La situación en Maracaibo, en el estado Zulia, es caótica. De Venezuela es una de las ciudades más afectadas por los problemas en los servicios públicos. Lejos de la burbuja que supone Caracas y algunas zonas principales del país, los ciudadanos padecen los estragos causados por los anteriores gobiernos locales del chavismo.
El Partido Socialista Unido de Venezuela dejó esa entidad en completo abandono. Escasez de agua, cortes eléctricos, fallas en el transporte, irregularidades en la venta de gasolina y una crisis económica implacable que ha forzado a sus habitantes a buscar alternativas para generar ingresos y resolver sus vidas, y también a emigrar.
Los resultados de las elecciones de alcaldes y gobernadores del 21 de noviembre suponen, entonces, una esperanza para el municipio y también para el estado. Los números fueron claros: la gente está cansada del legado de Hugo Chávez.
El opositor Rafael Ramírez ganó la alcaldía de Maracaibo con 51,47% de los votos, mientras que el chavista Willy Casanova, que optaba por la reelección, solo obtuvo 34,22%. Así, la gobernación de Zulia está ahora en manos de Manuel Rosales (54,82%), que dejó muy atrás al oficialista Omar Prieto (37,81%).
“Hemos tenido problemas con el servicio de agua desde hace mucho tiempo, pero en este momento hay una situación crítica. Es incontrolable. En el mejor de los casos en un sector puede haber agua cada 15 días, pero hay sectores donde tienen meses que no les llega”, declaró a El Nacional Francisco Martínez, dirigente político que desde hace años recorre los sectores de ese municipio.
Se volvió común ver las calles del municipio repletas de tanques y pipotes de cualquier tamaño. Los ciudadanos los dejan fuera de sus casas para recargarlos cada vez que pasa el pipero, como se conoce a las personas que descargan el agua de los camiones cisternas. Por un dólar pueden llenar hasta 3 pipas, que son 600 litros, aproximadamente.
La situación es difícil, afirmó Martínez.
En las últimas semanas los marabinos han notado una leve mejoría en la distribución de combustible, indicó el dirigente. Los ciudadanos pasaban días en las interminables colas que se generaban en las estaciones de servicio. Ese tiempo ahora se redujo: el aproximado va de 10 a 12 horas de espera.
La gasolina y el diésel se consiguen a un dólar por litro en el mercado ilegal.
Pero lo que más preocupa es el sistema de salud. Martínez señaló que lo más grave para los ciudadanos es enfermarse porque, además de la aguda crisis en sistema hospitalario, los medicamentos son incomprables. Y la situación se complica mucho más para los pacientes oncológicos, resignados a la voluntad de Dios.
“Enfermarse no sería un lujo sino una catástrofe para cualquier venezolano, y aquí en Maracaibo mucho más. El que tenga una enfermedad terminal o crónica el sufrimiento sería grande porque no hay cómo atender a esas personas. Aquí lo vemos a diario”, manifestó.
Los ambulatorios creados durante la anterior gestión de Rosales y los Centros de Diagnóstico Integral, que en su momento inauguró el chavismo, están destruidos.
“Han hechos ciertos planteamientos, algunos movimientos. Pero esperamos que se mantengan así y que tengan el respaldo y la ayuda. Que el gobierno nacional entienda que cada ciudad, cada población, debe asumir su responsabilidad, que los gobernantes deben respetarse y tener sus competencias y recursos”, dijo.
Si bien los servicios públicos dependen del gobierno central, no hubo mayores esfuerzos en las gestiones poco calificadas de Prieto y Casanova, que se escudaron en las sanciones establecidas por Estados Unidos, para mitigar el sufrimiento de la población.
Resaltó que Prieto ni siquiera superó la cantidad de votos que obtuvo en las regionales de 2017. “¿Por qué? Por el desastre del gobierno, hay cosas muy extrañas que sucedieron y que llaman al análisis. Inmediatamente de haber perdido las elecciones, al otro día había gasolina”, añadió.
Durante la campaña electoral del año pasado, el chavismo mejoró la prestación del servicio eléctrico como parte de su estrategia para conseguir votos. Pero en estos momentos, tres meses después, hay sectores en donde nuevamente comenzaron a aplicar racionamientos de hasta cuatro horas diarias.
El dirigente social cree que los servicios públicos en Venezuela son los más caros de América Latina y que, incluso, superan los precios de países en otras partes del mundo. Pero no por lo que se cobra de forma oficial, que es irrisorio, sino por lo que los ciudadanos deben pagar a terceros para que les surtan agua potable, combustible o gas doméstico.
Dolarización casi total
En Maracaibo también se incrementó la economía informal porque los salarios, al igual que en todo el país, quedaron pulverizados. Las personas venden cualquier cosa con la que puedan tener otros ingresos, y algunas se meten en el arriesgado negocio de la gasolina.
Las mafias se incrustaron en las estaciones de servicio, afirmó Martínez, y se desconoce ahora cómo incidirá la exigencia de Maduro de que se les ponga fin.
El comercio, señaló, se ha incrementado porque ningún ciudadano vive con un sueldo mínimo y la dolarización en la entidad es casi total.
“Dólares o dinero plástico, el efectivo es muy difícil. Lo que uno agarra (de dinero en efectivo) lo aparta para el transporte público. Un pasaje en Maracaibo medianamente cuesta 3 bolívares. Una persona que, por ejemplo, vive en la parroquia Manuel Dagnino, que deba ir al centro de la ciudad para trasladarse al este a trabajar, tendría que pagar 12 bolívares. Más o menos 2 dólares. Una situación bastante compleja”, expuso.
Las expectativas de cambio, sin embargo, no son suficientes. Existe el temor de que la cifra de connacionales que dejan el país motivados por la situación aumente. Esto intensificaría aún más el desolador panorama que se vive en Maracaibo.
Martínez aseveró que casi todas las personas tienen familiares o amigos que han abandonado el país en los últimos años.
“Si hay un fracaso por parte de los gobernantes que acabamos de elegir, por la razón que sea, sería muy frustrante para la población. Se siente mucha esperanza, la gente rompió cadenas. Los mismos chavistas llevaron a votar por Rosales, la movilización que hizo Prieto fue en favor de Rosales, ahí no hay duda”, aseguró.
“Hay el ánimo, estos dos gobernantes han salido con mucha fuerza a la calle, están visitando a la gente. Esperamos que se mantengan así porque se hace necesario recuperar la confianza”, agregó.
“Barinas debe ser un ejemplo”
El dirigente reconoció que hay desánimo en la población de Maracaibo y que la oposición democrática no ha logrado convencer a la gente para que salga a votar porque durante años se mantuvo la idea del abstencionismo y de que se cometen trampas en los procesos electorales.
Subrayó que se deben sumar los ejemplos de Barinas y Zulia.
“Lo que pasó en Barinas debe ser un ejemplo para el país. El pueblo está madurando en ese sentido, y quien se oponga el pueblo se lo llevará por delante en el futuro porque ya no cree en más nada. Aquí la gente está deseosa de salir de esa situación, tenemos que seguir organizándonos. Tenemos que acatar la disciplina que nos indique la gente y no la disciplina partidista porque le hemos hecho mucho daño al ciudadano común”, expresó.
Advirtió que si no se logra la unidad, el gobierno de Maduro sacará provecho a la división opositora para seguir atornillado en el poder. Y que la dirigencia debería prepararse para las elecciones presidenciales de 2024.
“No importa quién será el candidato”, manifestó.
El problema, indicó, es que no hay acuerdos en la oposición y aseguró que si María Corina Machado, Leopoldo López, Henrique Capriles, Manuel Rosales y Henri Falcón deciden quién será candidato, contra viendo y marea, no habrá dudas de que terminará el gobierno chavista. Pero, admitió, lograrlo no es fácil.
“En mis 62 años de vida, 42 en el capitalismo salvaje y 20 en el socialismo del siglo XXI, aprendí que el capitalismo no sabe distribuir la riqueza, pero el socialismo distribuye muy bien la miseria. Y el pueblo tiene que reaccionar ante esa situación”, dijo el dirigente, que ha hecho gestión en municipios de Zulia.
“Reconozco el ventajismo electoral por parte del gobierno, pero cuando la gente sale en forma masiva a votar no hay forma de hacer trampa. Ahora, en una elección reñida, difícil, y donde no cubramos los centros de votación, es difícil ganar. Si cumplimos esos requisitos, de convencer a la gente de ir a votar, cubrir los centros electorales, lo demás sale solo”, concluyó.