El exteniente venezolano Ronald Ojeda dejó un inédito diario de casi 200 páginas donde plasmó todas las vivencias que experimentó previo a su desaparición. Así lo dio a conocer su hermano, Javier Ojeda.
El hermano del exteniente fallecido reveló que Ronald dejó un diario autobiográfico de 185 páginas, en el que documentó sus vivencias antes de su desaparición y a las que tuvo acceso La Tercera.
En este inédito relato, Ojeda narró el traumático secuestro que sufrió el 25 de marzo de 2017. Para entonces fue arrestado en Venezuela bajo acusaciones de traición al régimen de Nicolás Maduro.
Describió allí que, desde su guardia en el estado de Apure hasta ser trasladado a un aeropuerto abandonado, comenzaron las torturas. Los tratos eran por parte de agentes de la Dirección General de Contrainteligencia Militar venezolana. Luego, el teniente comentó que lo subieron a un avión para trasladarlo hasta Caracas.
Lo primero fue una patada en la cabeza. Abrían la puerta del avión, amenazando con lanzarlo. Le rociaron gas pimienta en el rostro, y luego lo asfixiaron con una cuerda amarrada a su cuello.
«Los cuartos oscuros y celdas aisladas tienen como fin dominar tu mente. Llevarte al conflicto interno para asumir la autoculpa, el autoseñalarte como victimario; decirle al sistema que aceptas lo impuesto como flagelo por el pecado cometido”, escribió.
Ojeda plasmó sesiones de tortura brutal, incluyendo golpes, asfixia, descargas eléctricas y simulacros de ejecución. Esto, mientras era interrogado sobre presuntos planes de golpe militar.
«Las descargas eléctricas se convierten en una práctica rutinaria al momento de hacerte hablar. Comienzan con leves sesiones, que aumentarán progresivamente dependiendo el grado de información que le suministres. (…) La asfixia mecánica y golpes con barras metálicas envueltas en esponja es para demostrarte que la ley allí no existe».
También detalló cómo era colgado de una pared durante horas, o que le sumergían la cabeza en un balde con agua “para que hablara y dijera algún testimonio que ellos querían que repitiera”.
Su escape de Venezuela y la continua persecución por parte de la Dgcim son también detallados en su diario.
«Sesiones interminables donde ataban los cables a los extremos de mis orejas, en los dedos meñiques de las manos, en los tobillos. Rociaban la capucha negra con agua, para evitar que entrara oxígeno”, añadió.
El diario de Ojeda, un legado
El testimonio de Ojeda, que sostiene su inocencia hasta el final, arroja luz sobre los abusos de poder y las violaciones a los derechos humanos perpetrados por el gobierno de Maduro. Sus palabras resuenan como un grito de alerta sobre la realidad que enfrentan aquellos que osan desafiar la tiranía.
El trágico destino de Ronald Ojeda, plasmado en su propio diario, sirve como un recordatorio de los peligros que enfrentan quienes luchan por la libertad en contextos de opresión política.
Su hermano manifestó que su legado, marcado por el coraje y la resistencia, perdurará como un símbolo de la lucha por la justicia y la dignidad humana.
Hallazgo del cadáver
Tras nueve días de angustiosa búsqueda, el cuerpo del exmilitar fue encontrado descuartizado dentro de una maleta, enterrado bajo una estructura de cemento en una toma de agua en Maipú, Chile.
La Policía de Investigación de Chile (PDI) y la fiscalía, encargadas del caso, revelaron los horrores que vivió este exmilitar de 32 años de edad, cuyo móvil de secuestro aún no está completamente esclarecido.
El fiscal Héctor Barros conduce una investigación que apunta a descartar motivaciones políticas en la desaparición de Ojeda. Un menor de 17 años, de nacionalidad venezolana, se encuentra detenido por posible participación en el secuestro con homicidio. Mientras que otras dos órdenes de arresto están pendientes de ejecución.
En una audiencia de control de detención, llevada a cabo en el Tercer Juzgado de Garantía de Santiago, se decidió ampliar el plazo de investigación. Además, se programó la formalización del único imputado hasta el momento para el próximo lunes. Barros confirmó que la muerte de Ojeda ocurrió entre 7 y 10 días antes del hallazgo.
El subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, expresó su pesar por el acontecimiento y extendió sus condolencias a la familia, calificando el suceso como un acto de «criminalidad extrema».
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