Dar a luz en Venezuela se ha convertido en un reto en los últimos años debido al estado crítico del sistema sanitario del país, una situación que se ha agravado durante la pandemia por el coronavirus. Las embarazadas aseguran que es todo un reto y que la situación les ha generado mucha angustia en las últimas semanas.
«Ha sido muy difícil porque uno no tiene los controles como son, uno está angustiado todo el tiempo. Los controles no son los mismos, tienes que estar buscando en varios sitios”, afirmó a la Voz de América Katerine Betancourt, a sus 35 semanas de embarazo.
Escarlet Blanco, de 32 semanas, agregó que muchos doctores no les pueden atender, además, considera que es riesgoso salir a la calle por la facilidad que existe de contraer el virus.
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“Ha sido muy complicado, en las cínicas no hay reactivos, no te pueden hacer ningún tipo de exámenes”, expresó.
El médico Jose María Urbina explicó que en Latinoamérica el mayor riesgo que corren las embarazadas es poder cumplir con una alimentación balanceada. Destacó que es una labor que los gobiernos de la región deberían atender.
“Si no se trata de conjugar las medidas que puedan prevenir la enfermedad del coronavirus y permitirte a su vez a la población que obtenga algunos beneficios desde el punto de vista económico para que puedan subsistir, no tendremos la posibilidad de tener niños sanos ni mujeres ni madres sanas, comúnmente los países latinoamericanos tienen ese tipo de problemas en el sector salud”, indicó el especialista.
El personal médico en el país no cuenta con los insumos necesarios para atender las necesidades de los pacientes. El miércoles, enfermeras del Hospital Materno Infantil de Petare protestaron para exigir al régimen atención a sus necesidades.
“No tenemos personal de enfermería suficiente. No tenemos insumos para trabajar. No tenemos un baño, no tenemos agua. Estamos trabajando con las uñas”, afirmó a la VOA Yenni Arteaga, una de las enfermeras de la maternidad.
Los manifestantes resaltaron no solo protestan por la situación de su lugar de trabajo, sino también las circunstancias personales, pues aseguran que el sueldo no les alcanza para comprar comida y han tenido problemas para movilizarse por la escasez de gasolina.