El sábado 11 de abril, dos miembros de la comunidad warao fueron asaltados mientras pescaban en la laguna de El Bañador, en las riberas del Orinoco, en Anzoátegui. Uno de los miembros del grupo indígena resultó asesinado al tratar de defenderse y el otro sobrevivió.
Juan Beria contó que tras la voz de asalto, recibió un pinchazo en la oreja y le dijo a los hampones que se llevaran el pescado que tenía en la curiara. Mientras tanto, su compañero Merecio intentó defenderse propinandole un golpe a uno de los asaltantes con una canaleta.
«Fue tal hazaña lo que marcó el final de sus días, pues resuelto a no dejar pasar la afrenta, otro criollo lo golpeó con saña en la nuca. Lo sometió de tal forma que pudo amarrarlo, meterle un pedazo de camisa en la boca y luego ahorcarlo con un mecate hasta arrancarle el último aliento de vida», relató al diario Correo del Caroní
Beria dijo que tres días después del asesinato el cuerpo de su compañero seguía en la misma condición y en el mismo lugar donde le fue arrebatada la vida, pues el 14 de abril aún no se había realizado el levantamiento del cadáver porel Cicpc.
Conflicto territorial
Así como Merecio fue atado, Beria también estuvo amarrado de pies y manos, pero un día después del hecho unos cazadores lo rescataron.
«Si no, yo estuviera deshaciéndome, así como está mi compañero», expresó.
Miembros de la comunidad warao denunciaron que los criollos, como denominan a las personas que no pertenecen a grupos indígenas, los atacan con frecuencia.
«No podemos salir a ninguna parte porque los criollos ya nos tienen a azotes por ahí. Andan matando a los muchachos», dijo Carmen Díaz.
Sobre el atraco en el que Merecio murió, Beria y otros waraos creen que se debió a una acción de represalia por haber tenido una mejor pesca que los criollos que también estaban en la laguna.