Alberto Paniz Mondolfi, un médico venezolano que vive en Estados Unidos desde el 2019, actualmente se dedica a investigar por qué el coronavirus, que ataca muy poco a los niños, enferma mucho a un pequeño grupo de ellos. Además, cuando el covid-19 afecta a menores de edad, casi siempre lo hace en negros o latinos.
Paniz Mondolfi, de 43 años de edad y padre de dos niños, es profesor asistente de patología y medicina molecular y celular en la Facultad Icahn de Medicina del hospital Mount Sinai. Nació en Venezuela, pero pasó mucho tiempo de su infancia en Kenia, donde su padre era embajador, y fue allí donde surgió su fascinación por el universo microbiano.
Carrera en Venezuela
En Venezuela, trabajó con el científico Jacinto Convit, pionero en la investigación de la lepra. En 2018, Paniz Mondolfi y su equipo estuvieron entre los primeros en Venezuela en identificar el virus Madariaga, un patógeno transmitido por mosquitos que puede causar infecciones cerebrales mortales.
Paniz Mondolfi contó al New York Times que cuando trabajó en Venezuela le tocó vivir experiencias muy duras, y descubrió casos médicos fascinantes.
Cuando llegó el zika, el país ya atravesaba una crisis económica y política, por lo que tuvo que atender a 400 pacientes diarios con un presupuesto reducido.
“Era emocionalmente desgastante ver a esos bebés estallar en convulsiones y no ser capaz de darles tratamiento. Ningún padre merece vivir una situación como esa”, dijo.
Agregó que para ese momento tenía un hijo recién nacido, por lo que ordeñaba las vacas y cabras de su suegro para alimentar a su hijo. “No había electricidad en todo el país. No había agua. Era terrible”, recordó.
Para operar su laboratorio, Paniz Mondolfi, que a duras penas podía mantener a su familia, tuvo que contrabandear los materiales que usaba. Sin embargo, junto a sus estudiantes logró publicar más de una decena de artículos durante el brote, entre ellos el primero que describió la transmisión del zika a través de la leche materna.
Fue a raíz de esa investigación que el médico se vio en la necesidad de salir del país. El régimen tomó el descubrimiento como un llamado de atención sobre las dificultades que tiene su país con el resurgimiento de las infecciones endémicas, y lo interpretaron como parte de una conspiración.
Explicó que comenzó a recibir amenazas anónimas por teléfono y redes sociales. “O me iban a matar o me iban a meter en la cárcel”, dijo.
Investigación sobre el coronavirus
Su experiencia en Venezuela le sirvió para poner particular atención en los efectos del coronavirus en los niños, una vez que la pandemia llegó a Nueva York.
Aunque el coronavirus y el dengue son diferentes en muchos aspectos, Paniz Mondolfi notó varias similitudes. Ambos virus se dirigen a las células endoteliales, que recubren los vasos sanguíneos, por lo que el médico se preguntó si el covid-19 podría desarrollar también la enfermedad de Kawasaki.
Paniz Mondolfi comenzó a tratar a una pequeña cantidad de niños gravemente enfermos, la mayoría de los cuales se habían infectado con covid-19 en las semanas previas. La afección recibió el nombre de síndrome inflamatorio multisistémico en niños que genera dolor abdominal intenso, fiebre alta, vómitos, diarrea y, a veces, erupciones cutáneas u ojos inyectados en sangre.
Para el 3 de septiembre de 2020, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades habían recibido informes de 792 casos de MIS-C en los Estados Unidos y 16 muertes. De esos casos, más de 70% han sido niños negros o latinos. Un estudio reveló que la tasa de hospitalización de niños negros con covid-19 es cinco veces mayor que la de niños blancos, y la tasa de niños latinos es ocho veces mayor.
El médico venezolano se preguntó: ¿podría existir algo que haga que estos niños corran un mayor riesgo de desarrollar MIS-C cuando contraigan el coronavirus? Sospecha que el problema es multifacético y otros investigadores están de acuerdo con esa hipótesis.
Tampoco descarta la posibilidad de que esa susceptibilidad tenga un componente genético. Paniz-Mondolfi y su equipo están diseñando estudios genéticos para determinar si esto es lo que ocurre con el MIS-C.
Paniz-Mondolfi dijo que espera que, al identificar los factores de riesgo, los médicos puedan prevenir el MIS-C, o al menos lograr que sea más tratable. Luego, los médicos podrían monitorear de cerca a los niños considerados de alto riesgo y brindarles antes la atención que necesitan.