Familiares y amigos comenzaron el jueves a dar el último adiós a sus seres queridos, víctimas del trágico colapso de una mina ilegal en el estado Bolívar, donde al menos 16 personas perdieron la vida. Los funerales se llevaron a cabo en La Paragua, la comunidad más cercana a la mina conocida como Bulla Loca, mientras la exigencia de ayuda y justicia aumenta entre los afectados.
Las demandas de asistencia al gobierno para el transporte de heridos y cuerpos recuperados han sido constantes desde el accidente el martes, considerado uno de los peores en una industria minera escasamente regulada, reseñó la agencia de noticias The Associated Press.
En medio del duelo, residentes se congregaron en busca del gobernador del estado, Ángel Marcano, golpeando un vehículo y exigiendo respuestas. Las autoridades, mientras tanto, elevaron la cifra de muertos a 16, con igual cantidad de heridos, aunque los residentes temen que estas cifras puedan aumentar.
«Con la esperanza de un futuro mejor»
William Nadales, quien trabajaba en la mina junto con otros 50 mineros, compartió con AP su dolor mientras ayudaba a enterrar a sus colegas. «Mi sobrino era un trabajador incansable. Fue a la mina con la esperanza de un futuro mejor», lamentó el hombre.
Santiago Mora, de 24 años de edad, fue despedido con lágrimas y palabras de cariño por familiares y amigos. «¡Te vamos a extrañar demasiado!», gritaban mientras descendían su ataúd, detalla la agencia de noticias.
El gobernador Marcano afirmó que los cuerpos de las víctimas han sido entregados a sus familias, desmintiendo los rumores sobre un mayor número de fallecidos. No obstante, la comunidad sigue en busca de respuestas y justicia.
El suceso ha puesto de relieve las condiciones precarias y el aumento de la minería ilegal en Venezuela, alimentada por la crisis económica y la falta de oportunidades. A pesar de los riesgos y las condiciones adversas, muchos continúan acudiendo a las minas con la esperanza de mejorar sus vidas.
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