El expresidente de Rusia Dmitri Medvédev advirtió de que no es correcto hablar de la posibilidad de emplazar bases militares rusas en Cuba y Venezuela, porque este tipo de declaraciones provocan grandes tensiones.
«Considero que no es muy correcto hablar de este tema (el posible emplazamiento de bases rusas en Cuba y Venezuela), porque como regla ello provoca una tensión muy significativa, como mínimo en el ámbito económico», dijo Medvédev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, en una entrevista adelantada este jueves por medios locales.
Agregó que la instalación de bases militares en otros Estados «depende de las decisiones soberanas de esos países».
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«Efectivamente, tenemos determinados acuerdos con algunos Estados sobre la presencia allí de nuestras tropas, como en Siria y otros países», señaló Medvédev, citado por la agencia oficial TASS, que precisó que el texto completo de la entrevista será publicado este viernes.
Al mismo tiempo, quien fuera presidente de Rusia entre 2008 y 2012 subrayó que «no hay que adelantarse» y decir que Moscú quiere emplazar bases o que ya ha alcanzado acuerdos para ese fin.
«Es totalmente incorrecto. Esto provoca tensión en el mundo», insistió.
Añadió que Cuba y Venezuela son países próximos a Rusia que tienen una política exterior independiente.
«No podemos emplazar nada allí… simplemente porque ello debe corresponderse con su posicionamiento geopolítico, con sus intereses nacionales», señaló.
En este sentido, destacó que Cuba y Venezuela «intentan superar su aislamiento y, en cierta medida, restablecer relaciones normales con Estados Unidos».
Por eso, agregó: «No se puede hablar de instalar una base como en el periodo soviético, cuando con toda una serie de países tenían una infraestructura militar unida, basada en una misma ideología».
En los últimos días medios rusos han apuntado la posibilidad de que Rusia emplace bases militares en Cuba y Venezuela en respuesta a una negativa de Estados Unidos y la OTAN a las demandas de garantías de seguridad presentadas por Moscú, eventualidad que la diplomacia rusa ha evitado comentar.
Las garantías de seguridad exigidas por Rusia incluyen poner freno a una mayor expansión de la Alianza, en particular a Ucrania y Georgia, el cese de toda cooperación militar con las antiguas repúblicas soviéticas y la retirada de las tropas y armamentos de la OTAN a las posiciones que ocupaban antes de 1997.
Estados Unidos y la OTAN respondieron formalmente este miércoles a las demandas de Rusia.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, declaró que su país y la OTAN no renunciarán a la política de «puertas abiertas» de la Alianza, pero reiteró que Washington está dispuesto a hablar con Rusia sobre el control de armas o la transparencia en los ejercicios militares.
Advirtió de que en caso de un ataque a Ucrania, junto a cuyas fronteras Rusia acumula más de 100.000 soldados, Washington está «listo» para imponer sanciones a Moscú que tendrían «graves consecuencias».
Rusia ahora analizará detenidamente las respuestas de Estados Unidos y la OTAN, anunció ayer el viceministro de Exteriores ruso, Alexandr Grushkó.
«Las leeremos, las estudiaremos. Los socios estudiaron nuestras propuestas durante casi un mes», dijo Gruskó a la agencia Interfax al ser preguntado sobre cuándo Moscú piensa responder a Estados Unidos y a la OTAN.