VENEZUELA

Escenarios e interrogantes en el país para las presidenciales del 28 de julio

por Avatar EFE

Una vez oficializado el 28 de julio como el día de las elecciones presidenciales en Venezuela, se abren varios escenarios y surgen interrogantes sobre el tipo de contienda que se celebrará en el país caribeño, ahora con un reloj que empezó a descontar, lo que acelerará las acciones políticas.

Cuatro días después de que el Parlamento, controlado por el chavismo, entregara al Consejo Nacional Electoral (CNE) unas propuestas sobre cuándo se debían celebrar los comicios, la institución anunció la esperada fecha de las presidenciales, estableciendo unos lapsos que definirán quiénes competirán y cuántas garantías avalarán este proceso.

A continuación, algunas dudas y certezas sobre los meses venideros:

1.- La fecha

Hasta el 28 de julio, quedan 145 días para organizar las misiones de observación electoral, un tiempo que, a juzgar por comicios anteriores, no será suficiente para que la Unión Europea (UE) envíe una misión técnica al país caribeño, pese a que este asunto está contemplado en el acuerdo firmado en octubre pasado entre el Gobierno y el principal bloque opositor.

Aunque las elecciones serán en el segundo semestre, respetando lo pactado en la negociación política, los lapsos dejan poco margen para asuntos que la oposición considera claves, como la actualización del registro electoral en el exterior, especialmente, al considerar que casi ocho millones de venezolanos viven fuera de su país.

2.- La inhabilitación

La exdiputada María Corina Machado, elegida como candidata presidencial por la mayoría opositora, continúa inhabilitada para desempeñar cargos de elección popular y, por tanto, no podrá inscribirse entre el 21 y el 25 de marzo, en el período establecido por el CNE.

Machado llamó hoy a sus simpatizantes a mantener «serenidad y firmeza» y aseguró que el chavismo tiene miedo a medirse en las urnas, sin hacer ningún comentario sobre el futuro de su candidatura o sobre la posibilidad de escoger a un nuevo candidato al que el CNE permita inscribirse.

3.- La reelección

Nicolás Maduro dijo que el calendario planteado por el CNE es «palabra sagrada» y auguró que el pueblo «conquistará una gran victoria» en las presidenciales, sin confirmar si participará en ellas, un asunto que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) da por hecho.

De confirmarse la aspiración, Maduro, en el poder desde 2013, buscará un tercer sexenio al mando en lo que sería su segunda reelección.

4.- Los candidatos

Varios precandidatos reafirmaron su deseo de competir en este proceso -entre ellos los diputados Luis Eduardo Martínez y José Brito- que, previsiblemente, contará con una decena de candidatos que buscarán arrebatarle al chavismo el poder que ostenta desde 1999.

Sin embargo, ninguno de estos aspirantes cuentan con suficiente apoyo popular para disputarle el poder al chavismo, según las encuestas, en las que Machado figura como la principal opción de los venezolanos para estos comicios.

5.- La campaña

El CNE determinó que la campaña durará, oficialmente, 21 días -entre el 4 y el 25 de julio-, lo que deja cuatro meses de una precampaña que, de facto, ya arrancó hace más de un año, y que seguirá sin regulaciones del árbitro electoral.

Mientras Machado recorre el país en la búsqueda de votos que, si nada cambia, no podrá recibir directamente, el chavismo muestra a diario propaganda en los medios del Estado a favor de Maduro, al que vende como un «conductor de victorias».

6.- La negociación

Aunque todo parece decidido, tanto el Gobierno como la oposición han reconocido que mantienen un canal de negociación activo, lo que deja una puerta abierta a cambios de última hora que podrían incluir la aceptación de la candidatura de Machado o el cambio de fecha de los comicios, algo que ya ocurrió en 2018 luego de un rápido convenio político.

De cualquier modo, si se mantiene el calendario anunciado, el reloj corre deprisa para el principal bloque antichavista, que deberá resolver en 20 días el estatus de su candidatura para poder inscribir a alguien que despierte la simpatía de sus bases o, como ha ocurrido en el pasado, optar por la abstención.