Por Patrizia Aymerich | @patifini
El presidente interino de Venezuela y presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, lloró en Madrid. Sobre el escenario dispuesto en Puerta del Sol, sede casi por defecto de los mítines de la diáspora venezolana, el guaireño se conmovió al hablar de los muertos y asesinados bajo el gobierno de Nicolás Maduro.
“Yo le quiero pedir perdón a los niños del J.M de los Ríos y a muchos que están sufriendo en muchas partes del país. Yo les pido perdón en nombre de Venezuela”, señalaba ante la multitud.
El encuentro con los coterráneos sirvió para aliviar una jornada intensa, casi improvisada, en la que el otrora activista del Movimiento Estudiantil se reunió con distintas autoridades de la Comunidad de Madrid y tan solo una del Ejecutivo español. El presidente Pedro Sánchez se negó a ver al líder de la oposición venezolana.
Pese al clima tenso entre ambos países, por la negativa de Sánchez de recibir a Guaidó en su visita a Europa, las calles de Madrid se llenaron de la bandera tricolor. Al tiempo que la derecha española dio un paso al frente y encabezó los actos privados y públicos del interino, en un acto de confrontación con el gobierno de Sánchez.
Así la jornada empezó a puertas cerradas en Casa de América. La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, recibió a Guaidó fuera de la sede del ministerio, sin los honores protocolares, en una reunión de 40 minutos. En una nota hecha pública posterior al encuentro, Exteriores señaló que González Laya le expresó el «pleno respaldo del gobierno español a su figura«. A pesar de no haber sido recibido como se suele hacer con los mandatarios de Estado. Pero no hubo grandes declaraciones.
Asimismo, Exteriores indicó que lo que el Ejecutivo desea es «contribuir con todos los medios a su alcance a crear las condiciones para que se celebren elecciones presidenciales con garantías democráticas».
En la reunión con la ministra participaron también el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica y el Caribe Juan Pablo de Laiglesia; y el director general para Iberoamérica, Rafael Garranzo. Por el lado de Guaidó estaban su vicecanciller Isadora Zubillaga y el asesor Juan Víctor Salcedo.
Allí mismo, pudo el presidente encargado de Venezuela conversar con El Nacional. Rechazó la posibilidad de que se vuelva a establecer un diálogo con el régimen de Maduro, que hasta ahora ha utilizado el diálogo para ganar tiempo. La idea inicial de la lucha actual del guaireño es llegar a elecciones “sin que el usurpador esté en el poder” y con las “condiciones adecuadas” para los comicios.
Por el momento, Guaidó mantiene su discurso, esta vez dando la mano, en primera línea, a los presidentes y primeros ministros de Europa. El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson; la canciller alemana, Angela Merkel; y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, fueron los primeros en darle la bienvenida.
Así, tras la reunión en Casa de América, Guaidó saltó a un auto para cruzar la calle y llegar al Palacio de Cibeles, donde el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida le hizo entrega de la Llave de la Ciudad. El Himno Nacional retumbó en el Patio de Cristales haciendo estremecer a los asistentes, venezolanos y españoles, al tiempo que Guaidó desfilaba por una alfombra roja escoltado por la Guardia de Honor.
«La Llave de Oro de la Villa de Madrid es un reconocimiento y nuestro modo de reafirmar la hermandad entre ambos países y especialmente de la ciudad de Madrid», vociferó el alcalde, para después ser aplaudido por unas 200 personas entre las que se encontraban figuras como Vargas Llosa, Lilian Tintori, Antonieta López, Antonio Ecarri, José María Aznar, Ana Botella, entre otros.
De allí, Guaidó dio una rueda de prensa breve en la sede del Ayuntamiento donde mantuvo un encuentro con el líder del PP, Pablo Casado, hacia las cuatro de la tarde. «Estar aquí hoy representa que los valores fundamentales resistieron», dijo Guaidó durante el encuentro con los medios.
Mientras tanto, en Puerta del Sol, esperaban cientos de personas con banderas tricolor y pancartas que pedían la libertad del país. Guaidó se dejó ver entrada la noche y en medio de una llovizna constante. «Lo vamos a lograr. Dios bendiga a Venezuela, a la democracia. Estamos de pie y no van a poder con los venezolanos. Nos veremos muy pronto», subrayó.
Se arrodilló y nombró a las víctimas del régimen. A Neomar Lander, Óscar Pérez, la diputada Addy Valero, que falleció de cáncer y a los niños del J.M de los Ríos.
Allí, minutos después de que le dieran la Llave de la Ciudad, habló de puertas. «No hay que pelearse por ver quién empuja la puerta», en referencia a las acciones de la Comunidad Internacional en la lucha por la democracia en Venezuela y la posibilidad –rechazada por Guaidó– de una intervención. “Todos somos responsables y todos estamos unidos en esto. Tenemos que empujar y vamos a empujar para adelante. Sí, se puede”, sentenció.
Acto seguido, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, convidó a Guaidó a un momento especial de gran simbolismo para España y Venezuela. “Quiero que te asomes al balcón más importante”, le dijo, en referencia al del edificio de la Real Casa de Correos, desde donde se proclamó la Segunda República en 1931.
Tras esto, el Partido Popular protagonizó el acto de entrega de la primera Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid, donde participaron el líder de los populares, Pablo Casado, y el alcalde Martínez-Almeida. «La esperanza llegó para no morir», cerró contundente Guaidó, quien continuará su agenda internacional en Canadá