El Ejecutivo de Venezuela ha guardado silencio este viernes en su reclamo por el Esequibo, el territorio en litigio con Guyana, una causa que acaparó el discurso del chavismo en las últimas semanas. Esto con anuncios estridentes y palabras altisonantes, y que prácticamente no fue mencionaron este viernes en el discurso gubernamental luego de la reunión de ayer entre los mandatarios de ambos países.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, no tuvo apariciones públicas durante la jornada, tiempo en el que el canal estatal VTV también rebajó los términos y la propaganda anexionista, exacerbada desde el 3 de diciembre, cuando la mayoría de personas que votaron en un referendo unilateral aprobaron agregar a Venezuela la zona disputada, bajo control de Georgetown.
Luego del encuentro en San Vicente y las Granadinas de Maduro con su homólogo guyanés, Irfaan Ali, -auspiciado por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)- el Ejecutivo habla de «triunfo de la paz» y «victoria de la diplomacia», sin mencionar los planes de días atrás, que incluían el otorgamiento de licencias para la explotación petrolera en el Esequibo.
Así se empieza a cumplir el acuerdo bilateral suscrito el jueves, con el que las partes se comprometieron a no amenazarse mutuamente ni usar la fuerza en ninguna circunstancia relacionada con este litigio que, insistió Guyana, está en manos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), pese al rechazo de Caracas.
Suspenso y silencio
Luego de una semana de consultas, el Parlamento debía aprobar el miércoles pasado la ley de anexión de la Guayana Esequiba como nuevo estado del país, según lo aprobado en el referendo. Pero, pese a la promesa de tener lista la legislación, los diputados chavistas dejaron de hablar de este proyecto, al menos en las últimas 72 horas.
Entre las acciones más sonadas de Venezuela destacan la entrega de nacionalidad a los esequibanos y la puesta en marcha de un gobierno remoto para este territorio, así como de una división militar, ambas instancias con sede en la localidad de Tumeremo, a unos 100 kilómetros del punto en el que empieza el territorio disputado.
Al respecto, el Servicio de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) explicó que en esa localidad se han hecho jornadas para la entrega de cédulas a lugareños, sin reportar, por ahora, la primera entrega de nacionalidad a alguien que venga de fuera de las fronteras incuestionables del país.
Asimismo, la autoridad única designada por Maduro para esta zona, el general Alexis Rodríguez Cabello, visitó la localidad de San Martín de Turumbáng, la más cercana al Esequibo, donde el gobierno prevé construir unas 120 casas para familias locales y asentar una oficina en la que se puedan gestionar los beneficios de los numerosos programas sociales.
La causa por el Esequibo sigue
Pese al silencio, la apuesta de Venezuela por anexionarse los 160.000 kilómetros cuadrados en disputa parece avanzar en pequeñas acciones dadas a conocer este viernes. Entre ellas está la continuidad en la distribución del nuevo mapa nacional, donde la «zona en reclamación» la muestran como parte íntegra del territorio. Esto despojaría a Guyana de dos tercios de su superficie.
Por ejemplo, la Embajada de Venezuela en Bolivia develó el «nuevo mapa» en su oficina, la misma cartografía que han instalado en las instituciones venezolanas en los últimos días y que hoy fue menor.
Asimismo, según el presupuesto estatal de 2024, al que EFE tuvo acceso hoy, habrá una partida de casi 680 millones de dólares para «incrementar la capacidad logística, operacional y de infraestructura» de Venezuela «en la zona limítrofe» con el Esequibo.
El gobierno también destinará, entre otras cantidades menores, casi 30 millones de dólares en «recopilar pruebas históricas, jurídicas, geográficas y políticas» sobre esta controversia y poco más de 40 millones en «establecer diálogos con Guyana», que se prevé que continúen en los próximos tres meses.
Esto revela que, pese al reciente silencio, que viene a rebajar la tensión, como acordaron ayer Maduro y Ali, la pretensión de Venezuela sigue latente, con una previsión de recursos para «defender» un área que, ha insistido, le «pertenece».