El analista y consultor político Georg Eickhoff afirmó que la lógica del chavismo para el ejercicio del poder no es la de un grupo político, sino la de una organización criminal. El experto, en una entrevista concedida a El Nacional, manifestó que la situación en el estado Barinas, con el arrebato de la victoria de Freddy Superlano en la gobernación, revela que Nicolás Maduro no tiene la intención de entregar el poder.
Eickhoff (*) nació en 1965 en la ciudad de Colonia, en Alemania. Considera que los dirigentes de oposición están debilitados y afirmó que poco a poco se conocerán quiénes apuestan por la cohabitación con el régimen venezolano. En su opinión, se ha subestimado la operación de infiltración por parte del gobierno venezolano en las fuerzas políticas que lo adversan.
Dijo, asimismo, que todos los líderes tienen muy cuesta arriba la recuperación de la confianza de los ciudadanos y que, según su análisis, aparecerán nuevos rostros en la política venezolana que posiblemente estarán presentes en las eventuales elecciones presidenciales de 2024.
—La oposición parece darse cuenta de la necesidad de unidad. Pero, ¿no es ese el resultado de una serie de errores que se profundizaron desde que Juan Guaidó se juramentó como presidente interino de Venezuela?
—Se ha subestimado mucho la intensidad de la operación de infiltración en la oposición. Este esfuerzo por parte del régimen va a continuar y vamos a ver más traiciones de personas que antes se consideraban de oposición.
—¿La solución es electoral, a pesar de la ausencia de garantías?
—El régimen en este momento tiene la confianza de poder arrebatar cualquier victoria electoral como se ve en Barinas. La pelea por el poder nacional en el marco de elecciones presidenciales y parlamentarias será mucho más recia. Elecciones justas, libres y verificables serán la consecuencia necesaria del colapso del poder fáctico del régimen. No pueden ser su causa porque el régimen solamente las va a permitir cuando ya no tiene otro remedio, que es decir lo mismo que perder el poder fáctico.
—El Tribunal Supremo de Justicia controlado por el chavismo convocó a nuevas elecciones en Barinas. Se le arrebató la victoria a Freddy Superlano.
—Esto revela que este régimen no tiene la intención de entregar el poder por el hecho de perder una elección. Lo han declarado infinidad de veces. Esencialmente eso está claro desde el golpe de 1992. Estamos en una lucha de demócratas contra otros que no son demócratas. Es más, su lógica de ejercicio de poder ya no es la de un grupo político sino la lógica de una organización criminal.
—¿De qué manera influirá el caso de Barinas en los electores y en la oposición?
—El proyecto de derrotar al chavismo en el estado natal de su líder difunto motiva a mucha gente. El régimen no lo tendrá fácil, pero lo más seguro es que va a hacer lo necesario para evitar esta derrota.
—La Misión de Observación Electoral presentó un informe preliminar con algunas observaciones del 21 de noviembre: constataron la falta de independencia judicial y la no adherencia al Estado de Derecho.
—El informe preliminar dice muchas verdades incómodas. El rechazo por parte de Maduro fue contundente. No me sorprendería si esta reacción es el preámbulo para no permitir una observación electoral real como la de la Unión Europea en próximos comicios.
—La oposición pudiera tener al frente un nuevo reto: un referendo revocatorio. ¿Es una oportunidad? Se puede deducir que la falta de unidad será determinante, pero, ¿qué más hará falta para que se cumpla ese objetivo?
—No hay presidente legítimo que se pueda revocar. El presidente legítimo es el presidente interino Juan Guaidó hasta que haya un presidente electo en elecciones reconocidas. Este es el problema constitucional de un referendo revocatorio. El problema político es la falta de voluntad del régimen de someterse a cualquier proceso constitucional para ceder el poder. Todos los parámetros de un referéndum revocatorio están en manos del régimen. La posibilidad de que prospere es casi nula.
—Guaidó no tuvo una posición clara sobre las elecciones pasadas. Recientemente recordó las estrategias del chavismo en 2016 para invalidar el proceso. ¿Puede presumirse que, desde ahora, tendrá una posición ambigua?
—Es una pregunta para el presidente interino. Tengo entendido que tanto él como sus principales aliados internacionales están presionando para que haya elecciones presidenciales y parlamentarias justas, libres y verificables como parte de un acuerdo integral. Es evidente que esta presión debe aumentar.
—Contradicciones, silencio ante determinadas situaciones e intereses personales por encima de la necesidad de cambio. ¿Qué debe ocurrir con la dirigencia opositora, en todas sus variantes?
—Se va aclarar paso a paso quién apuesta por ser oposición y quién por la cohabitación con el régimen. Es un proceso necesario porque, sin duda, el cambio político es necesario y urgente.
—¿Qué pasa ahora con los liderazgos de Henrique Capriles, Leopoldo López y Juan Guaidó, por mencionar a algunos?
—Todos los liderazgos políticos opositores se han debilitado. Los tres líderes mencionados buscarán vías muy distintas para recuperar la confianza perdida. Todos lo tienen muy cuesta arriba. Viendo esto y analizando sus propias oportunidades, nuevos líderes van a aparecer. Creo que de aquí al 2024 vamos a ver alianzas entre figuras conocidas y otras por conocer.
—¿Cómo se podría definir un eventual candidato presidencial?
—Los venezolanos están dispuestos a apoyar a quien les ayude a terminar la tragedia actual. Veo la posibilidad de un candidato de unidad. El régimen, como en el pasado, va a dedicar muy grandes esfuerzos a la infiltración y destrucción de esta unidad de quienes lo adversan.
—¿No está trancado el juego? ¿Cuál es o cómo puede definirse la verdadera salida?
—Un cambio solamente puede generarse por medio de las contradicciones internas del régimen. La estrategia debe ser propiciar estas contradicciones y estar preparado para el momento desconocido y probablemente sorpresivo cuando el quiebre ocurra. Es un trabajo enorme, abnegado y complicado perseguir esta estrategia. Hay pocos que lo quieren asumir. Este trabajo en la sombra es lo opuesto a hacer nada y lo opuesto a simulacros de actividad vacía y sin referente en las relaciones reales de poder.
—En definitiva, ¿debe la oposición/MUD participar en los próximos procesos electorales?
—Los procesos electorales son muy diferentes entre sí y tienen significados diferentes a lo largo del tiempo. Cada proceso nuevo necesita una estrategia diferente. Creo que el resultado de un proceso revocatorio está cantado. Tenemos precisamente este precedente de la actuación del TSJ en el caso Barinas. Elecciones presidenciales y parlamentarias son completamente diferentes a las elecciones recientes. Intuyo que serán una oportunidad para nuevos liderazgos que se darán a conocer. Gente prácticamente invisible ahora. Muy probablemente se las van a ver en primarias con los liderazgos conocidos y gastados, pero sin intención de abandonar la pelea. Pero Barinas demuestra otra vez que ganar una elección no basta, hace falta mucho más.
—Los resultados electorales para el Partido Socialista Unido de Venezuela, a pesar de que logró la mayoría de las gobernaciones y de las alcaldías, señalan datos interesantes como la pérdida de fuerza en varios municipios.
—El PSUV como estructura de poder es una cosa del pasado. Sin el TSJ y el CNE secuestrados, sin censura, represión y tortura ya no van a ninguna parte. El verdadero poder en Venezuela está en manos de grupos criminales.
—Si no hay presidente legítimo que se pueda revocar, y si el PSUV como estructura de poder es una cosa del pasado, ¿qué se debe hacer con Maduro, que se muestra confiado y tiene el control de las instituciones del Estado y de las armas de la República?
—Hacerle oposición y trabajar para quitarle el poder que tiene secuestrado. No cooperar con él.
—Con lo que me ha planteado, ¿qué es la oposición ahora para los venezolanos? Después de tantos errores y contradicciones costará recuperar la confianza en la dirigencia que en algún momento llegó a mover masas.
—Así es. Los que emigraron han dado la espalda al régimen y a la oposición. Pero obviamente siempre va a haber una oposición fuerte contra Maduro dentro y fuera del país. Es un peligro para él. Por eso persigue y reprime.
—Sobre ese nuevo liderazgo, ¿hay posibilidades de que se convierta en una fuerza política que logre motivar a los ciudadanos?
—Esto va a pasar en algún momento. Habrá que trabajar para que sea pronto.
—Habló de un “TSJ de Capriles”, ¿qué quiso decir con eso?
—Capriles se ha convertido en una parte del sistema de control y represión del cual es parte el TSJ. Pero el TSJ es mucho más importante que Capriles para asegurar el poder de Maduro. Fue una expresión exagerada.
(*) Georg Eickhoff obtuvo el doctorado en Historia Moderna con un trabajo sobre líderes carismáticos. Su pasantía en la política alemana duró 12 años y la culminó siendo alcalde de una pequeña ciudad de Alemania. De 2008 al 2013 estuvo a cargo de la oficina de la Fundación Konrad Adenauer en Caracas. Trabajó como consultor político en varios países de Latinoamérica y actualmente se desempeña como analista político de la Misión de Paz de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa para Ucrania.