Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de la República por al menos 50 países, denunciará ante instancias internacionales la agresión que sufrió por parte de grupos violentos, presuntamente vinculados con el gobierno de Nicolás Maduro, durante una gira que hizo por el estado Cojedes el fin de semana.
“Las instituciones en Venezuela están secuestradas por la dictadura. Está más que claro que quien usurpa funciones en la Fiscalía (Tarek William Saab) si no es trending topic no se entera de la denuncia”, dijo el dirigente opositor en rueda de prensa.
Señaló que acudirá a instancias como la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Consideró también presentar la denuncia ante la Comisión de Justicia y Paz y de Política Interior de la Asamblea Nacional electa en 2015.
“No se cansen de denunciar, de alzar su voz. Hacerlo sería normalizar la violencia”, expresó Guaidó, quien recordó la detención de un grupo de jóvenes en el municipio Chacao del estado Miranda luego de participar en un acto conmemorativo por los cinco años de la muerte del adolescente Neomar Lander durante una protesta opositora.
“No vamos a normalizar la tragedia. No es normal entregar a la policía del régimen a niños ejerciendo y haciendo memoria histórica”, afirmó.
“Una emboscada”
Guaidó calificó de emboscada la agresión, que ocurrió en un restaurante de la ciudad de San Carlos. Se encontraba con militantes de varios partidos políticos de oposición.
Los hechos quedaron registrados en videos y fotos que se viralizaron en las redes sociales. En uno de los materiales se observa cuando los chavistas sacan a Guaidó del lugar, en medio de gritos, empujones y golpes.
El opositor responsabilizó a líderes regionales del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela que, según expresó, dirigieron pequeños grupos violentos.
Un suceso similar ocurrió el fin de semana antepasado durante una visita de Guaidó a Maracaibo, Zulia. Un encuentro entre militantes se convirtió en una batalla campal con sillas volando por los aires e intercambio de golpes, también provocada por afectos al gobierno chavista.