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Ex presos políticos sufren las secuelas de la represión en Venezuela

Las víctimas del régimen de Nicolás Maduro sufrieron golpizas, privación de alimentos y hacinamiento extremo. También desarrollaron infecciones estomacales y perdieron peso. Evitan salir de casa y tiemblan al ver a un oficial de policía. Muchos presentan problemas cardíacos inusuales para su edad
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Más de seis meses después de las elecciones presidenciales en Venezuela, cientos de ex presos políticos detenidos arbitrariamente enfrentan las secuelas de la represión. Para muchos, la cárcel no terminó con su liberación: la tortura, la vigilancia y el miedo siguen siendo parte de su día a día.

Tras los comicios del 28 de julio, en los que las autoridades electorales declararon la victoria de Nicolás Maduro sin divulgar detalles del escrutinio, estallaron protestas en ciudades del país. La respuesta del gobierno fue brutal: arrestaron a más de 2.200 personas, muchas de ellas sin haber participado en hechos violentos.

Agentes de seguridad los sacaron de sus hogares y lugares de trabajo y los llevaron a la cárcel, donde sufrieron condiciones infrahumanas, según denuncias recogidas por The Associated Press. Golpizas, privación de alimentos y hacinamiento extremo fueron parte del castigo.

Prácticamente todos desarrollaron infecciones estomacales y perdieron peso, señaló la agencia de noticias.

Tortura dentro y fuera de prisión

Aunque miles fueron excarcelados en los últimos meses, muchos siguen atrapados en un ciclo de miedo y precariedad. La tortura no termina con la excarcelación.

“¿Cuál es la realidad? Me violaron mis derechos fundamentales; sigo a merced del gobierno”, dijo un ex preso político a la AP.

Los excarcelados sufren insomnio, ataques de ansiedad y desconfianza extrema. Evitan salir de casa y tiemblan al ver a un oficial de policía. Muchos presentan problemas cardíacos inusuales para su edad.

A esto se suma la precaria situación económica.

Durante su detención, el régimen de Maduro les confiscó sus documentos de identidad, lo cual les impide conseguir empleos formales. Además, sus familias quedaron endeudadas tras gastar cientos de dólares en medicinas, alimentos y productos de higiene que el sistema penitenciario no proveía.

“Este amedrentamiento que nos están haciendo, este daño psicológico que nos están haciendo, es lo peor que le pueden hacer a un pueblo con ansias de libertad”, denunció la madre de un exdetenido. “Eso es terrorismo”.

«Hijos y nietos de la gente que votó por Chávez»

A diferencia de otras manifestaciones, esta vez las calles se llenaron de jóvenes de barrios populares, muchos de ellos hijos y nietos de quienes alguna vez votaron por Hugo Chávez.

“Eran los hijos y nietos de la gente que votó por Hugo Chávez”, explicó Oscar Murillo, director de la ONG Provea, a la agencia AP. “No se identificaban con la oposición. Ellos salieron en rechazo a la mala gestión de los resultados electorales”.

Las autoridades reaccionaron con una estrategia: detenciones injustificadas, represión brutal y un aislamiento prolongado que genera terror entre la población. Los excarcelados también han recibido un mensaje claro: no volver a desafiar al régimen.

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