Vecinos de El Hatillo denunciaron que la edificación de la nueva tienda de Traki en la zona residencial de La Boyera – El Cigarral, inaugurada el pasado 15 de septiembre, cuenta con una iluminación excesiva que resulta molesta para los residentes del área, especialmente durante la noche.
En videos publicados en redes sociales se puede ver que el edificio destaca entre el resto de las edificaciones por el brillo de sus luces, lo que ha ocasionado serias quejas, especialmente después de que hace una semana se registraron fluctuaciones eléctricas y apagones en todo el país.
Los vecinos de la localidad también denunciaron fuertes colas de vehículos en el área donde se encuentra la tienda, lo que consideraron demuestra falta de planificación para la construcción de dicho edificio.
Desde hace meses, los residentes de El Hatillo han cuestionado a la Alcaldía por otorgar los permisos de construcción del edificio, que cuenta con tres niveles y un horario que va desde las 9:00 am hasta las 10:00 pm.
Los residentes de La Boyera también han protestado por los ruidos de la construcción fuera de los horarios pertinentes, labores que aumentaron en las últimas semanas ante la apertura del local, que aún no está terminado en su totalidad.
Quienes visitan la nueva tienda Traki en La Boyera están expuestos al polvo y los ruidos propios de las labores de construcción, por lo que los compradores han señalado los peligros que representan ciertas áreas de la tienda que no están culminadas.
José Díaz, residente del conjunto residencial Pikal B, ubicado justo al frente del Traki, cree que la inauguración a medias, tras las críticas y protestas de residentes de la zona es un gesto de soberbia.
«Es un total abuso. Primero con todo lo que fue la construcción. La Alcaldía de El Hatillo, con el peor alcalde que hemos tenido en años, no debió autorizar eso. Lamentablemente, ya no hay nada que hacer, ahora a llorar al valle. Esa inauguración a medias es como para decir: ‘Ya nosotros abrimos y punto'», expresó Díaz a El Pitazo.
A las preocupaciones de los residentes se suma la destrucción de grandes áreas verdes para la construcción del edificio.
«Se olvidaron de las áreas verdes. Donde hoy está el Traki había una zona frondosa de bambúes y un samán. Estamos cansados del concreto. Lo más perjudicial ahora es el tránsito y me preocupa que esto se convierta en una gran venta callejera, como pasa con el Traki que está al lado del centro comercial El Recreo, un caos total», manifestó César Briceño, otro residente de la localidad.