Venezuela celebró el domingo un referendo para consultar a sus ciudadanos sobre la disputa territorial con Guyana y el destino del territorio Esequibo. Hasta ahora, hay muchas lecturas sobre lo ocurrido, no solo en lo geopolítico y jurídico, sino también en lo político y electoral.
Durante la campaña, el gobierno de Nicolás Maduro desplegó una estrategia típica del chavismo, pero sin tanto derroche como en las mejores épocas de la bonanza petrolera, en las que se regalaban cocinas, neveras, lavadoras, comida y más.
En esta oportunidad, las redes sociales, los medios, artistas y cantantes fueron los protagonistas del “5 Veces Sí”. Es decir, cinco preguntas para apoyar, entre otras cosas, el establecimiento del estado Guayana Esequiba, un proyecto que de por sí no es nuevo ni propio del oficialismo.
Sin embargo, en materia electoral, parece que no todo salió como se esperaba. Centros de votación vacíos con poca afluencia de electores y, en su mayoría, personas de la tercera edad, un patrón que se viene repitiendo en los últimos comicios.
Pero, a pesar de ello, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció la noche del domingo una participación de 10.554.320 votantes en el referendo, mientras que la tarde este lunes, su rector, Elvis Amoroso, corrigió y anunció una cifra de 10.431.907.
El lío de las cifras de votación
Para el dirigente opositor, Henrique Capriles, solo votaron 2.110.864 electores, lo que supone una abstención de 89,8% en un censo con 20,69 millones de votantes. Hay explicaciones que apuntan a que las cifras del CNE más bien corresponden a la multiplicación de ese número de votos por el número de preguntas.
En todo caso, la cantidad de votantes está en disputa. Para el analista y director de la firma Datanalisis, Luis Vicente León, los resultados del referéndum no lograron generar la matriz de éxito que buscaba el gobierno, sobre todo en demostrar su maquinaria.
Esto frente a las recientes primarias opositoras en las que la participación superó los 2,5 millones y que dieron como ganadora a María Corina Machado, quien se opuso a la participación en el proceso del domingo.
Pero lo complicado de esto sería el accionar opositor. “El gran dilema que tendrá la oposición ahora es hacer frente a estos nuevos resultados del referéndum, sin debilitar la confianza en el sistema electoral, que servirá también como base a las presidenciales del 2024 donde necesitan que su gente participe activamente”.
Si la oposición se juega generar desconfianza en el árbitro electoral, ”más difícil será movilizar electores opositores a las elecciones presidenciales. Esto representa un fuerte riesgo promotor de abstención, que en otros casos ha sido oro en polvo para el chavismo”.
Las líneas de análisis coinciden. Para el politólogo Daniel Arias, el CNE quedó como un “organismo absolutamente cuestionado” dándole pie a aquellos críticos que pueden pedir ahora una revisión integral del mismo para un cambio de rectores.
“Lo que ocurrió ayer (el domingo) fue una verdadera catástrofe para la posición política del gobierno de Nicolás Maduro e, incluso, le abrió las puertas a muchos de sus enemigos políticos que ahora están pidiendo un nuevo candidato dentro del sector oficialista”.
En el plano de la disputa
La credibilidad de los resultados seguirá en debate, mientras que los nuevos pasos en la disputa están por verse.
Maduro dijo que hará justicia y que ahora sí recuperará el Esequibo, en controversia desde 1840 y con varios hitos como el Laudo de París de 1899, el Acuerdo de Ginebra de 1966, y las últimas acciones de 2015 (ante las Naciones Unidas) y 2018 (ante la Corte Internacional de Justicia), ambas unilaterales de Guyana.
Pero ni Maduro ni el equipo defensor, encabezado por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, han indicado cuáles serán los pasos a partir de ahora, especialmente cuando en abril la Corte debe dar un pronunciamiento sobre el referendo.
“Debemos asumir que esta enorme derrota política va a exigir al gobierno se lance de lleno a cualquier tipo de aventura político-militar con tal de sacarse esta derrota”, insiste el politólogo Daniel Arias.
Por su parte, el presidente de Guyana, Irfaan Ali, aseguró que no hay nada que temer tras el referendo. Incluso, ese mismo día, en las calles de su país se desplegó una campaña en defensa de lo que consideran su territorio.
«Essequibo belongs to Guyana (El Esequibo le pertenece a Guyana)», se leía en las calles.
«Nuestra vigilancia será máxima, pero estamos trabajando sin descanso para garantizar que nuestras fronteras permanezcan intactas y que la población y nuestro país sigan estando seguros», insistió Ali, quien aprovechó la COP28 para hablar con su homólogo cubano para pedirle mediar en la situación.
Otro país que está involucrado es Brasil, no solo porque hace frontera con ambos Estados, sino porque aparentemente apuesta por la estabilidad. Este lunes, Brasilia afirmó que continúa conversando a alto nivel con las autoridades de Venezuela y Guyana a la espera de una solución pacífica en su disputa por 160.000 kilómetros cuadrados. Un territorio además rico en petróleo, gas y minerales.
«Estamos hablando en alto nivel con los dos países y esperamos que la solución de esa situación sea pacífica», afirmó la secretaria para América Latina del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Gisela Padovan, en declaraciones a periodistas en Río de Janeiro.
La diplomática se abstuvo de comentar el resultado de la consulta realizada el domingo en Venezuela y en la que la gran mayoría de los venezolanos respaldó la anexión de esa zona al mapa venezolano. «Eso es un asunto interno de Venezuela. Tanto es así que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) no se pronunció sobre el plebiscito sino sobre cualquier medida que altere la actual situación», afirmó Padovan.
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