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Julio Borges asegura que Maduro solo tiene dos opciones: «Aceptar que perdió o hacer fraude para quedarse en el poder»

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El exdiputado Julio Borges es una de las figuras más destacadas de la oposición de Venezuela en el exilio. Actualmente vive en España, pero ha seguido de cerca la reciente campaña en la que Edmundo González se enfrentará a Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de este 28 de julio.

En diálogo con El Tiempo reveló, entre otras cosas, cuáles han sido las propuestas que se le han presentado al chavismo para que acepten una transición democrática en el país.

—A una semana de las elecciones presidenciales en Venezuela, ¿qué significa la denuncia que hizo María Corina Machado por el intento de atentado en su contra?

—En primer lugar, da miedo y dolor por María Corina. Pero también hay que verlo como un régimen que está desesperado. Todas las encuestas que se han hecho -extranjeras y locales- son consistentes en que la diferencia está entre 25 y 30 puntos (a favor de la oposición). Por lo tanto, Nicolás Maduro sabe que lo único que le queda es la fuerza bruta y acude a este tipo de cosas, como la detención de dirigentes y miembros de la campaña, para tratar de amedrentar a María Corina. La reacción de la gente, que es lo importante, es contraria. Los venezolanos se ponen de pie, se rebelan y están ansiosos de ir a votar.

Julio Borges. Foto: Raúl Arboleda / AFP

—¿Usted pudo hablar con María Corina después de ese episodio?

—Yo pude hablar con María Corina y ha demostrado que tiene mucha fortaleza en todos los desafíos que ha tenido que enfrentar. Ella lo que dice muchas veces es que en Venezuela se está dando una lucha espiritual. Esto significa que se está dando una especie de batalla de David contra Goliat porque se está enfrentando a un poder que tiene toda la violencia, las leyes y la represión. Sin embargo, estar luchando por los ideales correctos le dan la fuerza a María Corina, a Edmundo González y al pueblo venezolano para seguir adelante.

—Hace poco escuchamos unas declaraciones de Nicolás Maduro diciendo que si el oficialismo no gana se puede desatar la violencia en el país. ¿Qué tanto puede el gobierno pasar de la amenaza a un hecho?

Lo que le ha sucedido a Maduro es que ellos mismos han ido cometiendo errores. Las dictaduras muchas veces en la historia de desploman y se fracturan por eso mismo. Desde las primarias presidenciales del 22 de octubre de 2023, el régimen perdió la iniciativa. En ese momento, María Corina Machado arrancó con una fuerza que ha ido creciendo, y Maduro no tiene la capacidad de tener un discurso creíble. Todos sus eventos son tristes, despoblados y absolutamente burocráticos. Ellos están en una calle ciega, desesperados y, por lo tanto, es muy peligroso. Esa es la realidad.

—Pero, ¿hasta dónde pueden llegar?

—Yo confío en que haya una pequeña luz de sensatez en quienes tienen en este momento el poder de la dictadura en Venezuela y, sobre todo, en el caso de la Fuerza Armada que hagan respetar el voto de la gente, que es sagrado. Estamos justos en ese interrogante, de si ellos van a estar en la disposición y voluntad de que va a haber un cambio.

—¿Cómo lograr que los venezolanos efectivamente vayan a las urnas ese 28 de julio?

—Si uno ve las encuestas electorales como una película, y no como una foto de un momento determinado, lo que vemos es que desde el inicio de año hasta este momento hay varias cosas que han ido cambiando. Una de ellas es que cuando se le preguntaba a la gente quién iba a ganar, mucha gente decía que Maduro, aunque fueran a votar por la oposición. Y eso ha cambiado completamente: ahorita la gente dice: “voy a votar por la oposición y van a ganar Edmundo y María Corina Machado”. Es decir, la percepción del Maduro todo poderoso ha ido cambiando radicalmente. Al principio, todos estaban muy temerosos y dudosos de votar. Hoy por hoy se ha ido incrementando la población venezolana que quiere ir a las urnas. Yo creo que hay unos cambios emocionales, un cambio de espíritu y de atmósfera que se está viviendo en Venezuela. Incluso, en la comunidad internacional se veía con mucho escepticismo, pero todo el mundo está de nuevo muy atento en lo que pasa en nuestro país.

Julio Borges: ¿cuáles son las opciones que tiene Nicolás Maduro?

Nicolás Maduro, Edmundo González y María Corina Machado. Fotos: AFP

—Hablando de la comunidad internacional, al inicio vimos entusiasmo de Colombia y Brasil por impulsar un acuerdo de garantías para las elecciones. Vimos que esto cesó y que Maduro no aceptó ningún acuerdo. Más allá de la presión que está ejerciendo Estados Unidos, ¿qué están haciendo otros actores internacionales cercanos?

—Hay una energía y una dirección muy clara para apoyar al voto, a la democracia y al cambio político en el país. Por ejemplo, el hecho de que Brasil haya dicho que llevará observadores electorales, a pesar de que Lula tiene su cuadrante ideológico, demuestra que él quiere apoyar la democracia en el país. Nosotros esperamos que esa fuerza implique que este grupo de observadores no van a ser simplemente unos mirones. Otro tema importante es el cambio que hubo en la Unión Europea. La nueva jefa de la diplomacia del bloque es Kaja Kallas, una persona joven que tiene un importante historial de lucha contra el comunismo. Y claro que en Estados Unidos es importante aprovechar la campaña electoral para que haya presión y Maduro sienta que no puede hacer lo que se le da la gana.

—¿Y en el caso de Colombia?

—Colombia comenzó con esta propuesta de referéndum para llegar a un acuerdo. Maduro lo rechazó y entendemos que en este momento el canciller está proponiendo una especie de nuevo borrador. Entiendo que nadie lo ha visto, pero hay esa perspectiva de ver qué significa ese papel que se pondría sobre la mesa. Si eso significa respetar las reglas de juego, de buscar la transición democrática en el país y votar en igualdad de condiciones, bienvenido sea.

—¿A qué se puede abstener el mundo si Nicolás Maduro, sin importar el método, se queda en el poder?

—Todas las publicaciones más serias del mundo, como The New York Times, The Washington Post y la revista The Economist, dicen que Maduro tiene dos opciones: aceptar que perdió o hacer fraude. Lo que quiero transmitir es que no existe manera en la que Maduro pueda hacer un milagro para ganar. Lo que esperamos de la comunidad internacional es que no haya medias tintas. Estos días previos que quedan deben ser de una enorme presión sobre Maduro, pero también para las Fuerzas Armadas y el árbitro electoral para que sean parte de este cambio. El futuro de la democracia y el futuro de la libertad de la región pasa por el cambio político en Venezuela.

—Se estima que al menos 200.000 venezolanos los que pueden votar en el exterior, ¿cómo se están organizando?

—Este punto es importante darlo a conocer. Siendo conservador, cerca de 3 millones de venezolanos tienen derecho a votar en el exterior. Es un número enorme. Si los sumas, son mucho más que cualquier estado del país. Es decir, hay más venezolanos afuera que en cualquier región de Venezuela. Pero es una vergüenza honestamente de cómo la dictadura les cierra las puertas a los venezolanos. Sabiendo que hay al menos tres millones de votantes, solo a unos pocos se les permitió el derecho de inscribirse. Sin embargo, la pregunta es importante porque la gente está entusiasmada, los distintos movimientos sociales y políticos se están organizando para que el mundo ponga atención en el tema venezolano.

La declaración de Nicolás Maduro fue en su discurso en Caracas. Foto: EFE

—¿Qué incentivo cree que se le puede dar a Maduro para que acceda a una negociación y acepte una derrota, en caso de que suceda el próximo domingo?

—A mí me consta que a Maduro se le han puesto todas las alternativas sobre la mesa. Se le ha ofrecido unas elecciones donde él se presente, otras donde no se presente o que, por ejemplo, escoja un país del mundo para irse allí con todas las garantías. También se le ha ofrecido quitarle cualquier tipo de persecución legal o política. Y en la medida que él se ha negado, él mismo se están enterrando porque van avanzando los procesos en la Corte Penal Internacional, que no son sujetos a negociación. Él es quien ha escogido este camino de cerrar las vías democráticas del país.

—Debajo de Maduro también hay una estructura que tiene mucho poder. ¿Estos incentivos que se le han ofrecido a Nicolás Maduro han incluido, por ejemplo, a Diosdado Cabello o los hermanos Rodríguez?

—Las dictaduras, si tu las estudias, se terminan desplomando porque se van fracturando. Si a un edificio le vas quitando ladrillos, cuando menos esperas, se derrumba. En este momento hay mucha gente del círculo de Maduro que está absolutamente desesperada por hacer contacto con la alternativa democrática porque saben que es inminente la posibilidad de un cambio en el país. Lo interesante de estos procesos, como cuando cayó el muro de Berlín, es que todo el mundo pensaba que era imposible, pero un día se desplomó en segundos. Así son las dictaduras, parecen unos gigantes enormes, todopoderosos, violentos, como si fuera un dragón y en segundos se derrumban. Eso en Venezuela está pasando.

Julio Borges: ¿cuáles son las opciones que tiene Nicolás Maduro?

María Corina Machado. Foto: EFE

—El día después, el 29 de julio, ¿qué cree que sigue para Venezuela?

—Yo creo que el 29 va a depender, obviamente, de lo que pase el 28. La apuesta es que los hechos se impongan. Yo recuerdo mucho la película ‘No’, sobre el plebiscito en Chile. Allí, Pinochet también trataba de hacer todo para ganar las votaciones. En una escena, llega un militar al Palacio de la Moneda -que es como si llegara a Miraflores, en Venezuela- y la gente estaba comiéndose las uñas porque no sabían nada de los resultados. A ese militar lo agarran por sorpresa y le dicen: “parece que ganó el no”. Es decir que ganó la oposición democrática en Chile. Y, de nuevo, como el muro de Berlín, esa sola declaración, derrumbó todo el régimen de Pinochet. Si eso ocurre, el día 29 se puede abrir un proceso de transición a la democracia, de volver al país

—¿Usted va a regresar a Venezuela si eso ocurre?

—Obviamente, quiero volver a Venezuela. Quiero que mis hijos crezcan en Venezuela. No hay sueño más grande que mis hijos dejen de estar desarraigados. Estuvimos en Colombia. Ahorita estamos en España, pero quiero que sean venezolanos con raíces en Venezuela como buena parte de esos ocho millones de personas que se fueron obligadas. Lo importante es tener esa oportunidad de volver y reconstruir el país.


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