Frente a La Casona ya no hay militares de la Guardia Presidencial y el alambrado que restringía el paso en la zona fue movido a un costado.
En la entrada de la residencia, donde por años estuvo afincada la familia del fallecido presidente Hugo Chávez, recibe una guía del Ministerio de Turismo mientras otra empleada solicita nombre, número de cédula y lugar de procedencia.
Sobre la fachada se colocó el nuevo nombre de la casa presidencial en la que nunca vivió Nicolás Maduro: «La Casona Cultural Aquiles Nazoa».
La semana pasada durante una cadena televisiva el líder oficialista inauguró como centro cultural la casona que Chávez dejó en 2002, luego del golpe de abril, para mudarse al Palacio de Miraflores. «Esto es para que cada año se celebre toda la vida cultural», dijo Maduro.
En la mansión colonial de cuatro hectáreas ubicada en la urbanización Santa Cecilia vivieron Jorge Arreaza, actualmente canciller de Maduro, junto con Rosa Virginia Chávez, quien era su esposa, y su cuñada María Gabriela Chávez, ambas hijas de Hugo Chávez.
Hoy sigue siendo una enorme obra arquitectónica. Pero que puede ser visitada por el público de jueves a domingo de 9:00 am a 3:00 pm. Los asistentes tendrán la ayuda de guías y podrán conocer parte de su historia. Después de esa hora se realizarán actividades culturales que incluirán conciertos, talleres, teatro, entre otros.
El viernes 20 de diciembre se realizó el concierto de Navidad Tiempos de amor y bondad; el sábado la agrupación Danza sin fronteras presentó un taller y este domingo el Circo Nacional de Venezuela ofrecerá una actuación.
A pocos metros de la entrada principal dos policías nacionales revisan los bolsos y señalan a los asistentes que no pueden ingresar lápices, bolígrafos o encendedores.
Dos jóvenes guías comienzan el recorrido. «Las estatuas y las paredes son patrimonio nacional y debemos evitar tocarlas. Si tienen niños, por favor, siempre llevarlos tomados de la mano, y si van a tomar fotos lo pueden hacer, lo único que les pedimos es que no lo hagan con flash», dice uno de ellos.
El recorrido comienza en la capilla. El guía explica, luego de mostrar un cuadro de la Virgen de Guadalupe, que allí se llevaban a cabo actos religiosos de la familia presidencial a la que asistían también amigos. Aparece un pasillo en el que hay cuadros de Manuel Cabré y Francisco Fernández, y sigue hacia el comedor familiar, en el que hay piezas francesas, un teléfono antiguo y pinturas de Carlos Otero y Marcos Castillo. En el comedor principal están colgadas obras de Antonio Herrera Toro y Conchita Firgau, entre otros.
El cuadro Diana la cazadora de Arturo Michelena, uno de los más valiosos de la colección de La Casona, está ubicado en un salón bautizado, justamente, «Diana». Cuando se inauguró la residencia en 1966 la obra se instaló en la sala de los Tres Arcos.
Un retrato ecuestre del Libertador, pintado por Alfredo Araya Gómez, resalta en el salón Simón Bolívar. Esta obra es un obsequio de Eduardo Frei, presidente de Chile entre 1964 y 1970. Justo al lado está el Salón de los Embajadores, en el que se pueden apreciar paisajes de Emilio Boggio. Más adelante resalta un retrato de Juan Vicente Gómez, pintado por Tito Salas.
Otros cuadros expuestos son Paisaje azul y Paisaje de Macuto, de Armando Reverón, un retrato de Andrés Bello y un boceto de Miranda en la Carraca de Michelena.
Ambos guías se esforzaron por informar a los asistentes, pero tuvieron algunas fallas. Se notaban nerviosos. En la mano tenían un papel con anotaciones y una de ellas dijo que un cuadro de Bolívar había sido pintado por Ernesto Villegas (el ministro para la Cultura). Fue corregida de inmediato.
La visita cierra con la Habitación del comandante Hugo Chávez Frías. En el despacho está colgada una fotografía del líder socialista junto con su familia y justo enfrente hay un televisor en el que se refleja la supuesta cama y la mesa de noche del fallecido presidente. Los guías permiten pasar. Aseguran que el cuarto está tal y como lo dejó Chávez la última vez que estuvo allí (2012). En la mesa está todavía un libro que leía en ese momento: Actas del Cabildo de Caracas.
De todos los espacios de La Casona fue el único en el que uno de los guías pidió no permanecer tanto tiempo, luego de que algunas personas entraron al vestidor donde están los armarios y el baño.
«Aquí podemos ver que todo está original. Desde la última sábana hasta el último libro que él leyó«, explicó la guía.
Supuestamente Chávez movió su dormitorio cerca del despacho presidencial porque «era una persona muy ocupada».
Centenario de Aquiles Nazoa
Rosario Soto es la coordinadora de La Casona Cultural Aquiles Nazoa. Cuenta que la idea de transformar la mansión es reciente, del 27 de septiembre, cuando Maduro hizo el anuncio en un encuentro audiovisual del Ministerio de Cultura. Después de relatar la historia de la residencia, explica que como ya no es utilizada como residencia presidencial se decidió darle otro uso.
«Por un tiempo se pensó mucho en la posibilidad de darle un nuevo uso a este espacio. Esto además de resguardar el testimonio de la historia política del siglo XX venezolano y el patrimonio histórico y artístico. Con el transcurrir del tiempo, La Casona fue formando una colección de obras de arte significativas de artistas venezolanos y extranjeros. Va desde obras coloniales hasta contemporáneas. También resguarda una biblioteca muy amplia, especializada en Bolívar», explica Soto.
En seis días -precisa- La Casona ha tenido la presencia de 800 personas y se les ha ofrecido el recorrido guiado a aproximadamente 500 visitas.
El ahora centro cultural estará abierto hasta este domingo. Luego de las fechas festivas del 24 y 25 reabrirá del 26 al 29. Se prevé que reactive sus actividades el 6 de enero.
Soto no posee en este momento un inventario de las piezas que hay en La Casona. Señala que son más de 1.000 entre porcelanas, muebles, cuadros, sillas, lámparas, etc. «Son cientos de cuadros«, apunta acerca de las obras de arte, de las que garantiza su conservación y cuidado. «Uno de los primeros trabajos que hicimos fue establecer una unidad de registro, limpieza y conservación de obras. Lo hemos articulado a través de la Fundación Museos Nacionales. La organización nos ha ayudado a hacer la limpieza, el mantenimiento y a resguardar las piezas».
La residencia, entregada por Maduro formalmente el 13 de diciembre, se encuentra en una primera etapa que consiste en atender al público. «Es un proyecto que se está desarrollando. En enero empezaremos a vincularnos con todo el sistema de escuelas, liceos y universidades para hacer rutas guiadas», dice Soto. Subraya que quieren vincularse con la comunidad de la zona y emprender actividades sociales.
La Casona, dice Soto, recibió el nombre de Aquiles Nazoa porque el año que viene se cumplen 100 años de su nacimiento. Uno de los proyectos más importantes, explica, es celebrar tal aniversario.
Cuando se le pregunta si sabía que el ahora canciller Jorge Arreaza vivía en la residencia con su esposa, responde: «No puedo hablar de un tiempo en el que no estuvimos. La historia oficial es la que se ha contado, es la que cuenta el libro de visitantes. No podría darte información al respecto. Lo que sí puedo decir es que si bien el presidente no la tenía de residencia principal, sí está el testimonio de la habitación presidencial«.
¿Compra o expropiación?
Durante el recorrido en La Casona los guías afirman que esta la expropió Raúl Leoni. Los dueños supuestamente rechazaron la oferta que se les hizo.
Pero, de acuerdo con datos históricos, el gobierno venezolano se la compró a la viuda del banquero Alfredo Emilio Brandt en 1966. Cuatro décadas antes fue propiedad de Eduardo Larralde.
En 1700 la familia Echeverría ordenó la construcción de La Casona. Fueron los primeros propietarios de estas haciendas que, para entonces, eran dos: La Pastora y Santa Cecilia. Después de varias generaciones fue adquirida por Larralde.
Su origen como casa presidencial data de 1964. En la Gaceta Oficial 1175, Rómulo Betancourt ordenó la adquisición de una propiedad adecuada como residencia para los presidentes de Venezuela. Raúl Leoni la inauguró el 20 de marzo de 1966.
Una vez el gobierno adquirió la mansión, un equipo de especialistas dirigió el proceso de restauración, ampliación, acondicionamiento y decoración, el cual se extendió por un año y ocho meses. Este equipo fue coordinado por el arquitecto Andrés Enrique Betancourt, los ingenieros José Rodríguez Pérez y Ramón Múñoz, la anticuaria y decoradora Helena Chapellín Iribarren, el experto en arte colonial y cronista de Caracas, Carlos Manuel Moller y el pintor Luis Alfredo López Méndez.
Uno de los momentos históricos que resguarda La Casona data del 4 febrero de 1992, en la intentona golpista contra Carlos Andrés Pérez. Al día siguiente sus paredes, tan valiosas como sus piezas, amanecieron repletas de agujeros de balas como las del Palacio de Miraflores. Uno de los espacios más dañados es el Salón de los Espejos.
Aún quedan muchos secretos por revelar de La Casona, por años cerrada y con unos inquilinos, los últimos años, que hacían ruidosas fiestas señaladas por los vecinos. ¿Estará completa la colección de arte?
@Isaacgonzm