El gobierno estadounidense de Joe Biden endureció este lunes las restricciones al derecho a solicitar asilo en la frontera con México anunciadas en junio, cuando falta poco más de un mes para las elecciones presidenciales.
Hace tres meses el gobierno demócrata autorizó cerrar la frontera con México a los migrantes que solicitan asilo cuando haya más de 2.500 cruces irregulares en el promedio de siete días. Podía reabrirse cuando la cifra bajara de 1.500 en ese mismo lapso.
A partir de este martes, el promedio para abrir la frontera aumenta a «28 días naturales consecutivos», es decir incluyendo los fines de semana y festivos, informó el departamento de Seguridad Interior (DHS) en un comunicado.
Las autoridades incluirán en el número de cruces a «los niños no acompañados procedentes de países no contiguos», lo cual aumentará la probabilidad de que las cifras superen el tope.
Solo los contará puesto que las restricciones migratorias no se aplican a los menores de edad que viajan solos. Tampoco a las víctimas de «una forma grave de tráfico» de personas, los migrantes con un visado y aquellos que lleguen a un puerto de entrada mediante una vía legal, como la aplicación móvil CBP One.
Las asociaciones de defensa de los migrantes interpusieron una demanda contra el decreto en junio y este lunes han vuelto a poner el grito en el cielo.
«Ilegal»
«Esta norma es ilegal», afirma Omar Jadwat, un directivo de la poderosa Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), en un comunicado.
«El estatuto de asilo promulgado por el Congreso reconoce que las personas que huyen del peligro no deben verse obligadas a esperar e intentar conseguir una cita para solicitar asilo», añade.
La migración irregular es uno de los temas centrales de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, que disputan el expresidente republicano Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris.
Trump, de 78 años de edad, amenaza con expulsiones masivas de migrantes si recupera las llaves de la Casa Blanca.
Pese a su retórica antimigrante los votantes parecen confiar más en él que en Harris para abordar la migración ilegal, según las encuestas.
Para contrarrestarlo la vicepresidenta, de 59 años, prometió reforzar la seguridad y reformar «un sistema migratorio roto», durante un viaje el viernes a la frontera con México.
Proclive a las exageraciones, Trump asegura que Biden y Harris han permitido que «21 millones de migrantes ilegales entren en el país de todas las partes del mundo».
En realidad desde que Biden fue investido en enero de 2021 las autoridades han interceptado a diez millones de migrantes y solicitantes de asilo en total, de los cuales casi ocho millones y medio que intentaban cruzar por la frontera con México, según la patrulla frontera estadounidense.
Esta cifra no representa el número de cruces reales porque algunos migrantes lo intentan varias veces.
Desde junio el gobierno de Biden se muestra bastante satisfecho con la caída en los cruces fronterizos: 107.503 en agosto por la frontera sur en comparación con más de 300.000 en diciembre pasado.
Menos cruces en la frontera con México
Entre el 5 de junio y el 31 de agosto el número de cruces bajó «más de 55%» y el promedio de 7 días «ha disminuido a menos de 1.800» por día, informó este lunes el DHS en un comunicado.
Se ha expulsado o repatriado a más de 121.000 personas entre esas fechas, especifica.
El secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, estima no obstante que las restricciones «no sustituyen la acción del Congreso».
«No podemos proporcionar los cambios sistémicos mayores y más duraderos que el sistema migratorio roto de Estados Unidos necesita desesperadamente, porque solo el Congreso puede hacerlo», recalcó en un comunicado.
Biden y Harris acusan a Trump de haber boicoteado un proyecto de ley bipartidista que permite restringir el flujo de migrantes y aumentar los agentes fronterizos. El ala dura de los republicanos lo sentenció a muerte por considerarlo demasiado flojo.
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