Los kioscos se ven desolados y son el reflejo de que en Venezuela no hay libertad de prensa ni de expresión. En lugar de vender periódicos y revistas, como hacían 23 años antes de que Hugo Chávez llegara al poder, ahora subsisten vendiendo chucherías, refrescos, empanadas, cigarrillos y hasta virutas y aserrín para gatos y perros.
Isabel lleva 20 años abriendo su local en la segunda avenida de Los Palos Grandes, en el caraqueño municipio de Chacao y lo que más extraña de la época democrática era la montaña de periódicos que vendía.
«Es triste, pero hoy día no tenemos nada que vender sino un puñado de periódicos pro chavistas».
«No se vende como antes, sigo abriendo para no dejar de hacerlo, vendo chucherías y golosinas para niños, también aserrín para los gastos», cuenta Isabel a ABC mientras recoge la poca mercancía que le queda para cerrar su local en horas del almuerzo hasta el otro día.
A dos cuadras de ahí está el quiosco Andrés Bello, administrado por Pancho Villa, de 26 años. «Antes vendía mucha prensa y revistas, pero ahora muy poco. Solo El Universal en su edición semanal, y Últimas Noticias, entre otros. En total vendo siete periódicos que solo publican mentiras».
Pancho Villa no deja de diferenciar la prensa independiente de la oficialista o prochavista, a la que el régimen controla con el suministro de papel y la censura. «La prensa oficialista no publica los problemas sociales y económicos que viven los venezolanos. Eso no existe en sus páginas».
Su quiosco exhibe muchas revistas como la española Hola, pero de ediciones viejas de 2016. El último periódico que cerró Maduro fue El Nacional en febrero pasado. Suma 69 periódicos clausurados, desde que llegó al poder en 2013, según la cifra del Insitituto de Prensa y Sociedad.
De los 110 periódicos que existían en el país, apenas quedan unos diez, y no circulan todos, señala la ONG Espacio Público.
Por: Ludmila Vinogradoff | ABC
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