«El ingreso mensual de un educador es miserable», denunció el sacerdote Manuel Aristorena, director general del movimiento Fe y Alegría.
Mediante un comunicado mencionó las carencias que viven los trabajadores de la educación, cuya capacidad de adquirir alimentos y bienes «es reducidísima».
«No tiene cómo afrontar una enfermedad o cualquier imprevisto. Todo ello genera en nuestro personal preocupación, angustia, incertidumbre, decepción y molestia», expresó el eclesiástico.
Resaltó la necesidad de mejorar la condición de vida de los trabajadores al considerar que esto pone en juego la educación de los estudiantes venezolanos.
«Si queremos tener educación, hay que mejorar sustancialmente las condiciones de vida del personal», subrayó Aristorena.
Asumiendo responsabilidad
El representante de Fe y Alegría indicó que todo el personal de la educación ha asumido su responsabilidad desde el comienzo de la cuarentena por el covid-19.
Entre las acciones emprendidas, mencionó la reorganización de los equipos de trabajo pedagógicos y de comunicación.
También la elaboración de estrategia para los estudiantes mediante redes sociales, contactos telefónicos, carteleras y papelógrafos; trabajando los procesos lógico-matemáticos, lectoescritura, apoyo psicoemocional, ciudadanía e interioridad en proyectos relacionados con la protección y prevención del covid-19.
«Alimentamos la esperanza, la convivencia familiar y la salud mental desde la perspectiva cristiana de nuestra identidad», destacó Aristorena.
Señaló que a través de la red de emisoras Fe y Alegría produjeron el programa La escuela en la radio, una reprogramación para complementar las guías de aprendizaje, además del programa Sin salón, en el cual ofrecen guías de aprendizaje para la educación de jóvenes y adultos.
«Las escuelas están cerradas, pero el proceso educativo sigue adelante. Como siempre, los micrófonos de Radio Fe y Alegría están abiertos para atender las demandas y acompañar a la ciudadanía», expresó.
Propuestas
Aristorena indicó que los educadores han respondido pese a las condiciones adversas, porque «ha podido más su vocación y compromiso».
«Tanto el personal como los estudiantes carecen de equipos tecnológicos (teléfonos inteligentes, computadoras, tabletas), unido a la mala calidad del servicio telefónico y de Internet, que ellos mismos pagan de su bolsillo», destacó.
Ante esta situación señaló que el Estado tiene que asumir su responsabilidad y mejorar la condición de vida de los educadores.
En este sentido, propuso el reconocimiento del trabajo del personal de la educación mediante una justa remuneración, según la Convención Colectiva Unitaria, además de una bonificación por un valor de 20 salarios mínimos.
Solicitó la dotación de herramientas tecnológicas para atender a los estudiantes en las clases a distancia.
También pidió un plan de apoyo temporal en alianza con las empresas telefónicas para la recarga del uso de celulares.
El sacerdote pidió la activación de un plan de emergencia para apoyar a las familias de los docentes con combo de alimentos. Igualmente, solicitó proveer a las familias de los estudiantes de materiales y recursos educativos.
Destacó la importancia de brindar seguridad y protección a las sedes educativas, a fin de evitar que sean víctimas de la delincuencia.
«Mantenemos la firme esperanza de que serán atendidas estas solicitudes para la formación de nuestros alumnos y el bienestar de nuestro pueblo», enfatizó.