Son 12 los delitos por los que fue sentenciado Héctor Rusthenford Guerrero Flores, mejor conocido como El niño guerrero, cabeza de la organización criminal Tren de Aragua cuyo centro de operaciones está en la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua en el centro de Venezuela, y cuyo accionar se ha extendido por América Latina.
Con 38 años, Guerrero paga una condena de 17 años, 2 meses y 2 días por los delitos de homicidio intencional, fuga de detenidos, aprovechamiento de cosas provenientes del delito, falsificación de documentos, ocultación ilícita de arma de fuego y ocultación de municiones ocultamiento de arma de guerra y asociación para delinquir.
También por usurpación de identidad, tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas en la modalidad de distribución y ocultamiento, tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas en la modalidad de ocultamiento, aprovechamiento de vehículo proveniente del robo y hurto, cambio ilícito de placas de vehículos automotores.
La sentencia está signada bajo el número 151, con fecha del 30 de octubre de 2017, y estableció Tocorón como centro de reclusión, aunque ya Guerrero estaba en el penal desde 2013 cuando fue recapturado debido a que un año antes se había dado a la fuga del mismo centro.
Niño guerrero no fundó la organización, pero ahora es la cabeza del grupo que tiene operadores en Chile, Perú, Bolivia, Brasil y Colombia. No solo en la frontera con Venezuela, en el sector La Parada, sino que ha llegado hasta Bogotá, demostrando lo sanguinario del grupo en los recientes crímenes cometidos en la capital colombiana.
El Tren de Aragua fue fundado en 2013 por José Álvarez Rojas, alias «el Chino Pradera”, muerto en 2016 durante un enfrentamiento con la policía.
A los 21 años, Guerrero asesinó al policía Oswaldo Castillo y ahí comenzó su ascenso en el mundo criminal.
«A partir de 2012 se convierte en un pran (delincuente que manda dentro de la prisión), una mente criminal fructífera”, le dijo a EL TIEMPO Luis Izquiel, abogado penalista y profesor de criminología de la Universidad Central de Venezuela.
Izquiel explica que la banda criminal, que cuenta con unos 2.500 miembros, podría ser en este momento la mayor organización delictiva de Latinoamérica y que su peligrosidad y crímenes sanguinarios radican en que nace y se maneja desde las cárceles, probablemente con la colaboración de funcionarios del Estado.
Luego de un año fugado, en 2013, Guerrero fue ubicado en la población de Acarigua y se determinó que había escapado con ayuda del director de la cárcel, quien habría recibido 500.000 bolívares de ese momento.
El Niño Guerrero, quien estuvo involucrado sentimentalmente con la modelo venezolana Jimena Araya, alias Rosita y quien ahora es DJ en Perú, no solo tiene ingresos económicos fuera de la cárcel, también dentro.
Se estima que anualmente recibe 2.000.000 de dólares solo por ingreso del pago de la “causa”, una tarifa que cada preso debe cancelar al jefe de la cárcel por su estadía.
Izquiel recuerda que en Tocorón -con capacidad para 750 personas- hay unos 6.000 reclusos que cancelan 20 dólares mensuales a Guerrero. Sin ese pago, no se les garantiza la vida.
En esa cárcel -una de las más pobladas- se vende droga y alcohol. Hay restaurantes y bodegas y desde allí se maneja la extorsión, el robo y el secuestro.
Las operaciones del Tren de Aragua
Fuera de la prisión, el Tren de Aragua se encarga de ejecutar varios delitos, a los que se le suman los corredores de narcotráfico en el estado Sucre hacia las islas del Caribe, el control de las minas de oro en el sur de Venezuela y la trata de personas por las fronteras de Colombia y Chile, sentencia Izquiel.
El Tren de Aragua, además, tiene una fundación benéfica llamada “Fundación Somos el Barrio JK”. A través de ella, recibe recursos para “ayudar a las comunidades” en el mantenimiento y actividades recreativas.
“Lo ideal sería la colaboración de la policía de Colombia y del sistema de justicia venezolano y entre países latinoamericanos”, sugiere Izquiel, quien se ha encargado de estudiar las bandas criminales en el país.
También cree que con la llegada de Petro se abre una puerta para que haya colaboración de Maduro en torno a este tema.
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, también acusó a un delincuente llamado Giovani, quien supuestamente sería aliado de Guerrero, pero hasta ahora no se tiene registros de ese delincuente.