VENEZUELA

El procurador rechaza señalamientos en su contra y dice que son falsos

por José Gregorio Meza @josegremeza José Gregorio Meza @josegremeza

El procurador especial de la República, José Ignacio Hernández, aclaró a través de una carta enviada a la redacción, lo que calificó como “afirmaciones injuriosas” hechas por Carlos Ramírez en unos artículos publicados en El Nacional.

“No se trata de una situación aislada”, indicó.

Desmintió estar relacionado con un caso criminal que se sigue en Ginebra, por supuestos hechos de corrupción en Pdvsa.

“El señor Ramírez ha empleado su columna de opinión en El Nacional para hacer señalamientos en mi contra poco veraces –e incluso falsos- que perjudican mi honra y reputación”, recalcó.

A continuación el texto íntegro de la carta, dirigida a Elías Pino, editor adjunto.

Doctor Elías Pino Director de El Nacional Presente.-

Estimado Dr. Elías Pino:

Tengo a bien dirigirme a usted en la oportunidad de hacer referencia al artículo de opinión firmado por el señor Carlos Ramírez en El Nacional el día de hoy: Luisa Ortega, operación secreta de salvamento.

En ese artículo el señor Ramírez realiza diversas afirmaciones injuriosas en mi contra, que resultan –todas ellas- falsas.

No se trata de una situación aislada. En su columna de El Nacional, el señor Ramírez ha venido imputándome diversas supuestas faltas, en relación con un caso criminal que se sigue en Ginebra por supuestos hechos de corrupción de PDVSA. Asimismo, me ha señalado por mi participación como testigo experto independiente de Derecho Venezolano en un caso en Miami, en el cual PDVSA –fraudulentamente- intentó demandar a diversas empresas y personas por supuestos daños patrimoniales –algunas de las cuales están investigadas, aparentemente, en Ginebra.

Cabe acotar que desde mayo pasado mantuve comunicación fluida con el  señor Ramírez en relación con el caso de Ginebra. Las conversaciones se fracturaron cuando el señor Ramírez me pidió que le asignara la representación judicial para actuar en el caso de Ginebra, petición que no podía aceptar pues, entre otras razones, el señor Ramírez no puede ejercer en Suiza.

En todo caso, como señalé, en su citado artículo el señor Ramírez realiza diversas afirmaciones que son falsas. Así:

1.- Afirma el señor Ramírez que yo he tenido relación con los señores Francisco Morillo y Leonardo Baquero. Eso es falso. No los conozco, ni he tenido relación  alguna con ellos ni con sus abogados. En el juicio de Miami no actué como testigo experto promovido por esos señores, sino por los Despachos de Abogados de algunas de las empresas demandadas. En concreto, quien me contrató como testigo experto fue uno de esos Despachos, no los señores Morillo y Baquero. Toda esta información, por cierto, es de público acceso.

2.- Afirma el señor Ramírez que “abogados de Morillo y Baquero le llevaron al procurador, doctor José Ignacio Hernández, copia de la acusación que se tramitaba en Ginebra y le pidieron que les ayudara”. Eso es falso. Como dije, nunca me reuní con abogados de esos señores, ni recibí nunca copia de esa acusación. Los materiales que examiné para redactar mi experticia están listados en ésta, y no incluyo esa acusación, que por lo demás, no he leído.

3.- Dice el señor Ramírez: “Hernández lo hizo, pero a través de Luisa Ortega Díaz, por ello nos sacaba el cuerpo y desatendió nuestra petición de que se apersonara en el juicio para impedir el robo y para castigar a los ladrones”. Esto es falso. No he hablado con Luisa Ortega Díaz acerca de este caso: ni antes ni ahora.

4.- Dice el señor Ramírez: “Luisa Ortega tenía copia sin ser parte, se la dio el doctor José Ignacio Hernández, quien la obtuvo de sus clientes Reinaldo Morillo y Leonardo Baquero. Y digo “sus clientes” porque ellos le contrataron y pagaron honorarios a él y al doctor Rafael Badel Madrid para actuar como expertos en este mismo juicio”. Esto es falso. Ya expliqué que no he actuado como abogado: solo actué como experto independiente. Además, no fui contratado por los señores Morillo y Baquero. Mi contratación se dio a través de uno de los Despachos de Abogados que representaba a una de las empresas en ese caso. No tengo copia de la acusación de Ginebra, con lo cual, no se la he dado a Luisa Ortega Díaz, con quien nunca he hablado de este caso –ni antes, ni ahora. Mi opinión, además, no versó sobre el fondo de esa controversia, sino únicamente, sobre el Acuerdo dictado por la Asamblea Nacional que cuestionó la demanda fraudulentamente intentada en Miami.

Resta por señalar que en relación con el caso de Miami, el Tribunal optó por desestimar la demanda, y de ello informé a la Comisión Permanente de Contraloría, solicitándole que iniciara una investigación por noticia criminis, lo que la Comisión hizo a los pocos días. Además, he prestado apoyo a la Asamblea Nacional para que intervenga en la investigación de Ginebra, intentando desplazar a los ilegítimos apoderados de PDVSA, pero requiriendo que en todo caso la investigación se mantenga abierta. El señor Ramírez vuelve a mentir en su artículo en este sentido, al sugerir que nuestra intención solo ha sido cerrar la investigación.

La opinión en la prensa y medios de comunicación es una herramienta fundamental para la democracia al fortalecer el control sobre quienes ejercen el Gobierno. Como dijo Francisco Javier Yanes: “el fundamento de todo gobierno representativo es la opinión pública”. Pero este fin se pervierte cuando artículos de opinión se emplean para divulgar mentiras que además, se dirigen a ocasionar daños morales, como sucede con el            señor   Ramírez,                 quien            en                       anteriores      ocasiones  (Esto es una mala noticia) ha empleado su columna de opinión en El Nacional para hacer señalamientos en mi contra poco veraces –e inclusos falsos- que perjudican mi honra y reputación. En estas condiciones, no se trata de columnas de opinión, sino de columnas de destrucción, todo lo cual –insisto- impide que la opinión pública cumpla el rol que le corresponde en todo gobierno representativo.

Reiterándole mis muestras de estima y consideración, muy cordialmente,

José Ignacio Hernández G.