Jorge Makriniotis no se va de Venezuela. Esa es como su «novia tóxica». Pese al fallo del Tribunal Supremo de Justicia que podría derivar en la ejecución forzosa sobre la sede de El Nacional que califica como una cachetada, el gerente del diario asegura que volvería a sentarse en un diálogo con Jorge Rodríguez «porque no tienen nada más que quitarme«, dice con una carcajada, recordando que lo suyo es la democracia y que no cree en la tesis de perder espacios: «Yo iría a votar y hasta buscaría gente para que vaya a hacerlo, buscando que se garanticen las condiciones, y si no hay, que la gente se encargue de cuidar cada boletica, porque allí esta la garantía».
Makriniotis es gerente general de El Nacional, fundado por Henrique Otero Vizcarrondo y Miguel Otero Silva en 1943, durante el gobierno de Isaías Medina Angarita. Próximo a conmemorar 78 años del primer tiraje del diario, sin edición impresa, con Miguel Henrique Otero en el exilio y el Tribunal Supremo de Justicia acechando la sede del medio como último recurso para ejecutar la sentencia que culpa a El Nacional por difamación contra Diosdado Cabello Rondón, Makriniotis insiste en tres puntos clave: que la reproducción del artículo del ABC de España fue una decisión correcta; que pese a las circunstancias, cree en la tesis del diálogo y las elecciones, y que la política de sanciones de Washington contra Caracas es «exitosa».
Makriniotis asistió el pasado 1 de marzo a un encuentro con representantes de medios de comunicación en el Palacio Federal Legislativo. La reunión fue presidida por Jorge Rodríguez, a quien identifica como uno de los factores dialogantes del poder, en contraposición a Cabello. De allí que según su tesis, luego de la reunión llegara la cachetada del TSJ contra El Nacional: porque hay dos grupos en la cúpula y uno de esos grupos busca la convivencia.
Pero lo que él tilda como una cachetada no es motivo para dejar de insistir en el diálogo y las elecciones. «Yo creo en la democracia», repite como mantra a lo largo de una entrevista que concedió a El Cooperante desde su oficina.
El Nacional ha sido un referente
‒El Nacional ha sido un referente histórico en el periodismo. Tras la sentencia en Sala Constitucional del Tribunal Supremo, ¿cuáles son los desafíos a los que se enfrenta el medio para los próximos meses?
‒Es muy amplio porque uno no sabe cómo va a reaccionar el régimen. Puede ser con persecución, puede ser con otras medidas. No tengo ni idea. Lo que sí te puedo responder es cómo pretende reaccionar el equipo de El Nacional. El equipo está acostumbrado a las crisis. Ha tenido crisis a lo largo de este régimen empezando con Chávez, quien no nos daba acceso a las divisas, ni lo que era Cadivi, al papel. Pero siempre salimos adelante. Vamos a seguir informando, no vamos a tener censura, no vamos a tener miedo, vamos a seguir reaccionando y denunciando la realidad. El Nacional está detrás de eso, en la voz del venezolano que quiere denunciar las irregularidades y que tiene que decirle al mundo las cosas que están pasando, porque esto es una dictadura.
‒El Nacional reprodujo un extenso artículo del ABC de España en el que se vinculaba a Diosdado Cabello con el narcotráfico, entre otras menudencias. Vistos los procedimientos judiciales que se han emprendido en contra de El Nacional, ¿cree que fue un error reproducir el artículo?
‒No. ¿Por qué será un error criticar o decir la verdad? Leamsy Salazar era escolta de Cabello; huye del país; llega a Estados Unidos y ahí empieza una investigación. El ABC saca la noticia, da el tubazo. Acá en Venezuela demandaron a quienes lo replicaron. Al poco tiempo Estados Unidos declara que existe una investigación y con pruebas en mano, anuncia una recompensa por Diosdado Cabello. La noticia resultó ser cierta y el ABC demostró que la noticia era cierta. Entonces, ¿cómo me vas a decir a mí si fue un error decir la verdad? El Nacional es un periódico sin censura, decir la verdad no es un error. Quedarse callado es un error.
‒Hubo personas dentro de El Nacional -directivos- que tomaron la determinación de retractarse individualmente y deslindarse del hecho, ¿cómo valora eso?
‒El miedo es libre. Vamos a entender que una cosa es dar la noticia veraz y que sea auténtica y otra cosa son las consecuencias de un régimen anárquico contra el individuo. Estamos hablando de la noticia y el terror o represión que utilizaron contra las personas, son cosas muy distintas. Si la gente tiene miedo y le quiere echar pichón tiene las puertas abiertas para hacerlo, cada uno puede decir me equivoqué o no, no me quiero ver vinculado. Eso se le apoya, no soy quién para juzgar a otros. Si lo hicieron y lograron arreglar su problema, los felicito porque tuvieron un mecanismo hábil para poder arreglar ese problema.
‒Usted asistió a una reunión en el hemiciclo del Palacio Federal Legislativo y estuvo presente Jorge Rodríguez, ¿qué se discutió en esa reunión?
‒Eso fue el 1 de marzo. Asistí porque yo creo en la democracia, yo creo en el diálogo y creo en la democracia para poder llegar a cualquier tipo de acuerdo. Y generando microacuerdos pudiésemos llegar a un macroacuerdo por Venezuela, que es lo que me interesa. En esa reunión hubo mucha sorpresa de que yo estuviese presente y se habló de incorporar un documento donde se iba a entender qué es lo que está pasando y buscar soluciones comunes. Ellos hablan de una convivencia y de un punto de encuentro para evitar esos conflictos que afectan al país. Fue una cachetada después de ese acercamiento someternos a esta sentencia. Y eso lo que me dice es que hay dos poderes: un grupo que busca la convivencia y un grupo que es radical.
‒¿Cuáles medios independientes asistieron a la reunión?
‒Fueron convocados unas 80 o 100 personas de distintos medios: Bloque de Armas, Televen, Unión Radio, El Universal, Globovisión, varios medios y canales regionales. Había mucha diversidad mediática.
‒¿Cuál es la defensa en términos jurídicos que planteó El Nacional?
‒Que fue un reporte fiel. Lo que salió en la noticia de ABC y era una réplica. Esa es la realidad. No existe una excusa, fue una noticia que se considera importante porque afecta a Venezuela, afecta al venezolano y se da a conocer.
‒¿El Nacional reitera su posición de que la noticia es cierta, es veraz?
‒Efectivamente, lo hemos podido convalidar con Estados Unidos, no es un cuento de camino, es una realidad. Cuando Diosdado era presidente de Conatel era considerado un factor del régimen con el que se pudiese conversar que no era extremista y hemos visto un cambio de papeles. Es interesante cómo la gente va cambiando en el tiempo, pero teniendo todas las oportunidades de generar cambios en el país, acuerdos democráticos, buscar soluciones a la problemática del venezolano, todavía existen grupos que prefieren quedarse en el poder destruyendo todo lo posible y no estoy de acuerdo con ese tipo de posición. Creo en la convivencia democrática, creo en la libertad de expresión y en la democracia.
Venezuela es mi novia tóxica
Tras el fallo del TSJ y de la reunión en la AN y vistas las posibles consecuencias contra los bienes inmuebles de El Nacional, ¿usted volvería a un acercamiento con Jorge Rodríguez?
‒Sí, porque no tienen más nada que quitarme (risas). Insistiría en el diálogo, el entendimiento y buscar soluciones de la manera pacífica. Yo insistiría entendiendo que debo buscar la manera de generar un cambio. Me acercaría sin ningún problema y hablaría de problemas que no son el de El Nacional solamente, sino situaciones del venezolano. Porque el derecho a estar informado es de todo el país. Si cierran El Nacional, mañana cerrarán El Cooperante. No es solo un ataque a la libertad de expresión sino al país entero. Es una cifra absurda, un delito absurdo. Está publicado en ABC, la investigación es cierta. ¿Qué quieres? ¿Derecho a réplica? Lo tienes.
‒¿Jorge Makriniotis no se va del país?
‒Yo viví afuera, estudié afuera. Me regreso porque Venezuela es mi novia tóxica, la novia que yo creo que sé que amo, que sé que maltrata pero que yo sé que puede ser mejor y que puede cambiar. Yo me quedo acá, al frente de El Nacional, mientras Miguel y yo seamos un gran equipo como lo hemos venido haciendo. Miguel ha sido un padre, mentor, amigo y una persona muy interesante de la cual uno puede aprender. A veces tenemos obviamente intercambio de opiniones pero eso es válido siempre que haya respeto, porque mientras nos respetemos no hay problema.
‒¿Cómo avizora el futuro del país?
‒Si no hay cambio lo veo muy feo, muy malo. Venezuela no es Caracas, que es una especie de burbuja, con empredimientos donde no tenemos conocimiento real de los capitales. Pero saliendo de Caracas, la necesidad es muy fuerte. Es una burbuja económica de bodegones. Las sanciones lo que hacen es que obstaculizan que se roben el dinero, ayudan a generar presión para que no se roben el dinero tan fácil. Pero si Venezuela no cambia a un espacio democrático, el colapso es inminente.
‒¿Entonces usted cree en la eficacia de las sanciones?
‒En general sí, porque la crisis económica que tiene Venezuela no es por las sanciones, sino por la mala administración y la ineficiencia del régimen. No tiene nada que ver con las sanciones.
‒¿No es entonces de los que creen en la tesis de que las sanciones en todo caso han servido al régimen para adaptarse al poder? No ve un fracaso en esa política de sanciones…
‒Las sanciones no tienen nada que ver con permanecer en el poder, ahorita están sujetos en el poder por fracciones que están peleando por la convivencia y la radicalización, pero no por culpa de las sanciones. Las sanciones le abren las puertas a ellos, una puerta para poder negociar un acuerdo democrático. Creo que la gran fortaleza de las sanciones es presionar para lograr llegar a ese acuerdo.
‒Pero Cuba, por ejemplo, tiene décadas sancionada y el castrismo siguió en el poder.
‒Hay una cosa que es cierta: imagínate que se te va la electricidad y al principio te quejabas. Pero lamentablemente, en su mente maquiavélica fueron acostumbrando a la gente a dar gracias cuando tienen algo y luego a ocuparlos sobreviviendo y eso no es lo que queremos. Si lo comparamos, Cuba es una sanguijuela parasitaria que siempre ha tenido quien la financie. Venezuela y Cuba son escenarios muy distintos, políticas distintas, sociedades muy distintas, la única similitud que puedo ver es que obviamente Venezuela aprendió de Cuba y que la razón por la cual a los socialistas no les gustan las elecciones libres es porque nadie votaría por el socialismo. Esa es la única similitud que hay porque el modelo de Cuba es un intento fallido. El socialismo no funciona.
‒Pero hay funcionarios estadounidenses que admiten que la política de sanciones ha fracasado. ¿Cómo valora la participación de la oposición en unas megaelecciones? ¿Estaría de acuerdo con la tesis de concurrir?
‒Me encantaría ver a todo el mundo concursando. Me encantaría que participaran para poder cubrir noticiosamente y estar pendiente. Luchar porque haya condiciones claras, y si no las hay, que no es lo ideal, bueno, que la gente se encargue de cuidar cada boletica, porque la garantía está en la gente. Yo creo en la democracia y haría todo lo posible por vivir en democracia. No creo en la tesis de perder espacios políticos. Yo iría a votar, haría lo posible para que la gente vote y hasta buscaría gente para que vaya a votar.