nave principal hasta una mesa dispuesta en altar mayor. Mientras, el coro de la iglesia entonaba «Te deam laudamus«, de José Francisco Velásquez, y luces de color azul otorgaban armonía a la ceremonia.
La madre de Yaxury veía la ceremonia, con emoción notable. Mientras lloraba, su hija le dio un abrazo que pudieron ver los venezolanos que seguían en vivo la transmisión.
El cardenal Baltazar se acercó hasta el sitio para cortar las cintas que cubrían el moisés. Luego de una oración, cuatro médicos realizaron el reconocimiento y tomaron pruebas de humedad y temperatura. Los religiosos hicieron posteriormente la aspersión de agua bendita y la incensación de los restos de José Gregorio Hernández.
El arzobispo Urosa Savino y el nuncio apostólico Giordano realizaron honores y enviaron sus palabras de agradecimiento y de unión. Manifestaron que la próxima beatificación del doctor José Gregorio Hernández, que podría ocurrir en los primeros meses del próximo año, debe significar un motivo más de unión para los venezolanos.
Las más de 100 personas que estaban en la iglesia entonaron el Padre Nuestro y recibieron la bendición del cardenal Baltazar.
«Que estos días sean de oración ante la clausura, de esta exhumación que, Dios mediante, el próximo sábado 31 de octubre, a las 10:00 am, en este mismo templo, estaremos dando fin a este paso, el último antes de la beatificación el próximo año», dijo.
Finalmente, un equipo de expertos trasladó de forma interna los restos, destinados para el reconocimiento. Se entonó el Himno Nacional de Venezuela y el «Alma llanera».
La exhumación de los restos se realizó para recoger las reliquias que serán distribuidas en las diferentes diócesis del país y enviadas a la Santa Sede. También se estudiarán las condiciones en las que se encuentran y para garantizar su conservación.
Estando en las afueras de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, el cardenal indicó a la prensa que se debe cumplir todo un protocolo sanitario y jurídico de reconocimiento de los restos de José Gregorio Hernández y ponerlos en condiciones para que se conserven durante muchos años.
«Se pudo observar una serie de pequeños huesos, tierra, trozos metálicos y de madera, que seguramente formaban parte de la urna, recordemos que José Gregorio estuvo en una primera fosa en el año 19, 10 años después fue pasado a la otra, sin las condiciones. Lo que tenemos son pequeños restos», señaló.
El cardenal indicó que después de que termine el protocolo, de más de 50 páginas, los expertos mejorarán las condiciones del sepulcro para garantizar que los restos del próximo beato venezolano se conserven en el mejor de los estados posibles.