Por segundo día consecutivo, y con el renovado objetivo de evitar tensiones internas, el gobierno de Alberto Fernández evitó hablar sobre las elecciones legislativas en Venezuela, convocadas por el régimen de Nicolás Maduro y declaradas ilegales y criticadas por 16 países latinoamericanos, Estados Unidos y la Unión Europea, entre otras naciones.
«Nada para decir». Ese fue, otra vez, el latiguillo más utilizado desde la Casa Rosada y la Cancillería en referencia a los comicios. Con una altísima abstención, según expertos internacionales y la oposición, Maduro se aseguró ayer el control de la Asamblea Nacional, bastión de la oposición que encabeza el presidente interino, Juan Guaidó.
A última hora del domingo, fuentes del gobierno de Argentina afirmaron a La Nación que aguardaban el informe final del encargado de negocios en Venezuela, Eduardo Porretti, y evaluar de ese modo un proceso electoral criticado duramente por países occidentales y de la región, con la solitaria excepción de México y Argentina. Según pudo saber La Nación, las reuniones continuaron durante la jornada de este lunes. Pero sin alcanzar un acuerdo para un texto oficial, que iba a contener en principio un tibio respaldo, o respaldo condicionado, al proceso electoral liderado por el régimen chavista.
La incomodidad de la Casa Rosada en torno al régimen de Venezuela, cuyas violaciones de los derechos humanos fueron recopiladas y condenadas por el informe de la ONU a cargo de la expresidenta chilena Michelle Bachelet, volvió a quedar en evidencia con una segunda jornada sin manifestaciones públicas del gobierno. En una jornada sin actividades públicas por el feriado puente, el Presidente sí recordó por Twitter los 70 años de vida de la estatal Aerolíneas Argentinas, y el domingo a través de imágenes de archivo homenajeó al fallecido expresidente de Uruguay Tabaré Vázquez.
La oposición de Argentina sí habló
Quienes sí se manifestaron, al igual que durante el domingo, fueron referentes del kirchnerismo más cercanos a la expresidenta, algunos de los cuales viajaron incluso a Caracas invitados por el gobierno venezolano en carácter de veedores de los comicios. «El chavismo volvió a demostrar que a pesar de las agresiones y la guerra multiforme desatada sobre el país caribeño sigue siendo la fuerza política más importante de Venezuela», escribieron en el diario Tiempo Argentino el exlegislador porteño José Cruz Campagnoli y el secretario de ATE Capital, Daniel Catalano, dos de los participantes de la delegación de la Internacional Progresista llegada a Venezuela para las elecciones.
El expiquetero Luis D´Elía y la exembajadora de Argentina en Caracas Alicia Castro fueron otros dirigentes cercanos a la vicepresidenta Cristina Kirchner que, a través de las redes sociales, saludaron el triunfo de Maduro. D´Elía, incluso, retuiteó un mensaje en el que el presidente venezolano aseguró que «Hoy Venezuela despierta con un nuevo amanecer de paz, alegría, reencuentro y fortalecimiento de la institucionalidad democrática». El exjefe de gabinete Aníbal Fernández, que suena para ocupar un lugar en el gabinete nacional, retuiteó el pedido del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero a la UE para que «reflexione y reconsidere» su política en relación con Venezuela.
También por segunda jornada consecutiva fue la oposición la que recogió el guante para ahondar en las diferencias en el oficialismo y condenar «la nueva farsa electoral montada por el régimen de Maduro», tal como lo definieran en un comunicado la presidenta de Pro, Patricia Bullrich, y su secretario de Relaciones Internacionales, Fulvio Pompeo.
«¡Qué vergüenza! Mientras Argentina se mantiene en silencio, 16 países americanos calificaron como fraudulentas e ilegales las elecciones en Venezuela», escribió en las redes sociales el exembajador en Washington Diego Guelar otro de los dirigentes opositores que fustigaron el mutismo de la Casa Rosada. «Repudio a la farsa electoral de la dictadura venezolana. Exhorto a que la oposición celebre un pacto de concertación y aúne fuerzas para restaurar el sistema democrático», escribió el diputado de UNIR Alberto Asseff, aliado de Miguel Ángel Pichetto en Juntos por el Cambio.
Luego de la controversia interna con el representante en la OEA, Carlos Raimundi, quien criticó el informe de Bachelet y fue reprendido por la Cancillería, el gobierno optó por bajarle el perfil a la controversia interna sobre Venezuela. El domingo, esa búsqueda de equilibrio interno volvió a dejar al país en soledad, solo acompañado por México y fuera del conjunto de 16 países que condenaron el proceso electoral por el que Maduro logró la continuidad institucional del chavismo, ahora en territorio opositor.
Por: Jaime Rosemberg