Finalizando enero, comenzó a circular en las redes la noticia de la detención de la alcaldesa Keyrineth Fernández, autoridad del municipio Jesús María Semprúm, en el estado Zulia, junto con una diputada a la Asamblea Nacional.
A los días se conoció la detención de otro alcalde, fiscales y hasta militares. Tenían algo en común: son afectos al chavismo y se les acusaba por tráfico de drogas y contrabando de combustible. Además, se acuñaba un término durante estas capturas: “Operación Mano de Hierro”.
«Debemos ser absolutamente intolerantes con los corruptos, con los burócratas, con los delincuentes, sea quien sea”, escribió en Twitter Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
“Maduro tiene interés en recuperar su imagen”
Esta repentina actuación pareciera que apunta en dos sentidos. El primero, demostrar ante la Corte Penal Internacional (CPI) que en el país existe justicia; y lo segundo, “lavar” la imagen del gobierno ante las elecciones presidenciales de 2024, un reto bastante grande debido a la impopularidad, tal como lo explica el consultor político Jesús Seguías, presidente de la firma encuestadora DatinCorp.
Si Nicolás Maduro aspira a la reelección, “tiene interés en recuperar su imagen”, dice Seguías, aclarando además que se hace cuesta arriba cuando esta corriente política ha llegado a “un piso y un techo” en las encuestas. Aunque los números han variado, la tendencia se ha mantenido en los últimos años y es un mínimo de 17% de aceptación y un máximo de 25%.
“De manera que están obligados a hacer una mejor gestión de gobierno, no es solo la operación Mano de Hierro, también en la economía del país”, dice a El Tiempo el consultor Seguías.
Maduro ha dicho en alocuciones recientes que con su “puño de hierro” va a combatir la corrupción. Pero esa limpieza de imagen pareciera extenderse a otros aspectos, como el de la seguridad. Hace unos días se conoció sobre la muerte de uno de los delincuentes más buscados en el país, Carlos Revette, alias el Koki. La Operación Guaicaipuro II fue el nombre que se le dio al procedimiento que, según el ministro del Interior, Remigio Ceballos, terminó con 13 delincuentes detenidos y 5 muertos.
Para el politólogo Leandro Rodríguez Linárez, estos hechos, aunque ciertos, no son con verdadera intención, pues se “trata de fingir una acción contra el narcotráfico” o contrabando de gasolina cuando en verdad se “sigue violando la Constitución como el derecho a la propiedad privada”.
Pero más allá de eso, el analista cree que así la gobernabilidad de la administración Maduro mejore, no hay garantías que permitan creer que para esa fecha las instituciones cambien. “El régimen no pierde porque no se trata solo del presidente, el régimen prevé cualquier escenario manejando las instituciones a su antojo”.
Logre o no sus objetivos, el chavismo apunta a su estrategia de bienestar. Mientras tanto, ¿cómo va la oposición? Linárez Rodríguez detalla que quienes adversan al poder están prácticamente anulados, por lo que es urgente ver resultados porque si no “el escenario es la remoción de esa oposición que hoy es más una imposición internacional”.
Juan Guaidó dijo recientemente que no se puede esperar hasta 2024 para llegar a un cambio de gobierno. También ha reiterado su llamado a dialogar en México y hasta comienza a establecerse un nuevo grupo de países amigos que intentan empujar las negociaciones, pero nada avanza.
Si se mantiene todo igual -dice Linárez Rodríguez– con los mismos protagonistas y planteamientos, será difícil llegar a elecciones transparentes. Sumado a eso, “los venezolanos están dedicados a su realidad” y no a la política.
Para el politólogo Nicmer Evans, uno de los impulsores del revocatorio contra Nicolás Maduro, pensar en 2024 es también hacerlo en primarias para escoger al mejor candidato por parte de la oposición. Aunque en este momento no visualiza una contienda Maduro-Guaidó, cree que lo mejor es consultar e ir en unidad a esos comicios.
Pero para el coordinador del Movimiento de Venezolanos por el Revocatorio (Mover), es válido pensar en ese 2024 pero no sin agotar mecanismos constitucionales como el revocatorio o incluso la enmienda a la carta magna, lo cual permitiría eliminar la reelección indefinida.
Ya en los sectores opositores se habla de precandidatos como Carlos Prosperi, del partido Acción Democrática. El consultor Seguías apunta a la necesidad de esa unidad opositora que debilitaría al candidato del PSUV.
Operación Mano de Hierro
Otro aspecto que debe cuidar el oficialismo es la fractura que pueda generar la Operación Mano de Hierro. ¿Por qué iniciar esa operación ahora y no antes? Porque hacerlo en 2021 era durante época electoral “y ponerse a aplicar mano de hierro hubiese sido problemático” insiste Seguías, aclarando que con este conjunto de acciones y si logran superar la posible unidad opositora, el chavismo estará más robusto para luchar en todos los niveles.
Hasta ahora lo único cierto es que durante estos dos años no habrá elecciones en Venezuela, un panorama bastante raro en un país acostumbrado a ir a las urnas, independientemente de las condiciones.
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